El presidente de Rusia, Vladimir Putin, decretó la prohibición de la venta de petróleo y productos derivados a todos aquellos países que decidieron imponer un tope al precio del crudo ruso. Eso incluye a la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Canadá, Japón y Australia. A principios de diciembre, estas potencias fijaron un máximo de 60 dólares para el crudo transportado por vía marítima y la prohibición de algunos tipos de petróleo ruso para presionar un repliegue militar de Moscú en Ucrania y forzar el fin de la invasión que ya lleva más de 10 meses.
El decreto "sobre la aplicación de medidas económicas especiales en el sector de combustibles y energía en relación con el establecimiento por parte de algunos Estados extranjeros de un precio máximo para el petróleo y los productos derivados del petróleo rusos" entrará en vigor el 1 de febrero de 2023 hasta el 1 de julio de 2023.
La medida contempla la prohibición del suministro de petróleo y productos derivados del petróleo de la Federación Rusa "a quienes prescriben un precio máximo en los contratos", según recoge la agencia TASS.
Estados Unidos y sus aliados no solo impusieron un tope al precio del crudo. El 5 de febrero también entrará en vigor un tope adicional para los productos derivados (gasoil, nafta y fueloil). El límite está fijado de forma que Moscú no pueda eludir el embargo vendiendo su petróleo a terceros países a un precio más elevado.
El precio del crudo de los Urales, el que exporta Rusia, está actualmente en 53 dólares el barril, por debajo del tope de 60 dólares impuesto, debido a los descuentos ofrecidos por el Kremlin a medida que las sanciones en su contra dificultan cada vez más el comercio. En este sentido, el Ministerio de Energía de Rusia llevará a cabo el seguimiento del cumplimiento del decreto presidencial sobre las medidas de represalia frente a la introducción de un techo en los precios del petróleo ruso.
La decisión de la UE más el G7 y Australia generó interrogantes sobre cómo afectará los precios del mercado, aunque se comprometieron a revisarla cada dos meses y que no rige para el que llega por oleoducto a Hungría, República Checa y Eslovaquia. Entonces, el crudo de referencia estadounidense había subido 90 centavos a 80,88 dólares por barril. En su momento, las quejas también llegaron desde Ucrania, que había planteado que precio máximo fuera de 30 dólares por barril, por estimar que, a 60, Rusia igual tendrá ganancias anuales de 100.000 millones de dólares, plata que usará para financiar su invasión del país.
La UE era antes de la guerra el principal cliente de Rusia y solamente en 2021 le compró unos 75.000 millones de dólares en petróleo y productos derivados: el bloque espera que las sanciones tengan como resultado una reducción del 90% de esas importaciones.
De acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la producción rusa caerá 1,4 millones de barriles diarios el próximo año tras las medidas impuestas por las potencias occidentales. Sin embargo, este año, las predicciones sobre el efecto que tendrían las sanciones occidentales sobre la economía de Rusia demostraron ser exageradas. El PBI se contrajo -cuando se esperaba una expansión antes de la invasión a Ucrania- pero mucho menos de lo que habían pronosticado los analistas de Estados Unidos y Europa.
Con información de Europa Press y de Télam.