El Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Javier Milei dejaron plasmado en el papel las fuertes diferencias que mantienen sobre el programa económico, que se convierten en la principal dificultad para alcanzar un nuevo acuerdo que implique desembolsos de fondos frescos del orden de los u$s10.000 a u$s15.000 millones que busca la administración de Javier Milei y que no logra obtener en el sector privado. La devaluación y liberación del cepo sigue siendo el eje del reclamo del FMI frente a la posición de Milei y el ministro Luis Caputo de reivindicar una apreciación del peso y hacer eje en el ajuste fiscal.
El FMI difundió el viernes su “Evaluación Ex-Post” del programa de “acceso excepcional en virtud del Acuerdo de Facilidades Ampliada” de 2022, que renegoció el fallido acuerdo firmado por Mauricio Macri y que dio origen al mayor endeudamiento histórico con el FMI, de u$s55.600 millones de los cuales se llegaron a desembolsar u$s44.000 millones hasta que la gestión de Alberto Fernández suspendió lo desembolsos.
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El informe incluye dos documentos: la evaluación de los técnicos del organismo con la declaración del directorio sobre ese informe, de carácter más político, y la declaración del director por Argentina, no aparece su firma, que expresa la opinión del Gobierno de Milei y que cuestiona las conclusiones del organismo.
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Una de las características del informe es la alta coincidencia en el directorio sobre el análisis. No hubo, como en otras ocasiones, directores más cercanos o más cuestionadores. Todos opinaron en la misma sintonía con un alto grado de cuestionamiento. En todo momento, se refiere a la opinión de “los directores” lo que implica que si hubiera una votación cercana sobre un nuevo acuerdo, la mayoría requerida se lograría muy fácilmente, y todos o casi todos los directores aceptan la opinión de la mayoría.
El rol de Estados Unidos
Resta saber si en ese contexto el futuro director por Estados Unidos cuando asuma Donald Trump la presidencia puede torcer ese bloque uniforme crítico del país. En el contrapunto están paradas ahora las negociaciones entre Argentina, que quiere un nuevo acuerdo, y el Fondo, que ahora no tiene ningún apuro en virtud de que este año y el próximo no hay vencimientos significativos que pongan en riesgo las finanzas del organismo.
Hay por supuestos puntos en común por los que se va a avanzar, donde incluso el Gobierno “se pone a la derecha” del Fondo con su visión libertaria, como la reforma impositiva que plantea con la eliminación de impuestos y la concentración de la recaudación en pocos instrumentos y las reformas laboral y previsional, la primera que toma de referencia la legislación de los estados más atrasados del sur de Estados Unidos y la otra que busca avanzar en la privatización del sistema, elevar la edad y equiparar las condiciones de hombres y mujeres.
En un hilo de la red social X”, el economista Santiago Bulat identifica seis críticas que hace el FMI al último programa entre las que se destaca como la más trascendente la falta de apoyo dentro mismo de la coalición de gobierno, que se expresó en la falta de respaldo cuando el acuerdo fue sometido al Congreso. “Exigimos que se apruebe en el congreso un nuevo programa para saber que tendría respaldo institucional pero eso no sucedió. Lo que la votación reveló fue que el mayor peligro para el programa residía dentro de la coalición gobernante, de la cual un tercio no votó a favor”, dice el informe del FMI.
Después se expresan “demasiado optimistas en términos de crecimiento económico y que el tipo de cambio no se iba a apreciar”; que “el FMI no contempla casos como el de Argentina, donde los riesgos de la deuda con el FMI son el problema de deuda” y no con el sector privado; que sobreestimó la capacidad de repago del país; no establecer compromisos sobre cómo se utilizarían los desembolsos y haber justificado el cepo como instrumento para garantizar el repago.
En estos dos últimos puntos radica buena parte de la negociación que se viene: el Fondo quiere establecer claramente el destino de los fondos que preste a Argentina, para evitar por ejemplo que se utilicen para financiar la salida de capitales como lo hizo el actual ministro Luis Caputo cuando fue presidente del Banco Central en la administración de Mauricio Macri y dilapidó u$s15.000 millones. “Haberle prestado plata a partir de compromisos, sin garantizar que existan compromisos sobre cómo utilizar ese dinero podría haber tenido costos y debería tratarse con precaución como un precedente a futuro”, sostuvo el staff.
De la misma manera, el FMI considera que no puede haber acuerdo que incluya sostener restricciones al libre flujo de los capitales, conocido como cepo y que se expresa en las limitaciones cambiarias. “La práctica de aprobar repetidamente revisiones del programa sobre la base de medidas de control cambiario temporales (CEPO), que parecían sustituir cada vez más el ajuste necesario para alcanzar los objetivos del programa, merece ser reconsiderada”, apuntó el informe del staff del Fondo.
No pasa las evaluaciones
Estas evaluaciones actúan como recomendaciones para el futuro acuerdo con el gobierno Argentino y le ponen límites a la intención de la gestión de Milei, Caputo y su socio en la actividad privada, el presidente del Banco Central Santiago Bausili. Por eso, en el mismo informe el Gobierno argentino le responde al Fondo con algunas declaraciones que buscan descalificar la autoridad de los técnicos para opinar sobre el programa económico argentino.
“No estamos de acuerdo con la evaluación del informe de que ‘la política fiscal soportó la mayor parte del esfuerzo de desinflación’. Sin los correspondientes cambios en las políticas monetaria y cambiaria, Argentina habría caído en hiperinflación a pesar del ajuste fiscal”, sostuvo.
“Un nuevo marco de política monetaria, que introdujo agregados monetarios cuantitativos a partir de junio de 2024, fue esencial para romper las expectativas de inflación y acelerar el proceso de desinflación” analizó Argentina y añadió: “Al mismo tiempo, el crawling peg del 2% fue fundamental para anclar las expectativas de inflación y tipo de cambio. Además, permitió que el BCRA adquiriera más de 21.000 millones de dólares. Descontando los pagos de deuda externa no previstos, el BCRA cumplirá con el objetivo de Reservas Internacionales Netas para el año”. Para el final, el director argentino con instrucciones de Milei y Caputo se deja tiempo para una crítica al Fondo por cuestionar a lo largo de todo 2024 la política monetaria y cambiaria.
“Se destaca una lección importante respecto a las políticas monetarias y cambiarias en un país con las características específicas de Argentina, particularmente a fines de 2023. El firme programa de desinflación tuvo éxito principalmente porque Argentina siguió las políticas y perspectivas de las autoridades sobre las tasas de interés y las políticas cambiarias, incluso si estas no estaban completamente alineadas con las del FMI. Si Argentina hubiera elevado las tasas de interés reales o se hubiera desviado del crawling peg del 2%, el resultado habría sido una mayor emisión monetaria y una continuación de la espiral inflacionaria”.
El gobierno de Milei insiste en que el Fondo no entiende la política económica argentina y hace malas recomendaciones. El problema que enfrenta es que la alta coincidencia del resto del directorio hace difícil pensar en que solo la cuña de EEUU puede abrir el resquicio para un nuevo acuerdo.