Una ofensiva terrestre israelí en la ciudad de Rafah, última de la Franja de Gaza que no ha sido invadida por tropas terrestres y donde se refugian 1,4 millones de palestinos, la convertiría en un "cementerio" y aumentaría el inminente riesgo de hambruna, advirtieron hoy líderes de grupos humanitarios mundiales.
"Las consecuencias de un ataque a gran escala contra Rafah son realmente inimaginables", declaró a la prensa Avril Benoit, directora ejecutiva de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Estados Unidos.
"Llevar a cabo una ofensiva militar allí lo convertiría en un cementerio", afirmó Benoit en una conferencia de prensa de MSF, Refugees International, Oxfam, Amnistía Internacional y otros grupos.
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Unos 1,4 millones de palestinos viven hacinados en refugios y tiendas de campaña en Rafah.
"Es el último núcleo de servicios sanitarios y asistencia humanitaria para la población de Gaza", aseveró Benoit y agregó que "atacar Rafah significa, de hecho, cortar el sustento de personas que ya lo han perdido todo, excepto la vida".
Por su parte, el presidente de Refugees International, Jeremy Konyndyk, afirmó que los ataques israelíes han hecho "prácticamente imposible" que los grupos humanitarios operen con seguridad dentro de Gaza y existe un riesgo creciente de hambruna.
"La gente, sobre todo en el norte, ya está al borde de la hambruna", afirmó Konyndyk, citado por la agencia de noticias AFP.
"El riesgo, si no se permite que una operación humanitaria significativa opere sin restricciones a gran escala en toda Gaza, es la hambruna", vaticinó.
"Y esa hambruna se producirá no por ningún fenómeno natural, sino simplemente por la forma en que se está llevando a cabo esta guerra y por la persistente e intencionada denegación del acceso humanitario, principalmente por parte del gobierno israelí", añadió.
En la misma línea, la ONU anunció hoy la suspensión de su distribución de ayuda humanitaria en el norte de la Franja de Gaza debido al "caos y violencia" resultante de la ofensiva israelí contra el movimiento islamista Hamas, horas después de advertir que uno de cada seis niños palestinos sufre desnutrición en esa aislada y mayormente devastada parte del enclave, 15 veces más que antes de la guerra.
Konyndyk también dijo que era un "espejismo" creer que la población de Rafah puede ser evacuada con seguridad, porque no hay ningún otro lugar seguro al que puedan ir.
"Un alto el fuego es la única forma de evitar más muertes y sufrimiento en Gaza", afirmó. "Nuestros equipos sobre el terreno siguen siendo testigos de cómo los pacientes no pueden acceder a la atención médica que necesitan debido a los repetidos y persistentes ataques contra las instalaciones sanitarias y sus alrededores", añadió.
Y puso un ejemplo: "Una de nuestras médicas en Rafah nos dijo recientemente que está escribiendo los nombres de sus hijos en sus brazos y piernas para que puedan ser identificados fácilmente si mueren en un bombardeo", añadió.
Israel lanzó una operación militar contra Gaza después de que un ataque de Hamas causara el 7 de octubre unos 1.200 muertos en el sur de Israel, en su mayoría civiles.
La campaña de represalia de Israel ya mató más de 29.000 personas en Gaza, en su mayoría mujeres y niños, según el último balance del Ministerio de Salud del territorio dirigido por Hamas desde 2007.
Con información de Télam