El Indec difundirá la inflación de diciembre de 2024 este martes por la tarde. Se trata de un dato especialmente relevante no solo para conocer si se interrumpe o no el proceso de desaceleración de la suba de precios de los últimos meses, sino, sobre todo, porque puede llevar a que el Gobierno implemente la esperada reducción del crawling peg (ritmo de devaluación mensual), una medida que podría tomarse de cualquier modo, según entienden algunos analistas de mercado.
En general, los privados apuntan a que el IPC de diciembre, que se conocerá a las 16 horas, será superior al 2,4% de noviembre, aunque menor al 3%. Concretamente, la inflación del último mes de 2024 fue del 2,5% para Libertad y Progreso, del 2,6% para Equilibra, del 2,8% para C&T y del 2,9% para Eco Go, entre otras consultoras. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que elabora el Banco Central en base a las estimaciones privadas, la calculó en un promedio de 2,7%.
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La posible aceleración de la suba de precios también quedó plasmada en el 3,3% que midió el IPCBA de la Ciudad de Buenos Aires. Aunque en los últimos meses se volvió frecuente que la inflación de CABA sea mayor que la del nivel nacional, la leve suba respecto al 3,2% que el índice había arrojado en noviembre resulta desalentadora para Javier Milei y Luis Caputo.
Este escenario no sería sorprendente. En verdad, diciembre suele ser, por motivos estacionales, un mes de aceleración de la suba de precios, debido al mayor consumo por las fiestas y por el medio aguinaldo para trabajadores formales. A ello se le suma, esta vez, un incremento importante en la carne a inicios del mes pasado. En otras palabras, sea cual sea el decimal, el Gobierno podrá seguir exhibiendo haber tenido éxito en la estabilización de los precios de la segunda mitad de 2024, a costa del atraso salarial y la depresión del consumo.
El Gobierno prepara la baja del crawling peg
Aun así, la expectativa por si el IPC cerrará con una décima más o una décima menos pasa por la afirmación que Milei realizó en noviembre pasado, tras revelarse la inflación del 2,7% en octubre. Según dijo en aquella ocasión, "si durante dos meses más repetimos números en esta línea vamos a estar bajando el crawling peg (de 2%) a 1%", para luego eliminarlo cuando la inflación sea cercana al 1% mensual.
Ahora, los trascendidos indican que el Gobierno apunta a reducir las microdevaluaciones del peso al 1% en el corto plazo si el índice de hoy es menor al 2,5%. Pero, con todo, parece probable que el Banco Central termine ejecutando la movida de cualquier forma, incluso si el índice se acerca al 3%.
Esto se debe a que el mercado ya parece haber incorporado la perspectiva de una próxima baja del crawling peg, según se desprende de las últimas curvas de LECAP de la semana pasada. En la del viernes 9 de enero, la Tasa Efectiva Mensual (TEM) para los instrumentos de corto plazo ya se mostró levemente más baja que la del día previo, evidenciando que los mercado esperan tener igualmente un rendimiento positivo en dólares incluso con esa tasa más baja, señaló un análisis de la consultora Outlier. Para el Gobierno, no cumplir con esa expectativa podría generar discordia entre los inversores privados en un momento en el que apunta a consolidar su confianza.
"Vemos un mercado que ya ha internalizado una baja del crawl en el corto plazo, por lo que creemos que es más relevante para los precios la decisión en cuanto a la dualidad entre deuda CER y de tasa fija nominal. Y por eso mismo creemos que, aunque no se cumpla la condición por el propio Milei enunciada oportunamente (tres meses seguidos en torno a 2,5% mensual), podría decirse igualmente la reducción del ritmo del crawl y la baja de la tasa de interés", explicó Outlier, y resumió: "La verdad es que al Administración Milei ya está bastante jugada en dicho sentido. Con lo cual podría avanzar igual y volver a forzar el proceso".
Por un lado, la reducción del crawling peg resulta lógica ante la baja de la inflación, para evitar que la herramienta que hasta ahora actuó como ancla antiinflacionaria pase, al contrario, a presionar a favor de la suba de precios. Sin embargo, la medida generará más incertidumbre sobre el atraso cambiario que padece Argentina, con su consecuente pérdida de competitividad y retracción de la industria y el consumo que todavía persisten.