El papa Francisco viajará mañana a Budapest para una visita de tres días en la que aprovechará su presencia en lo que definió como el "corazón de Europa" para dar mensajes continentales por una salida pacífica a la guerra en Ucrania y a favor de los migrantes, en medio de los rechazos del premier húngaro Viktor Orban a desplegar medidas para la acogida a extranjeros, entre otras decisiones conservadoras que caracterizan su gestión.
En el que será su viaje 41 fuera de Italia, Francisco volará este viernes desde Roma a las 8 locales (3 de la mañana en Argentina) para iniciar una visita de 60 horas en la que centrará sus actividades políticas, sociales y pastorales en la capital húngara.
El viaje de este fin de semana es una continuación de la visita de seis horas que Jorge Bergoglio hizo a Budapest en septiembre de 2021, para participar del Congreso Eucarístico Internacional.
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"Será también un viaje al centro de Europa, sobre la que continúan soplando gélidos vientos de guerra mientras los desplazamientos de tantas personas ponen a la orden del día cuestiones humanitarias urgentes", describió Francisco esta semana los ejes de su viaje.
Frente a un Orban que busca erigirse como el guardián del cristianismo tradicional y conservador en el centro de Europa, la primera actividad del Papa este viernes en suelo húngaro será una reunión con la presidenta Katalin Novak y luego con el premier, para luego pronunciar sus dos primeros discursos en el país: uno dirigido a las autoridades, la sociedad civil y al cuerpo diplomático; y el segundo a los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y a los agentes de pastoral.
Además de las diferencias explícitas en torno a temas como la acogida de inmigrantes, Orban ha mostrado también políticas conservadoras en torno a la aceptación de personas homosexuales, contrarias a las aperturas propuestas por el Papa para la Iglesia, y ha sido acusado de antisemitismo, mientras Francisco ha hecho del diálogo interreligioso uno de los ejes de su pontificado.
La llegada del Papa a Hungría, luego del pedido que hizo durante su breve visita de 2021 para que el país "se abra a todos", tiene como marco no solo la guerra en la cercana Ucrania, sino los debates europeos para que haya una respuesta común a la inmigración y no se deje solos a los países mediterráneos a la hora de dar acogida a las personas que llegan al continente.
Así, uno de los eventos en agenda es un encuentro con pobres y refugiados el sábado 29, del que participarán 600 personas, incluidos miembros de la colectividad gitana y personas de Ucrania, Afganistán, Irak y Nigeria, entre otros países en situación de conflicto y expulsión migratoria.
El sábado 29 de abril, el pontífice también visitará a los niños del Instituto "László Batthyány-Strattmann" y, en el que es también su primer viaje tras la bronquitis por la que estuvo tres días internado a fines de marzo, Francisco dirigirá un discurso a los jóvenes.
En el plano del conflicto bélico, Orban aceptó por un lado refugiados ucranianos, pero se mantiene con una postura menos condenatoria hacia Rusia que el resto de Europa: de hecho, Budapest no ha dado armas a Kiev y se ha manifestado en contra de las sanciones de la Unión Europea a Moscú, en lo que el premier húngaro ha definido como una "búsqueda de la paz" en la que comparó su postura con la de la Santa Sede.
La llegada del Papa a Hungría apenas horas después de la reunión que mantuvo este jueves en el Vaticano con el premier ucraniano Denys Shmyhal, incorporará mensajes por la paz y una salida negociada al conflicto, adelantaron fuentes vaticanas.
"Es un viaje que habla de futuro en tiempos difíciles para los cristianos, sin esconder las dificultades del tiempo que vivimos, estaremos a kilómetros de la frontera con Ucrania. Podremos esperar palabras sobre el dolor de la guerra", planteó el vocero papal Matteo Bruni en la previa.
Con casi 150 kilómetros de frontera con Ucrania, la llegada de refugiados será uno de los ejes de las conversaciones, en un contexto en el que la ciudad húngara de Záhony hospeda uno de los campos de migrantes más importantes del centro de Europa, que funciona como primer punto de referencia para las personas que huyen de la guerra en búsqueda de alcanzar otro país del continente.
El domingo 30 de abril, Francisco celebrará una misa en la capital y, antes de regresar a Roma, se encontrará con el mundo universitario y de la cultura.
El lema oficial de esta segunda visita de Francisco a Hungría será Cristo es nuestro futuro, en un contexto de caídas anuales del número de sus cristianos.
Según los datos del último censo de población, el 39% de los 9,6 millones de húngaros se considera católico, el 12% reformados calvinistas (como es el caso del mismo Orban) y el 2% luteranos, mientras que el 18% de la población se define como "no religioso" y el 27% "no quiere responder".
El que inicia mañana será el segundo viaje del Papa fuera de Italia en 2023, tras el que hizo a fines de enero a República Democrática del Congo y Sudán del Sur, y el número 41 desde su entronización en 2013, en los que visitó 60 países, y a la espera de otras peregrinaciones en agenda para este año, entre ellas una ida a Lisboa, Portugal, a inicios de agosto y otra a Marsella y Mongolia en la semana del 23 de septiembre.
Con información de Télam