#NiUnaMenos: Crónica de una multitud anunciada

04 de junio, 2015 | 07.00

El 10 de junio de 2013 Ángeles Rawson se levantó, se cambió, fue a su clase de gimnasia y se dispuso a ir a almorzar a su casa como cualquier día normal. "Voy a comer y vuelvo", le dijo a sus amigas. No volvió. Un viernes 13 de marzo Daiana García se levantó, salió de su casa y se dispuso a ir a cenar con una amiga con quien ya habían hecho planes horas antes. "Voy en auto, me llevan", le escribió. Nunca llegó. Un domingo 28 de diciembre, Lola Chomnalez, quien tenía como sueño viajar por el mundo al terminar el colegio, se levantó y le pidió permiso a su madrina para ir a caminar por la playa. Nunca pudo cumplir su sueño. Como ellas, miles de mujeres mueren en el país por femicidios y la falta de datos oficiales y políticas de género no ayuda a terminar esta realidad.

El 3 de junio de 2015, las que se levantaron no fueron ellas. Ellas ya no pueden y hoy fue el turno de miles de hombres y mujeres que decidieron alzar banderas y reclamar #NiUnaMenos: que no haya más chicas que no puedan cumplir su sueño de viajar, que no haya más chicas que no vuelven a sus casas, que no haya más femicidios en Argentina.

Miércoles 3 de junio de 2015. El reloj marca las 17 y las cercanías al Congreso de la Nación ya están colapsadas. Una multitud de mujeres, hombres, jóvenes, niños y niñas intenta acercarse a Callao y Rivadavia. Hay pocas canciones pero nada de silencio, muchos aplausos, cientos de pancartas y muchísimos grupos de personas que, aunque lo esperaban, se muestran sorprendidos por la multitudinaria movilización.

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Ni Una Menos
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"¿Sabías qué? En la facultad no te pasaban falta si decías que venías acá", le cuenta una chica a su abuelo en medio de la calle mientras el hombre le responde "Hay que reconocer los avances, en mi época ni se hablaba de violencia de género y ahora te dejan faltar" provocando la sonrisa de la muchacha. Pocos pasos adelante una mujer alza a su hijo en brazos y asegura que lo llevó "para que aprenda de chiquito a qué cosas no se tiene que acostumbrar".

Ni Una Menos Evita
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El paso es lento, difícil. Caminar a Callao y Rivadavia parece misión imposible y hasta el tráfico de la 9 de Julio en plena hora pico suena bien en este escenario, pero el paisaje es único y homogéneo: todos piden por lo mismo, tiran para el mismo lado, tienen carteles que cuentan que "si te pega, no te quiere", que "no importaba el largo de la pollera de Melina" y no se olvidan de rememorar a las víctimas de violencia de género mientras piden que no pase nunca más. Los famosos que normalmente se ven sólo por televisión aparecen en la escena cotidiana y Moria Casán, Flor de la V, Soledad Silveyra y varios más recorren las calles como cualquier otro ciudadano bajo la misma lucha, el mismo reclamo y mismo sol.

Ni Una Menos
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¿Carteles políticos? hay, pero nadie se adueña de la consigna o, cuanto menos, esa no es la idea general. Cerca del escenario, un grupo de diputados y senadores aprovecha la cercanía para sumarse a la iniciativa y también dar el presente pero la movilización queda exenta de toda grieta y toda división. Hoy todos están por lo mismo, hoy todos visten el mismo color.

Ya son las 8 de la noche. Comienza a oscurecer y la multitud no cesa, desde cualquier ángulo y en cualquier dirección la calle continúa repleta. La policía no se anima a decir un número preciso de gente pero asegura: "A lo que se te ocurra, agregale seis ceros más" mientras intenta pasar por un mar de personas que reclaman justicia. Una moto tarda 10 minutos reloj en hacer una sóla cuadra: "No, no estoy exagerando, los conté" le aclara a quien lo escucha al otro lado del teléfono.

Ni Una Menos
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Sobre Rivadavia, frente a la Plaza de los dos Congresos, la familia de Silvia y Yamila Rosso, dos víctimas de violencia de género asesinadas por su vecino –quien las acosó durante 10 años-, reparten volantes con la cara del asesino y piden que su caso se haga notar. "No entendemos por qué a veces hay casos con muchísima repercusión en donde ofrecen recompensa por la captura al instante, como el caso del taxista violador y otros como el nuestro en donde la justicia ni nos atiende el teléfono. Hay que cambiar esto: hay que fijarse quiénes son los que están en la justicia porque hoy en día sólo hay ñoquis que ni siquiera saben tratar con víctimas cuando ellas realizan una denuncia", aclara Mauricio Casas, hijo y medio hermano de las víctimas.

Más adelante, carteles con la cara de Melina, de Ángeles y de Daiana tiñen las calles de recuerdo. Sin embargo, al costado, cientos de personas acompañan esas fotos con la consigna"#NiUnaMenos" para que, a partir de ahora, no haya que seguir reclamando, no haya que seguir llenando plazas; no haya un motivo más: y que no falte ni una menos.