El Gobierno de Ucrania pidió este lunes formalmente la expulsión de Rusia de las Naciones Unidas, la institución más representativa e influyente de la comunidad internacional. Se trata de un paso más en la estrategia que coordina con Estados Unidos y las potencias europeas para aislar a Moscú y forzarlo a retirarse completamente del territorio ucraniano.
"Ucrania llama a los Estados miembros de la ONU (...) a privar a la Federación Rusa de su estatus de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y a excluirla de la ONU en su conjunto", escribió en un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania, haciéndose eco de una propuesta que ya había lanzado más informalmente el canciller, Dmytro Kuleba, el domingo por la noche, según la agencia Télam: "Expresaremos oficialmente nuestra posición. Tenemos una pegunta sencilla: ¿Tiene Rusia el derecho de permanecer como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU? Tenemos una respuesta convincente y razonada: no, no lo tiene."
Pese a la contundencia del pedido, se trata de una iniciativa meramente simbólica ya que Rusia es uno de los cinco países del Consejo de Seguridad con poder de veto, lo cual vuelve imposible aprobar cualquier resolución vinculante en su contra.
El Consejo de Seguridad es el único órgano de la ONU con capacidad de emitir decisiones vinculantes -es decir, que deben ser cumplidas- para todos los Estados miembro. Y dado el poder que tiene, cuando la institución se creó, tras la Segunda Guerra Mundial, se puso un límite para evitar cualquier situación incómoda para las potencias que habían quedado del lado ganador en aquel momento: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Estos cinco países pueden vetar cualquier decisión.
Por eso, durante toda la Guerra Fría fue prácticamente imposible aprobar resoluciones que afectaran de alguna manera a un aliado del bloque capitalista o a uno del bloque socialista. O Estados Unidos lo vetaba o lo hacía Rusia. Lo mismo sucede ahora. Washington vetó las resoluciones que intentaron condenar o criticar sus invasiones o ataques a terceros países, y Rusia o China vetan las que las ponen en la mira a ellas.
Ucrania cayó en esta lógica este año tras la invasión rusa de febrero pasado.
Además, el argumento utilizado por Kuleba, que "Rusia usurpó el asiento de la Unión Soviética en el Consejo de Seguridad de la ONU", difícilmente convencerá a los expertos ya que, con la caída de la URSS y el fin de la Guerra Fría, existió un consenso, incluso en Estados Unidos y Europa, que Rusia debía ser la heredera de los derechos y obligaciones internacionales de la Unión Soviética. Por esta misma razón, por ejemplo, se acordó que el arsenal nuclear del resto de las repúblicas soviéticas -entre ellas Ucrania- sea devuelto a Moscú.