Desde que el año pasado una iniciativa de la ONU empezó a vigilar las fugas de metano de las infraestructuras de petróleo y gas, ha emitido 1.200 alertas a gobiernos y empresas.
Sin embargo, sólo 12 de esas alertas -apenas el 1%- recibieron una "respuesta sustantiva" y se adoptaron medidas para taponar las fugas, según un informe publicado el viernes por el Observatorio Internacional de Emisiones de Metano de Naciones Unidas.
"Esperábamos que (la tasa de respuesta) fuera sustancialmente mayor", dijo Roland Kupers, principal artífice del programa, en una presentación en la cumbre climática COP29 de Azerbaiyán.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Muchos de los países a los que se notificaron las grandes plumas de metano detectadas por los satélites dentro de sus fronteras son signatarios del compromiso mundial lanzado hace tres años para reducir para 2030 las emisiones de metano en un 30% con respecto a los niveles de 2020.
"Los gobiernos y las empresas petroleras y de gas (...) deberían reconocer la importante oportunidad que representa este sistema y empezar a responder taponando las fugas que están expulsando metano y calienta el clima", afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
El metano es un potente gas de efecto invernadero, con un poder de calentamiento 80 veces superior al del dióxido de carbono en un periodo de 20 años. Hasta la fecha, las emisiones de metano han provocado un calentamiento global de unos 0,5 grados centígrados, es decir, un tercio del aumento de la temperatura global registrado desde mediados del siglo XIX.
Según los expertos, tapar las fugas de los pozos y equipos de petróleo y gas es una de las formas más rápidas de empezar a atajar el problema. También tiene sentido desde el punto de vista económico, ya que la pérdida de metano significa pérdida de producto.
(Editado en español por Carlos Serrano)