¿Quién se hace cargo de las muertes evitables?

El dilema economía vs salud queda más presente que nunca en la lucha contra el coronavirus. Los dueños del capital no quieren resignar ganancias aun a costa de la vida de mucha gente. 

05 de abril, 2020 | 00.05

La cerrada defensa que hacen de su propiedad y su renta los agentes económicos más poderosos de la Argentina, en el marco de la pandemia global, induce a pensar que en ese sendero están dispuestos a sacrificar vidas aumentando el número de infectados con tal de que se prosiga con el orden económico vigente y se levante la cuarentena.

Si, tal como lo afirman las fuentes oficiales, el aislamiento es la única vacuna existente y la disposición de cuarentena temprana viene siendo exitosa contra la propagación del virus; ¿por qué levantarla o flexibilizarla a mediados de abril cuando se estima el pico de la epidemia en mayo? Convergen sin duda la presión del bloque primario-financiero, beneficiado durante el macrismo, con el temor a que los costos del freno a la actividad se descarguen sobre los sectores de ingresos medios sino se adoptan medidas profundas de regulación en el terreno económico.

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El Gobierno cavila procurando ponderar adecuadamente el mal menor. Es claro que el neoliberalismo es indiferente a los daños humanos de su modelo de acumulación, pero difícilmente un gobierno peronista pueda legitimarse con los mismos. El dilema es serio y la resolución no es fácil.

La tenaz defensa de la renta experimentada en los últimos 40 días se jalona en:

-El fallido paro de la patronales agropecuarias frente a la suba de los derechos de exportación

-Los despidos y suspensiones de trabajadores por parte de empresas de primera línea, forzando un efecto demostración contra el Gobierno por los perjuicios provocados por la cuarentena

-El cacerolazo seguido de una propuesta de rebaja del 30% de los salarios públicos frente al planteo del Presidente de disminución de beneficios empresarios en el actual contexto

A este cuadro de reacciones concretas se le agregan dos hechos trascendentes más que surcaron la semana:

-El fuerte debate irresuelto sobre el rol de interés público del sistema sanitario en su conjunto, integrando los tres subsistemas: estatal, obras sociales y privado.

-El carácter de servicio esencial que tiene la provisión de efectivo y las transacciones bancarias a cargo del sistema financiero quedó evidenciado con dramatismo el último viernes, cuando los más desprotegidos se agolparon en las sucursales, mayoritariamente de bancos públicos, procurando percibir los subsidios y beneficios que les corresponden. Los banqueros privados se presentan al margen de la emergencia, se han negado a prorrogar vencimientos, recortar financiamiento, desembolsar créditos y no ofrecen bocas de atención que permitan descomprimir la demanda del público, -esencialmente del más vulnerable- para cobrar los subsidios definidos por el Gobierno. 

Con las familias dueñas de la Argentina y sus socios extranjeros actuando para no ceder un ápice de sus privilegios en un contexto de gravedad extrema, el riesgo de impacto de la recesión sobre los segmentos de ingresos medios y la pérdida de ingresos de subsistencia de los más vulnerables va en aumento.

El Gobierno deberá tomar decisiones y optar más temprano que tarde. El llevar la crisis intentando minimizar costos en salud e impactos económicos puede ser correcto en el inicio, pero con el despliegue del virus ese sendero se angosta y las acciones deben ser más definidas.

Una ruptura de la cuarentena decidida por presión del “mercado” puede exponenciar la propagación del virus y que los muertos se cuenten por decenas de miles, decesos muchos de ellos evitables en el marco de un aislamiento protectivo que impida el desborde el sistema sanitario.

Atravesamos un tiempo en que a escala planetaria se ha puesto en discusión la asignación de recursos por parte del sector privado en los bienes esenciales a la condición humana: salud, vivienda, alimentos y energía. El virus esfumó al “mercado” y los poderosos procuran reinstalarlo sin medir costos humanos.

La Argentina puede estar a la vanguardia de la corriente mundial colocando al Estado como redistribuidor social, como lo hicimos durante el mejor ciclo de gobierno desde los tiempos Perón: el de Néstor y Cristina entre 2003 y 2015. Sólo así habremos vuelto mejores.

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Roberto Feletti

Actualmente es secretario administrativo del Senado de la Provincia de Buenos Aires. Desde 2015 hasta 2019 se desempeñó como secretario de Economía y Hacienda del Municipio de La Matanza. Anteriormente ha ocupado diversos cargos y funciones, entre los que se destacan: diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja (2011-2015);  viceministro de Economía de la Nación (2009-2011); vicepresidente del Banco de la Nación Argentina (2006-2009); ministro de Infraestructura y Planeamiento de la Ciudad de Buenos Aires (2003-2006) y presidente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires (200-2003). Además es docente en la materia Administración Financiera en la Universidad Nacional de Moreno, tarea que ha desarrollado en otras universidades.