Liz Truss, la nueva dama de hierro británica que no fue

A un mes y medio de asumir, la líder conservadora cayó: tuvo que dar marcha atrás con su plan económico, la reprendieron el FMI y el BM, y perdió dos miembros claves de su Gabinete. 

20 de octubre, 2022 | 00.05

La primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, renunció a solo 45 días de asumir y convirtió a su Gobierno en el más corto de la historia de Reino Unido. En ese breve tiempo ya había sufrido una herida mortal. Tuvo que correr al secretario de Finanzas porque su plan económico fue rechazado de manera tajante. Truss había asumido con una serie de promesas para superar la crisis financiera que incluían, entre otros puntos, reducir el impuesto a las ganancias en los sectores más ricos pero, al intentar aplicarlas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) encendieron sus alarmas. 

Hasta un día antes de su renuncia se especulaba que pudiera sobrevivir hasta fin de mes, cuando tenía que presentar su presupuesto. Si lograba aprobarlo, se especulaba que pudiera seguir en el cargo. Sin embargo, la pérdida de dos miembros claves de su Gabinete esta semana fue demasiado y la presión por su cabeza, especialmente dentro de su Partido Conservador, fue demasiado. 

"La intervención del FMI es algo que se supone que sucede en países en vías de desarrollo por eso dolió mucho en el orgullo británico, que todavía tiene perspectiva imperialista y de superioridad, que criticara a nuestro país. Eso no solo dolió sino que también asustó a los británicos", opinó en diálogo con El Destape Daniel Ozarow, profesor de la Universidad de Middlesex, unas horas antes que se conociera la renuncia de Truss. En la misma semana que se expresaron el FMI y el BM, el Banco de Inglaterra tuvo que salir a comprar bonos del Gobierno para frenar la caída feroz de la libra. 

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En un mes y medio y con el cambio de dos miembros del Gabinete claves -el viernes pasado Truss echó a Kwasi Kwarteng (Finanzas) y asumió Jeremy Hunt; y este miércoles renunció la secretaria de Interior, Suella Braverman, por romper los protocolos de seguridad- el plan económico que había convertido a la primera ministra en la mejor candidata posible para liderar el Partido Conservador tras la salida incómoda de un correligionario, Boris Johnson, quedó reducido a la mínima expresión.

No solo tuvo que dar marcha atrás con la reducción del impuesto a las corporaciones, sino que también restituyó el impuesto del 45 por ciento a los más ricos, revirtió el congelamiento sobre el impuesto al alcohol y redujo el plan de ayuda para empresas energéticas. "Vamos a cancelar casi todas las medidas impositivas anunciadas en el presupuesto para el crecimiento", dijo este martes el nuevo secretario de Finanzas y dejó en claro el volantazo de última hora que hizo Truss. 

Sin embargo, algunos analistas ya habían pronosticado que esta última carta que jugaba Truss para evitar ser corrida por su propio partido no le alcanzaría para quedarse en Downing Street, la sede del Gobierno británico.

"Varios conservadores piensan que la situación es tan crítica que dicen que van a tomar una decisión en las próximas horas, mientras que otros sostienen que lo harán después del 31 de octubre cuando presente el nuevo presupuesto", explicó Ozarow. Pero la caída se aceleró y llegó este jueves. Ni siquiera tuvo que esperar a que el Partido Conservador intentaran cambiar las reglas del Comité 1922 (grupo parlamentario del Partido Conservador) para removerla. 

Los posibles reemplazos de Truss

La encuestadora YouGov difundió un nuevo estudio este martes y arrojó datos sorpresivos como que la mayoría de los miembros del Partido Conservador (63 por ciento) piensa que el ex primer ministro Boris Johnson sería el mejor reemplazo de Truss. El 55 por ciento del partido considera a Rishi Sunak -ex secretario de Finanzas de Johnson- como un buen candidato y en tercer lugar ubican a Hunt, el actual secretario de Finanzas, como posible reemplazo.

Además, del total de los miembros, el 55 por ciento considera que la primera ministra debe renunciar.

"Es insólito que Johnson sea el favorito. Por otro lado Sunak, que terminó perdiendo ante Truss no se si le va a dar para postularse aunque a esta altura, cuando todo el país está suplicando que alguien que sepa de economía asuma en su lugar, puede pasar cualquier cosa", explicó Ozarow. Sunak fue secretario de Finanzas de Johnson, pero Ozarow tiene a su favor el hecho de "haber manejado bien la crisis" en la época más fuerte de la pandemia. 

YouGov sacó otro sondeo esta semana que reveló que el 77 por ciento de los británicos desaprueba el Gobierno liderado por los conservadores, la cifra más alta en los 11 años que lleva en el poder esta fuerza, según los estudios de esa firma. En diálogo con este portal, el profesor de la Universidad de Middlesex analizó que la poca aceptación que tuvo el plan económico de Truss en los organismos mundiales, y a lo que se sumó el desplome de la libra, influyó de manera muy fuerte en los sectores nacionalistas y conservadores que siempre fueron fieles a los Tories.

"Siguiendo los últimos sondeos, el Partido Conservador está ahora en un nivel de aceptación del 20 por ciento, un piso que no se había alcanzado ni en los peores momentos de Johnson. De hecho, muchos en la izquierda se preguntaban qué tenía que pasar para que Johnson, que enfrentaba los escándalos por el partygate, las mentiras a la Reina y los casos de corrupción, bajara su nivel de aprobación que en ese momento estaba en el 35 por ciento", explicó Ozarow y leyó la caída de la imagen del partido como una pérdida de apoyos de los sectores tradicionales. "Hasta los mercados, las corporaciones, la bolsa y los banqueros se asustaron con la gestión de Truss, hoy está prácticamente sola", alertó y poco después la realidad le dio la razón. 

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