Después de una semana de no verse las caras, los negociadores de Rusia y Ucrania se sentaron de nuevo alrededor de una mesa en Turquía y, por primera vez, ambas partes salieron con la sensación de hubo avances. Por un lado, Moscú anunció que reducirá sus ataques en la región de la capital y hacia el Norte, en la frontera con Bielorrusia; mientras que, por el otro lado, Kiev le entregó su propuesta de acuerdo, a la que el gobierno ruso prometió analizar y responder.
"Ante el avance de las negociaciones para el acuerdo de neutralidad y el estatus no nuclear de Ucrania (...) el ministerio tomó la decisión de disminuir cardinalmente la intensidad de la operación militar en las áreas de Kiev y Chernihiv", dijo ante la prensa Alexandr Fomin, segundo de la cartera de Defensa del gabinete de Vladimir Putin. Poco después, el asesor presidencial y jefe negociador ruso, Vladimir Medinski, agregó: "Las conversaciones han sido constructivas. Hemos recibido propuestas de Ucrania para la consideración y su posición bien explicada para ser incluida en el acuerdo."
Poco después, desde Ucrania, las imágenes en redes sociales y algunos medios locales se multiplicaron de fuerzas rusas replegándose en las afueras de Kiev, la capital. Sin embargo, periodistas dentro de la ciudad mostraron videos, en los que se escuchaban aún los estruendos ataques de artillería lejanos.
Horas más tarde, el gobierno estadounidense puso en duda el anuncio de Rusia. "Estamos viendo un pequeño número de tropas ahora que parecen estar alejándose de Kiev, pero esto no significa que la amenaza haya terminado", aseguró el vocero del Pentágono, John Kirby, en conferencia de prensa. "Todos deberíamos estar preparados para ver una gran ofensiva contra otras áreas de Ucrania", agregó.
Sin embargo, Medinski aclaró que el anuncio militar "no es un alto el fuego" y agregó: "Esa es nuestra aspiración, gradualmente ir revirtiendo la escalada del conflicto, al menos en estos frentes", según una entrevista con la agencia de noticias rusa RIA. Esta definición puede ser clave para entender las negociaciones que se vienen: por fuera de las regiones de Kiev y Chernihiv, tras más de una mes de guerra, Rusia controla militarmente toda la frontera oriental, lindante con Rusia, y casi todo el sur, es decir, toda la costa del Mar de Azov y parte de la del Mar Negro.
El negociador ruso informó que mañana miércoles no habrá un nuevo encuentro, en el palacio estambulita de Dolmabahce, a orillas del Bósforo en Turquía. Pero el enviado de Vladimir Putin sí dejó una nota optimista ante el temor a una nueva parálisis en el diálogo de paz: Ahora Rusia "entiende cómo lograr un compromiso", publicó la agencia de noticias rusa Sputnik.
Hace dos semanas, la prensa internacional había filtrado lo que luego los negociadores ucranianos describieron como la propuesta rusa para terminar la guerra y firmar un acuerdo de paz. Este martes, el asesor presidencial y negociador del gobierno de Ucrania, Mykhailo Podolyak, informó que entregaron su borrador de un acuerdo a sus contrapartes rusas y adelantó los puntos principales en una serie de tuits.
Las principales demandas ucranianas que ahora Rusia debe analizar son:
- Rusia no se oponga a un eventual ingreso de Ucrania a la Unión Europea (UE), algo que Kiev volvió a pedir formalmente durante esta guerra y que el bloque analiza.
- Un tratado que dé "garantías de seguridad incondicionales", análogas al artículo 5 de la OTAN, que establece que si un Estado miembro es atacado, el resto de las partes de la alianza militar tiene que salir en su defensa a contraatacar la agresión. "Los Estados garantes serían Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania y estarían legalmente obligados a proteger a Ucrania en caso de cualquier agresión". Otro miembro de la delegación ucraniana amplió la lista de garantes a Canadá, Polonia e Israel, y adelantó que algunos gobiernos ya dieron "su consentimiento preliminar".
- La soberanía de la península de Crimea -anexada por Rusia en 2014- será definida en "negociaciones bilaterales entre Ucrania y Rusia dentro de 15 años", es decir, que ya no serán parte de la mesa de negociación Francia y Alemania. "También se ofrece que la cuestión de Crimea no se resuelva por medios militares de ninguna manera. Solo esfuerzos políticos y diplomáticos".
Podolyak también aseguró que se habló de "una tregua, decisiones efectivas sobre corredores y convoys humanitarios y el resto de ambas partes a las leyes y costumbres de la guerra". Sin embargo, ni los negociadores ucranianos ni los rusos se refirieron a uno de los puntos centrales de cualquier eventual acuerdo de paz: ¿Rusia abandonará todas las regiones ucranianas que ocupó desde que invadió a ese país vecino el 24 de febrero, o cómo pronostican muchos analistas mantendrá una presencia militar en las dos regiones separatistas del este del territorio que reconoció como independientes y que formalmente siguen en guerra con el Estado ucraniano? ¿O incluso controlarán militarmente un territorio más amplio que esas dos regiones separatistas, a lo largo de su frontera y del sur ucraniano, sobre las estratégicas costas del Mar de Azov y el Mar Negro?
Luego de que Podolyak hiciera público algunos de los pedidos de su borrador, el negociador ruso Medinski hizo algunas aclaraciones: "Las garantías de seguridad (de terceros países) no se aplican al territorio de Crimea y Sebastopol, es decir, Ucrania renuncia al intento de recuperar Crimea y Sebastopol por la vía militar y declara que esto solo es posible mediante negociaciones". También dijo lo mismo para las dos regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, pese a que sus contrapartes ucranianas no hicieron ninguna mención pública a ello.
Los anuncios activaron de nuevo los canales diplomáticos internacionales. El gobierno estadounidense informó que, tras el diálogo en Turquía, el presidente Joe Biden conversó este martes con sus pares de Francia, Italia y Reino Unido. Después de esa charla, Macron habló con Putin por teléfono.
También generó expectativa en los mercados internacionales. Poco después de los anuncios en Turquía, los precios de los dos petróleos de referencia, el Brent y el WTI, bajaron más de un 5%. También la moneda rusa, el rublo, subió un 10%, después de semanas de fuertes devaluaciones impulsadas por la lluvia de sanciones económicas, financieras y políticas impuestas por Estados Unidos, las potencias europeas y los principales aliados de Washington en el mundo.