El presidente Joe Biden, los republicanos y la economía de Estados Unidos se dieron hoy un nuevo paso hacia un rumbo de colisión luego de que la Casa Blanca remarcó que no negociará la ampliación del límite de la deuda del gobierno.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, advirtió que el Ejecutivo se quedará sin dinero y dejará de pagar sus deudas tan pronto como el 1 de junio si no hay autorización para nuevos préstamos.
Eso le impediría al gobierno pagar todo, desde los programas sociales hasta el ejército y, en lo que sería un golpe catastrófico a los mercados financieros mundiales, la deuda nacional.
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Los líderes del Congreso fueron invitados a reunirse con Biden el próximo martes para tratar el tema.
Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, insisten en que extenderán el límite de la deuda si Biden primero accede a realizar recortes en el presupuesto federal. La Casa Blanca ha dicho reiteradamente que no.
"Este no es un tema que negociaremos", señaló la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jeane-Pierre, citada por la agencia de noticias AFP.
Aseguró que Biden está dispuesto a discutir "un proceso separado para abordar los recortes presupuestarios", pero dijo que el tema del tope de la deuda debía dejarse totalmente de lado.
"Es un deber constitucional del Congreso evitar el default", sentenció.
Agregó que "dado el poco tiempo que tiene ahora el Congreso, está claro que el único camino práctico para evitar el default es que el Congreso suspenda incondicionalmente el límite del endeudamiento".
Biden considera "irrazonables" y "peligrosos" los recortes de gastos propuestos, dijo la portavoz.
Cuando se le preguntó si Biden eventualmente cederá a las demandas republicanas para evitar el default de la mayor economía del mundo, insistió en que "es deber del Congreso hacer eso".
La funcionaria señaló que los republicanos respaldaron en el Congreso tres extensiones anuales del límite de la deuda con poca oposición cuando el republicano ultradrechista Donald Trump estuvo en el poder, antes de Biden.
"¿Qué ha cambiado?", se preguntó.
El pulso político se produce justo después de que Biden anunció que buscará un segundo mandato en las elecciones generales de 2024.
El fracaso de las negociaciones impediría a Estados Unidos cumplir sus compromisos de deuda, causaría un posible caos económico y llevaría los comicios a un territorio nuevo y de imprevisibles consecuencias para el mandatario de 80 años, que apuesta la reconstrucción de la economía después de la pandemia de coronavirus.
Las extensiones del límite de la deuda son generalmente una maniobra contable anual no controvertida que le permite al gobierno pagar gastos adicionales ya incurridos.
Sin embargo, los republicanos, que han caído bajo la influencia de una facción de extrema derecha en la Cámara, optaron por usar el asunto como palanca para recortar el gasto público y reducir el déficit.
En la Cámara de Representantes, donde tienen una ajustada mayoría, los republicanos aprobaron un proyecto de ley que permitiría un mayor endeudamiento a cambio de fuertes recortes de gastos.
El mismo no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado en el Senado, donde los demócratas son mayoría.
Con información de Télam