El 7 de octubre de 2023, 50 años y un día después del comienzo de la Guerra de Yom Kippur, milicianos palestinos del grupo Hamas y otros grupos armados tomaron por sorpresa a las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia de Israel, superaron por aire y por tierra la barrera de seguridad que divide ese territorio con la Franja de Gaza, y protagonizaron una serie de ataques inéditos. Con paracaídas e incluso con vehículos militares israelíes robados se lanzaron en una verdadera cacería humana que no perdonó a nadie: ni civiles ni mujeres ni ancianos ni bebés. Recorrieron pueblos y kibutz, masacrando, aterrorizando y hasta secuestrando a todos los que veían. Recién varios días después se supo el saldo total de víctimas: casi 1.200 fallecidos, más de 2.200 heridos y 251 secuestrados.
De inmediato, el gobierno israelí tomó represalias y lanzó una ofensiva masiva contra Gaza. Ese primer día culminó con más de 300 palestinos muertos y, hoy, un año después, las víctimas fatales en ese pequeño, destruido y asediado territorio palestino ya superan los 41.000 y la guerra se extiende a lo largo y ancho de Medio Oriente: Líbano, Siria, Irán y Yemen. De los más de 250 israelíes y extranjeros rehenes que fueron llevados por la fuerza a la Franja de Gaza, se sabe que más de 60 fueron asesinados (Israel culpa a Hamas y Hamas, a los bombardeos de Israel) y 116 fueron liberados en las únicas treguas acordadas en los primeros meses. Alrededor de 100 siguen secuestrados -entre ellos 9 argentinos- y se convirtieron en el emblema dentro y fuera de Israel, que bajo la consigna "Bring Them Home", exige por su liberación.
El ataque a la fiesta de electrónica que dio la vuelta al mundo
Uno de los primeros blancos de Hamas fue el festival de música electrónica Tribe of Nova llena de jóvenes, que se realizaba en el medio del desierto de Neguev, a apenas 10 kilómetros del límite militarizado de la Franja de Gaza. Cerca de las seis de la mañana de aquel sábado, los milicianos palestinos atacaron la rave con disparos a la multitud, pero también se hicieron pasar por policías para así interceptar también a quienes se iban de la fiesta mediante controles de seguridad falsos.
Fue una masacre. Hubo más de 250 asesinados. "No sabía dónde estaba el norte ni el sur. A unos les dio un ataque de pánico, otros se echaron al suelo y otros se quedaron bloqueados. Y entonces pensábamos que solo eran cohetes", contó en su momento Arik Nani, sobreviviente del ataque, al diario español El País. "Decidimos no ir hacia el kibutz. Cayeron más cohetes, salimos del coche y nos tumbamos. Empezamos a correr. Yo, como podía, iba en sandalias. Entonces vimos un grupo enorme de gente corriendo en pánico absoluto por un espacio abierto mientras seguían sonando los disparos. Fuimos en otra dirección", agregó en aquella entrevista. Recién cinco horas más tarde pudo llegar a un refugio.
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Otra sobreviviente, Lior Gelbaum, también dio su testimonio, aunque en diálogo con la BBC. "A las 6:30 de la mañana, comenzamos a escuchar cohetes volando sobre nuestras cabezas", relató al medio inglés, y siguió: "Estamos acostumbrados a esto, así que nos subimos a nuestro auto y empezamos a manejar, pero había un atasco. Empezamos a escuchar disparos por sobre nuestras cabezas, así que nos bajamos y empezamos a correr hacia el campo abierto". "No sabíamos hacia dónde íbamos o qué estaba pasando, solo oíamos disparos de armas automáticas a nuestro alrededor. Dos personas, Yehuda y Galit, tenían un vehículo grande y nos metieron dentro y nos fuimos. Nos salvaron", añadió la sobreviviente.
Cacería humana
Lo que comenzó en la madrugada del 7 de octubre fue una verdadera cacería humana, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo. Las fotos y videos mostraron cómo durante horas milicianos palestinos recorrieron pueblos y comunidades del sur de Israel buscando civiles para disparar o secuestrar. Lograron tomar uno de los cruces militares que controlan el límite de facto con la Franja de Gaza y avanzaron varios kilómetros dentro del territorio, algo inédito.
Entre las fotos que se viralizaron, se destacaron las que mostraban a miembros de Hamas festejando sobre tanques de guerra de Israel prendidos fuego. En otras, por ejemplo, se los vio trasladándose sobre vehículos robados del Ejército israelí.
Pero las que sin dudas helaron la sangre de todos los israelíes y el mundo fueron las imágenes que mostraron cómo ejecutaron a civiles y se llevaron secuestrados a jóvenes, adultos y ancianos ensangrentados de vuelta a la Franja de Gaza.
Nir Oz, el epicentro de los ataques
Aproximadamente 180 de los 400 habitantes del kibutz Nir Oz, ubicado en el sur de Israel y cerca de la Franja de Gaza, fueron asesinados o secuestrados durante los ataques del 7 de octubre. Cuando los milicianos de Hamas entraron a la comunidad, quienes estaban allí comenzaron a enviar pedidos de auxilio a sus contactos, uno de los cuales llegó a Beni Avitar. Justo había salido a trabajar. "¿Qué significa ser la primera respuesta? Hay que entender que somos civiles, como ustedes. Estaba trabajando en otro lugar, a una hora de viaje de acá y busqué a otro amigo. Éramos como unos diez. Teníamos armas, ropa, cascos y todo lo que necesitábamos", comenzó su relato en una charla que organizó en junio la Europe Israel Press Association (EIPA).
Las imágenes del kibutz completamente destruido también causaron conmoción en las redes sociales. Cuando Avitar volvió, pudo entrar a su casa y comprobó cómo los milicianos se hacían pasar por miembros del Ejército israelí para que los residentes salieran de sus escondites.
También recordó el ataque Sapir Cohen, una israelí de 29 años que justo estaba en Nir Oz de visita a sus padres y que fue secuestrada durante el ataque de Hamas. Cuando fue liberada a fines de noviembre, Cohen contó en diálogo con el medio israelí N12: "Le dije al chico que estaba adelante: ‘Soy una niña’, pero al terrorista no le importó". Sobre su violenta llegada a la Franja de Gaza, donde estuvo durante casi dos meses, Cohen relató: "Vi miles de civiles y todos vinieron a golpearme. Me pegaron muy fuerte, tenía que protegerme con las manos".
Yocheved Lifshitz, de 85 años, también fue secuestrada junto a su esposo por Hamas en el kibutz Nir Oz. Fue liberada dos semanas después del ataque. "Arrasaron nuestro kibutz. Me tomaron como rehén. Me subieron a una moto y aceleraron a través de un matorral", reveló desde el hospital el 24 de octubre último, después de su liberación. Y continuó: "Las masas asaltaron nuestras casas. Golpearon a la gente, tomaron algunos rehenes. No distinguieron entre jóvenes y ancianos, fue muy doloroso".
Lifshitz explicó que, de camino a la Franja de Gaza, sus captores la fueron golpeando durante todo el viaje. "Me llevaron con las piernas en un lado y la cabeza en el otro", recordó, informó en su momento el diario israelí Times of Israel. "Pasé por un infierno que nunca habíamos imaginado", aseguró en declaraciones a periodistas en un hospital de la ciudad de Tel Aviv, horas después de que Hamas la entrega a autoridades de Egipto.
La mujer también le dedicó unas críticas a las defensas de Israel. Dijo que la valla fronteriza entre Israel y Gaza "no sirvió de nada", y se quejó de "la falta de conocimiento" del Ejército y los servicios de seguridad interior israelí Shin Bet sobre lo que Hamas estaba planeando y dijo que eso "perjudicó gravemente" a Israel.
Los argentinos secuestrados por Hamas
Más de 20 argentinos que estaban en Israel en el momento de la incursión de los milicianos fueron secuestrados y trasladados a la Franja de Gaza, junto con más de 200 ciudadanos israelíes y un puñado de extranjeros. Algunos fueron liberados, pero hay nueve que no. Entre los que siguen allí está el bebé Kfir Bibas y su familia. Si bien Hamas dijo que Kfir, su hermano y su madre murieron durante el cautiverio, no entregaron sus cuerpos, por lo que Israel no lo reconoció como fallecido. El padre, en tanto, sigue secuestrado y fue obligado a leer frente a una cámara la noticia del asesinato de toda su familia.
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Hace unas semanas, el Foro Argentino Contra el Antisemitismo (FACA) organizó una charla con dos argentinos secuestrados y liberados: Clara Marman, que estuvo 53 días secuestrada, y su pareja, Luis Har, que estuvo en Gaza durante 129 días. Con ellos estuvieron secuestrados el hermano y la hermana de Clara y su sobrina, Mía, de 17 años. "Hacíamos todo lo posible para que ella no quedara sola con los terroristas. Nos cuidábamos entre todos", contó Luis en la charla al referirse a su sobrina, a la vez que recordó que cuando estaban en cautiverio no sabían si iban "a salir con vida". La explicación de por qué estaban todos juntos la había dado Marman antes: "Estábamos todos reunidos. Mi hermana había venido de Jerusalén. Y mi sobrina de 17 años estaba con nosotros, y pensábamos disfrutar de un tranquilo fin de semana".
"Cuando escuchamos que los soldados israelíes venían a rescatarnos, sentí que todos mis miedos desaparecían”, agregó el hombre que estuvo en Gaza por más de tres meses.