(Por enviado especial).- El papa Francisco pidió hoy "una humanidad sin muros de separación", al reclamar desde Chipre una política inmigratoria europea y mundial más abierta que permita "una convivencia más humana".
"El Señor Jesús viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido", planteó el pontífice en el segundo día de actividades en la capital chipriota Nicosia, donde llegó ayer como primera parte de una gira mediterránea que también incluirá Grecia.
"Pero también, en el rostro del migrante que está en camino hacia algo, hacia una esperanza, hacia una convivencia más humana", agregó luego Jorge Bergoglio al participar de una oración ecuménica con inmigrantes radicados en la isla mediterránea.
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Francisco, que con su gira de cinco días busca llamar la atención de los grandes países europeos para que flexibilicen las condiciones migratorias a los grandes flujos de personas de Medio Oriente y el Norte de África que buscan llegar al continente, había centrado ayer su primer día de actividades en el pedido para que Europa pueda "derribar los muros" que mantiene hacia los inmigrantes.
Chipre, con cerca de 1.2 millones de habitantes, es el país de la Unión Europea (UE) con mayor proporción de inmigrantes, además de haber aumentado casi un 40% la cantidad de personas recibidas en lo que va de 2021 frente al mismo período del año pasado.
Según Francisco, Jesús llama a los creyentes a evitar la resignación de "vivir en un mundo dividido, en comunidades cristianas divididas, sino a caminar en la historia atraídos por el sueño de Dios, que es una humanidad sin muros de separación, liberada de la enemistad, sin más forasteros sino sólo conciudadanos".
La problemática migratoria, para el Pontifice "es el sufrimiento de hermanos y hermanas y no podemos callar. Dieron todo lo que tenían para subir a un barco de noche, sin saber si llegarán".
En ese marco, el pontífice lamentó que "se ponen alambres de espinas para no dejar entrar al refugiado, el que viene a pedir pan, hermandad, ayuda, alegría, que está huyendo del odio y se encuentra delante de un odio que se llama alambre de púas".
"No podemos callar y mirar para otro lado en esta cultura de la indiferencia", sentenció el Papa en esa dirección.
La visita del Papa, según planteó el presidente chipriota Nikos Anastasiadis y confirmaron a Télam fuentes vaticanas, servirá como impulso para un plan de reubicación de 50 inmigrantes presentes en Chipre que serán llevados a Roma con apoyo de la Santa Sede, dentro de una iniciativa "simbólica" para involucrar otros países europeos.
Algunos de los migrantes, como la congoleña Anita, de Kinshasa, se acercaron a la Iglesia del centro de Nicosia desde la que habló el Papa con la intención de saludarlo y agradecerle por la iniciativa.
Junto a ella, una familia siria y una pareja de Camerún también esperaban al pontífice para agradecerle el gesto que, según supo Télam, será coordinado por la Comunidad Católica San Egidio.
Durante su encuentro con inmigrantes en la Iglesia de la Santa Cruz de Nicosia, el Papa renovó además el pedido que había lanzado ayer para que Chipre pueda superar el conflicto que mantiene con Turquía desde la ocupación turca del tercio norte de la isla en 1974.
"Que esta isla, marcada por una dolorosa división, pueda convertirse con la gracia de Dios en taller de fraternidad. Y podrá serlo con dos condiciones: la primera es el reconocimiento efectivo de la dignidad de cada persona humana; este es el fundamento ético, un fundamento universal que está también en el centro de la doctrina social cristiana", propuso el Papa.
Con información de Télam