La 63° cumbre de jefes de Estado del Mercosur, llega este jueves con un nuevo escenario en la región: la presidencia pro tempore pasa de Brasil a Paraguay, el ingreso de Bolivia como miembro permanente y la expectativa de sellar definitivamente el acuerdo -negociado por más de 20 años- con la Unión Europea (UE). En ese marco, académicos consultados por El Destape analizaron la situación a la que se suma: el impacto del cambio de signo político en Argentina -con el último viaje de Alberto Fernández como presidente-, las propuestas de Uruguay, las tensiones y el anuncio del primer tratado de libre comercio (TLC) con Singapur.
El encuentro se llevará a cabo el 7 de diciembre, en Río de Janeiro, y estará antecedido por la Cumbre Social y un encuentro con líderes de empresas, que acercaran a los Estados sus perspectivas. Este, además, será el último viaje presidencial de Alberto Fernández, que hizo alianza con su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hasta ahora, pero que –después del 10 de diciembre- dejará en su lugar al ultraderechista Javier Milei, quien hasta ahora no demostró mucho interés en el bloque comercial regional.
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Acuerdo con la UE
A menos de una semana de la cumbre, las negociaciones a puertas cerradas y a cielo abierto están a la orden del día. Es que esta semana, otro encuentro internacional, la COP28 sobre Cambio Climático, en Dubai, se convirtió en el detrás de escena de las conversaciones con la UE, así como de las grietas que se abren entre los países que forman parte del elenco estable del bloque sudamericano: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Mientras el cronograma de la cumbre aún no está cerrado, explicaron desde el Itamaraty a El Destape; en Dubai, Lula y su par paraguayo, Santiago Peña, se convirtieron en los protagonistas de fotos con el presidente pro tempore de la UE y del Gobierno de España, Pedro Sánchez; con la responsable de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para mostrar señales de avance y compromisos.
"Yo tengo mucha esperanza en el liderazgo ejercido por el presidente Lula y creo que, si no se consigue a pesar de su esfuerzo para el 6 de diciembre, entonces será muy difícil", declaró Peña esta semana a EFE, durante su visita a España.
Sin embargo, el presidente francés, Emmanuel Macron, insistió en su rechazo, dijo que "no toma en cuenta la biodiversidad y el clima". Además, manifestó que espera que la nueva administración argentina, de Milei, “se adhiera a ambos objetivos” y puso un manto de suspenso sobre lo que puede llegar a suceder en los próximos días sobre una negociación que lleva más de 25 años y que –desde septiembre con Brasil a la cabeza- tiene reuniones semanales para poder sellarlo.
Luego, Lula y Macron mantuvieron un encuentro bilateral y el francés se comprometió a viajar a Brasil en marzo de 2024 para hablar sobre el tema.
Los puntos de tensión son las exigentes normas ambientales que Europa quiere imponer a los sudamericanos –como la ley anti-deforestación, que prohibiría la exportación de commodities provenientes de un desmonte anterior al 31 de diciembre de 2020-; y una cláusula en los términos adicionales que busca permitir que los países europeos compitan con los brasileños en el sector de compras gubernamentales, es decir, los proveedores de todos los niveles del Estado.
El acuerdo reactivado en 2019, al entender de los analistas, se da después de cierto desinterés de la UE en la región: “Se reactiva para que se canalicen las demandas sobre materia prima crítica, esencialmente todo que refiere a energía, para que ayude a Europa a cumplir con la descarbonización productiva, una de sus grandes metas asociada a mantener sus niveles de seguridad industrial, energética y tecnológica, en un mundo que muestra una crisis y una inseguridad en ese sentido”, explicó ante El Destape el doctor en economía política internacional por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Leonardo Granato.
La disputa entre dos modelos
En una conferencia de prensa en Itamaraty, la secretaria para América Latina y el Caribe brasileña, Gisela Padovan, sentó la posición y las expectativas del país de cara a lo que se viene en el bloque: "Mercosur no es sólo una unión aduanera, sino que tiene dimensiones políticas muy importantes y buscamos retomar esa alianza entre los países con la idea de que eso trae beneficios concretos a la población. La integración no puede ser un acuerdo gubernamental, sino entre los pueblos", dijo, tras destacar que el bloque es la octava economía del mundo con un PBI de 2.86 billones de dólares con "comercio interregional de calidad, que significa empleo de calidad, sobre todo en el sector industrial".
Ese punto planteado por Padovan, para Granato, es parte del debate histórico en la alianza sudamericana: la opción por un modelo de integración, apertura e inserción en las cadenas globales para el desarrollo posible y, por otro, un modelo más "moderado y nacionalista", que busca una "inserción subordinada".
En consonancia, hizo su análisis el docente e investigador uruguayo del Programa de Estudios Internacionales de la Universidad de la República de Uruguay, Damián Rodríguez: “Seguimos vendiendo commodities. El desafío es de qué manera, si vamos hacia nuevos escenarios de inserción externa, cómo podemos generar algunos efectos más paliativos”, dijo a este medio. En esa línea, Granato opinó que el acuerdo con la UE “cristaliza aún más las asimetrías y las desigualdades que existen entre los dos bloques de integración, así como en el norte y sur global”.
El debate sobre los dos modelos es teórico, pero también práctico porque tiene su correlato en el funcionamiento del bloque, en las alianzas y en las perspectivas de política interna y exterior de las distintas gestiones. En ese sentido, se pueden llegar a encontrar algunos puntos de contacto entre Milei –que asumirá el 10-, Peña y Luis Lacalle Pou, de Uruguay, por un lado. Y, por otro lado, a Lula y a Luis Arce, de Bolivia. Aunque valen algunos datos: Peña se mostró cercano a Lula y, ante el Papa Francisco, se ofreció a "mediar" entre los países con diferentes signos políticos. En tanto, su país reconoce a Taiwán por sobre China, al tiempo que el uruguayo quiere impulsar una alianza con el gigante asiático.
Como si fuera poco, el portal El Surtidor reportó, que el bloque no consiguió una posición unificada en Dubai en una declaración sobre agricultura sostenible, sólo firmada por Brasil y Uruguay.
Nuevos vientos políticos en Argentina
El encuentro se dará a sólo tres días del cambio de Gobierno en Argentina. Por eso, las miradas se centran en lo que vendrá: una gestión a cargo del ultraderechista Milei, que llega con la idea de subestimar el lugar del bloque y de privilegiar el contacto con Estados Unidos e Israel. Como se vio en los últimos días, no obstante, tras la elección primó el pragmatismo y la futura canciller, Diana Mondino, viajó a Brasil para limar asperezas y hasta se proclamó a favor del acuerdo Mercosur-UE.
Granato explicó el viraje por lo “funcional” del acuerdo al programa de Milei -de ajuste fiscal, falta de emisión monetaria, apertura al capital extranjero, con foco en las importaciones y paralización de la inversión pública en infraestructura, entre otras propuestas económicas- que “fortalece la matriz exportadora agraria y, ahora, de energía, es decir, la especialización de commodities”, de una economía primarizada. Agregó, además, que en los términos de las privatizaciones anunciadas “va a favorecer las inversiones y la recepción de capital extranjero, que están contempladas en el acuerdo y en la política de Milei”.
MÁS INFO
Bolivia, Estado permanente
Esta semana, el Senado brasileño aprobó la adhesión de Bolivia al Mercosur, pendiente desde 2015. De ahora en más, el país tiene cuatro años para llevar adelante la adopción gradual de las normas del Mercosur.
“Es un socio estratégico: es uno de los principales productores y proveedores de materiales críticos, como el litio”, señaló Rodríguez. Pero no sólo eso, para el analista “hay quienes entienden que, con esta incorporación, Lula estaría equilibrando las tensiones con un eje más liberal que se conforme entre Uruguay, Paraguay y Argentina”.
Desde la Presidencia boliviana informaron que el presidente Luis Arce se hará tiempo en su agenda para estar presente este 7 de diciembre en Río de Janeiro.
Uruguay y el ansiado TLC con China
El uruguayo Lacalle Pou desde el inicio de su gestión está en abierta rebeldía con el bloque –como se contó en ese entonces- e insiste en firmar acuerdos de libre comercio en soledad, una opción no contemplada en el Tratado de Asunción. De hecho, en las últimas dos declaraciones políticas de las últimas cumbres se abstuvo de firmar el comunicado político.
Con esa línea llegará a Río. En noviembre viajó a China y consiguió que su país pasara de tener una “asociación estratégica” a una “asociación estratégica integral”, firmó 24 acuerdos y consiguió una especie de visto bueno de Xi Jinping para avanzar en un TLC.
“Cuando estuvimos en China, el presidente de ese país nos dijo que estaba dispuesto a acelerar la asociación de libre comercio con Uruguay, pero al mismo tiempo sugiere que políticamente el Mercosur se ponga de acuerdo”, dijo Lacalle Pou esta semana ante la prensa uruguaya. "Primero la UE, después China", le dijo Lula a Lacalle Pou, de visita en su país a principio de este año.
A los ojos de Rodríguez, el mandatario “puede llegar a encontrar un nuevo aliado en Argentina” con Milei, a diferencia de lo que fue con la Argentina de Fernández. Pero, marcó tres puntos disonantes: que el Gobierno uruguayo “está ensayando una política bastante pragmática”, al tiempo que se topa con el “desafío” de decidir si asume las consecuencias de avanzar en soledad en un acuerdo con China. En tercer lugar, una contradicción con el próximo Gobierno argentino: La uruguaya "es una derecha liberal que se relaciona con un país comunista como China”, algo a lo que Milei puso reticencia, aunque ya bajó esa vara en un intercambio que mantuvo con Xi.
Las declaraciones que se firmarán y el acuerdo con Singapur
Es el primer tratado de libre comercio que el bloque sudamericano lleva adelante con un país del sudeste asiático y el primero extra-regional en 12 años. La cancillería brasileña ya difundió el borrador cuya firma está prevista para el 7 de diciembre y para su entrada en vigencia deberá ser aprobado por todos los parlamentos del bloque.
La negociación llevó dos años y, a partir de ahora, “se abren las puertas para que se amplíen los flujos comerciales, tener mayor previsibilidad y mejores condiciones para ampliar las inversiones de un lado y del otro”, señaló el portal G1.
Mientras se corre detrás de las bambalinas, la cancillería brasileña se mostró confiada en la conferencia de prensa del pasado jueves e hizo un balance positivo sobre su gestión. Adelantaron, además, que habrá una declaración especial sobre democracia, integración de información y ambiente digital; y una recomendación sobre conducta empresarial responsable.