La ministra principal de Escocia, la independentista Nicola Sturgeon, anunció hoy su intención de dimitir tras ocho años al frente del Gobierno regional de esa región británica del Reino Unido.
Durante una conferencia de prensa en Edimburgo, la jefa de Gobierno escocesa explicó que su decisión surgió como una cuestión de deber y amor hacia Escocia, luego de haber reflexionado y "luchado" con este tema durante algunas semanas.
Confirmó que seguirá al mando del Partido Nacional Escocés (SNP) hasta que su sucesor sea elegido.
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"Dirigir Escocia durante la pandemia de coronavirus fue una de las cosas más duras que he hecho", dijo en la sede del Gobierno escocés.
También señaló que el "peso de la responsabilidad fue inmenso".
Tras hablar del "impacto físico y mental" que el cargo tuvo en ella, y refiriéndose a la "naturaleza y escala" de los retos de Escocia, afirmó que hace falta "energía" para el liderazgo político.
"Dimitir es mi deber en este momento crítico", dijo.
Sturgeon aludió a las presiones del trabajo, diciendo que es duro "y a veces implacable".
"No espero que se toquen violines aquí, pero soy un ser humano además de ser política", precisó.
La líder escocesa habló de ganas de tener más tiempo para su familia o sus amigos.
Aseguró que el trabajo sólo puede hacerse durante cierto tiempo y que, en su caso, "corre el peligro de alargarse demasiado".
Sturgeon es líder de Escocia desde noviembre de 2014, cuando reemplazó a Alex Salmond, de su mismo partido, tras un fallido referéndum de independencia.
Durante su mandato, estuvo a la vanguardia de la lucha por el reconocimiento del Gobierno escocés, así como por la necesidad de una nueva votación sobre la independencia.
El pasado 11 de marzo de 2021, Sturgeon, anunció su intención de celebrar un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia.
Esta iniciativa, que el Gobierno escocés pretendía llevar a cabo este año, tenía como objetivo poner fin a la unión entre Escocia y el Reino Unido.
El anuncio de la convocatoria de un nuevo referéndum generó una gran polémica en el Reino Unido.
Mientras Sturgeon defendió la decisión de llevar a cabo el referéndum como legítima, el Gobierno y la Justicia británica consideraron que la convocatoria es ilegal, ya que viola la legislación establecida en el año 1998.
Los partidarios de la independencia de Escocia defienden su postura argumentando que la región tiene todo el derecho a determinar su futuro y que el Gobierno británico debe respetar la voluntad de los escoceses.
Sturgeon reiteró hoy sus críticas al bloqueo del segundo referéndum de independencia, algo que describió como una "atrocidad democrática".
Por su parte, los defensores del mantenimiento de la unión entre Escocia y el Reino Unido señalan que el referéndum es una amenaza para la seguridad y estabilidad de la región.
Si el referéndum fuera aprobado y su resultado positivo, Escocia pasaría a convertirse en un Estado soberano con su propia economía y gobierno, y sería el primer país del Reino Unido en conseguir la independencia desde la creación de la unión hace 300 años.
Con información de Télam