"Si un líder se va, surgirá otro", esas fueron las últimas palabras de Haniye

02 de agosto, 2024 | 10.51

Como si supiera que había llegado su hora, las últimas palabras del líder de Hamás, Ismail Haniye, al líder supremo iraní, el ayatolá Ruholá Alí Jamenei, antes de ser asesinado en Teherán, fueron un versículo coránico sobre la vida, la muerte, la inmortalidad y la resistencia.

"Es Alá quien da la vida y causa la muerte. Y Alá es omnisciente de todas las acciones" (...) "Si un líder se va, surgirá otro", dijo Haniye en árabe. Pocas horas después murió en un presunto ataque israelí contra su casa de huéspedes.

El comentario, emitido por televisión mientras Haniye se dirigía a Jamenei, reflejaba las profundas creencias islamistas que conformaron su vida y su enfoque del conflicto de los palestinos con Israel, inspirado en el difunto fundador de Hamás, el jeque Ahmed Yasin, que predicó la lucha santa (yihad) contra Israel en la década de 1980.

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Israel encarceló y asesinó a Yassin en 2004, pero Hamás creció hasta convertirse en una poderosa fuerza militar.

En una entrevista concedida a Reuters en Gaza en 1994, Haniye, que fue enterrado en Qatar el viernes, dijo que Yassin les había enseñado que los palestinos sólo pueden recuperar su patria ocupada mediante "los brazos purificados de sus hombres y su lucha".

Ningún musulmán debe morir en su cama mientras "Palestina" siga ocupada, citó a Yassin.

Para los partidarios de Palestina, Haniye y el resto de los dirigentes de Hamás son luchadores por la liberación de la ocupación israelí, que mantienen viva su causa cuando la diplomacia internacional les ha fallado.

Dijo que aprendió del jeque Yasin "el amor al Islam y el sacrificio por este Islam y a no arrodillarse ante tiranos y déspotas".

Haniye se convirtió en la cara dura de la diplomacia internacional del grupo palestino mientras la guerra se recrudecía en Gaza, donde tres de sus hijos -Hazem, Amir y Mohammad- y cuatro de sus nietos murieron en un ataque aéreo israelí en abril. Al menos otros 60 miembros de su familia también murieron en la guerra de Gaza.

"La sangre de mis hijos no es más valiosa que la sangre de los hijos del pueblo palestino [...]. Todos los mártires de Palestina son mis hijos", declaró tras su muerte.

"Con la sangre de los mártires y el dolor de los heridos, creamos esperanza, creamos futuro, creamos independencia y libertad para nuestro pueblo", afirmó. "Decimos a la ocupación que esta sangre sólo nos hará más firmes en nuestros principios y en nuestro apego a nuestra tierra"

(Reportaje adicional de Laila Bassam; Edición de Tom Perry y Andrew Cawthorne, Editado en español por Juana Casas)