El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) se atribuyó la responsabilidad del ataque en el Crocus City Hall, en las afueras de Moscú, en Rusia, en el que se reportaron 40 muertes y más de 140 heridos, hasta el momento. Hizo una declaración en canales afiliados en las redes sociales, "que no pudo ser verificada de forma independiente", reportó la agencia estadounidense de noticias AP. En tanto, no quedó inmediatamente claro qué pasó con los atacantes después de la redada, que el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, describió como una “enorme tragedia” y las autoridades estatales estaban investigando como terrorismo.
"Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran reunión de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, matando e hiriendo a cientos y causando una gran destrucción en el lugar antes de que se retiraran a sus bases de manera segura", dice el mensaje que un informante que publicó la agencia Anaq, vinculada a ISIS. El ataque, que dejó la sala de conciertos en llamas y con el techo derrumbándose, fue el más mortífero en Rusia en años y se produjo cuando la guerra del país en Ucrania entraba en su tercer año.
El Kremlin no culpó de inmediato a nadie por el ataque, pero algunos legisladores rusos se apresuraron a acusar a Ucrania de estar detrás del ataque y pidieron que se intensificaran los ataques. Horas antes del ataque, el ejército ruso lanzó un amplio bombardeo contra el sistema eléctrico de Ucrania, paralizando la planta hidroeléctrica más grande del país y otras instalaciones energéticas y dejando a más de un millón de personas sin electricidad.
Lo que se sabe hasta el momento es que la fiscalía dijo que varios hombres vestidos con uniformes de combate entraron a la sala de conciertos y dispararon contra los asistentes, quienes se movilizaron en un Renault. Según publicó AP, no estaba claro por qué el grupo, que opera principalmente en Siria e Irak, pero también en Afganistán y África, realizaría un ataque en Rusia en este momento. A lo largo de los años, el grupo extremista reclutó combatientes de la ex Unión Soviética que lucharon para el grupo en Siria e Irak y reivindicaron varios ataques en el Cáucaso y otras regiones rusas en el pasado.
Algunos comentaristas en las redes sociales rusas cuestionaron cómo las autoridades, que vigilan y presionan implacablemente a los críticos del Kremlin, no lograron identificar la amenaza e impedir el ataque.
Los funcionarios rusos dijeron que se ha reforzado la seguridad en los aeropuertos, las estaciones de ferrocarril y el extenso sistema de metro de la capital de Moscú. El alcalde de Moscú canceló todas las reuniones masivas y los teatros y museos cerraron durante el fin de semana. Otras regiones rusas también reforzaron la seguridad. Dmitry Medvedev, jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, dijo que si se prueba la participación de Kiev en el ataque a la sala de conciertos, todos los involucrados “deben ser localizados y asesinados sin piedad, incluidos los funcionarios del Estado que cometieron tal atrocidad”.
Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, negó la participación de Ucrania en el ataque a la sala de conciertos.
Con información de AP