Desde la invasión rusa a Ucrania, el pasado 24 de febrero, los aliados de Kiev -entre los que figuran países de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos- enviaron a dicho país en conflicto miles de millones de dólares en armas, municiones y equipo militar para enfrentar al ejército de Moscú. Lógicamente, esto provocó un importante aumento en la demanda de defensa aérea y equipamiento, razón por la cual los fabricantes de armas no dan abasto para la producción.
Luego de nueve meses en conflicto, países de la UE y desde Washington señalan que se están agotando sus reservas de arsenal armamentístico. En este marco, los grandes fabricantes de armas del mundo están incrementando la producción de lanzacohetes, tanques y municiones para sostener la oferta frente a una demanda sostenida.
El problema es la falta de mano de obra; por eso, empresas como la estadounidense Raytheon Technologies llamó a sus trabajadores jubilados para impulsar la manufactura de sistemas de misiles antiaéreos Stinger. Estas se disparan desde el hombro y son las armas más solicitadas desde la invasión, pero como se habían dejado de producir en las últimas décadas, tuvieron que acudir a soluciones desesperadas como la de traer a trabajadores antiguos para aumentar la producción.
El Pentágono, específicamente, se comprometió a enviar más de 17.000 millones de dólares en armas (entre las cuales, los misiles Stinger son los más demandados) y diversos servicios para Ucrania. Asimismo, han otorgado alrededor de 3.400 millones de nuevos contratos para reponer las existencias nacionales y las de sus aliados.
A su vez, L3Harries Technologies Inc. ha estado extrayendo chips de computadoras y radios antiguas para fabricar nuevos equipos de comunicación y así evitar cualquier entrega relacionada con el territorio liderado por el mandatario Volodimir Zelenski. Mientras que Lockheed Martin está duplicando su producción de misiles antitanque Javelin en colaboración con Raytheon. También planean incrementar la producción de su sistema de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS), que es capaz de alcanzar objetivos situados a 300 kilómetros de distancia.
Más allá de lo que ocurre en EE.UU., también hay un importante aumento de la producción de armas en Europa. Compañías como la alemana Rheinmetall AG y la sueca Saab AB han disparado su capacidad de producción con la esperanza de recibir grandes pedidos. La primera de ellas, una de las mayores fabricantes de armas y municiones, reforzará su producción de municiones y sostuvieron, desde la dirección ejecutiva, que se firmarán nuevos contratos para el próximo año.
Con información de Sputnik.