Los principales líderes de Europa ya habían recorrido las calles y los puestos de seguridad militares en Kiev, al igual que varios miembros de la primera línea del Gobierno de y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Sin embargo, la visita que el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, más esperaba era la de su mayor aliado, político y económico: Joe Biden. Este lunes, sin ninguna anticipación o guiño previo que anticipara su decisión, el estadounidense sorprendió al mundo entero al aterrizar en la capital ucraniana en una semana muy simbólica: este viernes se cumplirá un año de la invasión rusa que marcó el inicio de la guerra entre los dos países.
Desde su Twitter, el mandatario estadounidense explicó por qué tomó la decisión de viajar, pese que sus asesores de seguridad y militares le vienen diciendo hace un año que podría ser muy peligroso: "Cuando nos acercamos al aniversario de la brutal invasión de Rusia a Ucrania, estoy en Kiev hoy para reunirme con el presidente Zelensky y reafirmar nuestro incansable compromiso con la democracia de Ucrania, su soberanía e integridad territorial. Cuando Putin lanzó su invasión hace casi un año, pensaba que Ucrania era débil y que Occidente estaba dividido. Pensaba que podía durar más que nosotros. Estaba completamente equivocado".
"A lo largo del último año, Estados Unidos forjó una coalición de naciones desde el Atlántico hasta el Pacífico para ayudar a defender a Ucrania con un apoyo militar, económico y humanitario sin precedentes, y ese apoyo se mantendrá", agregó.
Poco después de aterrizado , Biden se encontró con Zelensky en el palacio presidencial donde celebró: "Un año después, Kiev resiste. Ucrania está de pie. La democracia resiste. Los estadounidenses y el mundo están con ustedes."
Durante la conferencia de prensa conjunta que mantuvieron, el presidente estadounidense no solo recordó la ayuda militar enviada hasta ahora -"700 tanques, miles de vehículos blindados, más de mil sistemas de artillería, más de dos millones de rondas de municiones de artillería, más de 50 sistemas avanzados de lanza misiles y sistemas de defensa aérea"-, sino que también hizo un nuevo anuncio: "Esto no incluye los 500 millones de dólares que anunciaremos hoy y mañana. Y eso es solamente por parte de Estados Unidos".
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Según explicó, esta nueva ayuda militar incluirá "más munición de artillería, más javelins (un sistema portable de misiles anti tanques), radares de vigilancia aérea que protegerán a la gente de los bombardeos". Además, agregó: "Más adelante en la semana, anunciaremos más sanciones contra empresas y personas que tratan de esquivar las sanciones y ayudar a la maquinaria de guerra rusa. Y gracias al apoyo bipartidista del Congreso, esta semana entregaremos miles de millones para ayudar directamente a las partidas presupuestarias, para que el Gobierno use de inmediato para garantizar los servicios públicos básicos."
La visita se realizó sin sobresaltos aunque cuando ambos líderes fueron a visitar la catedral de San Miguel y su famosa cúpula dorada, las sirenas que avisan sobre la posibilidad de un ataque comenzaron a sonar. Nada sucedió después y terminaron de colocar las ofrendas florales en el memorial que honra a los soldados ucranianos caídos desde 2014 en la guerra separatista del este del país, desde el levantamiento de milicias pro rusas en las provincias de Donestk y Lugansk, hoy ambas anexadas -además de otras dos regiones y la península de Crimea- por Rusia.
Tras la parada sorpresa de este lunes en Kiev -la primera de este presidente a una zona de guerra-, Biden continuará con su viaje -este sí programado- a la vecina Polonia, un socio de la OTAN y el miembro de la Unión Europea que más empuja por mayor apoyo militar y económico a Ucrania.
Los efectos de un año de guerra
El conflicto en Ucrania se ha mantenido, a lo largo de todo este año, como uno de los temas centrales de la agenda internacional.
Por un lado, se ha convertido en la columna vertebral de la polarización entre Estados Unidos y Rusia, en tanto aliado del verdadero rival de Washington, China. Esta confrontación se reflejó principalmente en el plano económico: las potencias occidentales inundaron a Moscú de sanciones financieras y comerciales que incluso afectaron a sus propias economías con tal de intentar desgastar al Gobierno de Vladimir Putin. Los efectos de esta pulseada se sintieron en la economía mundial, especialmente a través de una fuerte escalada de los alimentos y la energía en el primer semestre.
Por otro lado, la guerra desató la mayor ola de refugiados que haya visto Europa en su territorio desde la Segunda Guerra Mundial. Según distintas agencias de la ONU, el conflicto ya provocó más de 6 millones de desplazados internos y un número similar de refugiados, la mayoría en los países europeos vecinos, y más de 7.000 civiles muertos, aunque se reconoce que esta última cifra seguramente es mucho mayor.