Desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia, México ha sido un actor clave en los acontecimientos políticos y movimientos de integración de la región. Ahora y a través de la cumbre antiinflacionaria que se realizará de manera virtual este miércoles, el mandatario busca fortalecer también los lazos comerciales con países vecinos como Brasil o Argentina, entre otros. ¿Puede AMLO generar un mayor comercio intrarregional con su fuerte vínculo económico con Estados Unidos? ¿O es una demostración de liderazgo hacia Washington para dejar en claro su soberanía?
“Unirnos, ayudarnos mutuamente y enfrentar el problema inflacionaria. Hay muchas oportunidades para el intercambio económico comercial, podemos intercambiar y quitar aranceles, nos complementamos. Brasil tiene aves, Argentina carne, Colombia y Cuba cemento, y nosotros tenemos muchas cosas que ofrecer”, afirmaba AMLO en un video que publicó hace apenas unas semanas, en el que se lo podía ver en conversación telefónica con los mandatarios regionales para invitarlos a la cumbre. El corazón de ese encuentro será analizar de qué manera se puede incrementar el comercio en productos de la canasta básica, con control de precios.
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El fuerte vínculo comercial entre Brasil y Argentina o el tratado de libre comercio T-MEC de México con Estados Unidos y Canadá generan dudas acerca de lo que se pueda llegar a profundizar en materia comercial con el impulso de AMLO. Lo que sí está claro es el rol clave que ha tenido el gobierno de México en la integración política a nivel regional, en la cual en más de una oportunidad ha sido la voz cantante sobre todo ante la ausencia de un líder afín en Brasil durante el gobierno de Jair Bolsonaro, alineado a Donald Trump.
Intereses económicos y políticos, ¿asuntos separados?
“Hemos tenido durante el gobierno de López Obrador un balance muy importante entre nuestros intereses comerciales y políticos, donde no es secreto que México y Estados Unidos somos los socios comerciales más importantes, pero también hemos tenido una política exterior soberana y más cercana a América Latina y el Caribe. Durante estos años se han tenido casos muy importantes y emblemáticos que pasarán a la historia de la diplomacia mexicana”, explicó a El Destape el director general de Organismos y Mecanismos Regionales Americanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, Efraín Guadarrama Pérez.
El funcionario de la cancillería mexicana recuerda al menos tres hechos puntuales del gobierno de AMLO en relación a su política exterior para la región. El primero de ellos fue cuando, en enero de 2019, más de cincuenta países reconocieron a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, México se abstuvo de hacerlo y argumentó que se debía a la política de no intervención, dado que incluso se barajaba la posibilidad de una injerencia militar para derrocar a Nicolás Maduro.
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“En el caso de Venezuela fuimos prácticamente la única gran democracia de la región que decidió no jugar esta estrategia impulsada por el Grupo de Lima por Estados Unidos y la OEA, México se abstuvo de pronunciarse acerca del reconocimiento y tomó posición neutral. Si bien en su momento fuimos acusados de estar completamente aislados con esta cuestión, con el paso de los años resultó que la posición de México era la más eficiente y decantó como la posición correcta para generar un papel activo y proactivo en la situación de Venezuela”, agregó Efraín Guadarrama Pérez.
Otro de los hechos que marcaron la política exterior de AMLO fue el rescate en el 2019 de Evo Morales, tras el golpe de Estado en Bolivia, con el apoyo de Alberto Fernández una vez ya llegado a la Presidencia. La activación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en el 2020 fue otro hito relevante, en un momento en que el foro estaba completamente paralizado y que volvió a poner en marcha tras dos años de la presidencia pro-témpore. Este año, en Argentina se realizó quizás el encuentro más relevante de este espacio con la vuelta de Brasil de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva.
Buena vecindad
“Existe una clara ruptura entre la política exterior de López Obrador con la de sus antecesores. Veníamos de una política en el modelo neoliberal con una visión muy economicista y que estaba completamente subordinada a los Estados Unidos”, aseguró a El Destape, el investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM Universidad Nacional Autónoma de México, Antonio Hernández. El especialista hace referencia especialmente a la gestión de Vicente Fox, quien incluso llegó a tener fuertes conflictos diplomáticos con Cuba, Argentina y Venezuela, entre otros.
En cuanto a la relación con Estados Unidos es un punto importante porque, si bien es su socio estratégico en materia comercial y tienen situaciones en común como la migratoria, la narrativa de AMLO suele ser muy crítica con las administraciones estadounidenses. En el reciente aniversario de la nacionalización de petróleo, se refirió a la posibilidad de que lleguen soldados estadounidenses para frenar la venta de fentanilo y afirmó que su país “no es colonia” y que “no responden a las órdenes de nadie”.
“Es cierto que la política exterior de México hacia América Latina tradicionalmente está siempre viendo de reojo cuáles pueden ser las reacciones de Estados Unidos. Ahora este presidente ha planteado que la relación con Norteamérica debe guiarse sobre todo por el pragmatismo”, explicó a El Destape, la profesora del Departamento de Estudios Internacionales del ITAM Instituto Tecnológico Autónomo de México, Natalia Saltalamacchia. Quizás esa postura estratégica explique parte de su buen vínculo económico sin ánimos de modificar, pero que a la vez exige que respete sus posturas políticas y para eso recurre a la narrativa de la “autonomía latinoamericana” para plantear que deben negociar con soberanía.
Para la especialista, las decisiones que se toman en materia exterior siempre se piensan en relación a lo que puede generar una amenaza para avanzar en las políticas internas al tener a Estados Unidos de vecino. Por eso, muchas veces se asocia a la idea de primero lo interno. Para esa tarea, AMLO cuenta con el canciller, Marcelo Ebrard, que ha adquirido un gran reconocimiento político y que suena como posible sucesor de Obrador, cuando finalice su gobierno en el 2024. Saltalamacchia recuerda que las únicas veces que AMLO salió del país durante su gobierno, fue para ir al país del norte y a Centroamérica, región caliente por las caravanas migratorias, de hecho esta semana la noticia tuvo que ver con la muerte de 40 migrantes en el incendio de un centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez.
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En ese sentido, la política exterior del mandatario hacia Centroamérica también difiere con respecto a la de sus antecesores, según Hernández: “Trata con programas sociales generar desarrollo en Centroamérica, un poco para atacar la migración pero diferente a como se trataba de resolver anteriormente. Antes estaba más basada en la securitización, en la militarización de la frontera, lo que busca AMLO es llevar desarrollo económico para que la gente no tenga la necesidad de salir de estos países”.
Algunos analistas temen que haya competencia con Brasil tras la llegada de Lula, algo que desmienten desde el Gobierno que aseguran que están en el mejor momento de la vinculación. Con Alberto Fernández han demostrado en más de una ocasión el cariño que se tienen, pese a algún aparente cortocircuito con la nominación del BID.
En este momento, las economías más grandes de la región están alineadas políticamente, ahora resta ver si en bloque son capaces de dar respuesta también a los grandes desafíos sociales y económicos con el impulso de México, que ha demostrado un liderazgo regional.