El estallido de los barrios franceses: tercer acto de una crisis profunda.

Chalecos amarillos, reforma de las pensiones, explosión de jóvenes precarizados contra la violencia policial, son las tres caras de las políticas neoliberales de Macron. 

01 de julio, 2023 | 13.23

Desde diciembre de 2018, el presidente, Emmanuel Macron (2017-2022), elegido nuevamente frente a Marine Le Pen (2022-2027), aborda un nuevo estallido popular producto del asesinato del joven Nahel por un policía. Los cien días de "apaciguamiento" decretado por el presidente en abril y que vencen el 14 de julio, acaban de volar por los aires

Desde el 27 de junio, la bronca de los jóvenes frente al asesinato a mansalva de uno de ellos se expresó en incendios, ataques a comisarías, comercios, autobuses, escuelas, centros comunitarios, municipalidades, etcétera, provocando 1300 arrestos y 79 heridos en las fuerzas policiales.

Este sábado, una multitud se hizo presente en el sepelio del joven Nahuel en la mezquita de la ciudad de Nanterre.

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Un poco de historia reciente

El movimiento de los "chalecos amarillos", que generó movilizaciones espontáneas en el país todos los sábados durante más de un año desde diciembre del 2018, expresó el descontento de los habitantes de pequeñas y medianas ciudades, desprovistas cada vez más de transporte público, de hospitales, de viviendas accesibles y con salarios precarios. Macron invirtió 10 mil millones de euros para apaciguar el descontento y bajó el precio de la gasolina, lo que había motivado la movilización popular.

La reforma de pensiones, que finalmente se aprobó por decreto, movilizó durante seis meses en más de 250 ciudades, a millones de trabajadoras y trabajadores gracias a la unidad sindical, contra la prolongación de dos años de trabajo para cobrar una jubilación completa y 43 años de cotización. Si bien esta primera batalla se perdió, los sindicatos crecieron con miles de nuevas adhesiones y siguen unidos para afrontar las próximas luchas por aumento de salarios y mejoras en las condiciones de trabajo.

La violencia policial, presente en estas luchas, con un saldo de manifestantes gravemente heridos -ojos reventados por tiros a la cara, manos arrancadas por granadas, arrestos indiscriminados-, se manifiesta nuevamente con el alevoso asesinato de un joven de 17 años porque no quiso respetar la orden de parar su vehículo. Hubo ya trece casos similares en 2022 y éste es el quinto de 2023, es decir, un asesinato por mes desde principios del año pasado. ¡En Alemania hubo un caso en diez años! La diferencia entre ambos países se explica porque en Alemania no se aplica la ley de 2017 de Bernard Cazeneuve, Primer ministro de François Hollande, cuyo artículo 435-1 permite al funcionario policial hacer uso de su arma en caso de "legítima defensa" sin necesidad de probarlo.

Gracias a un video -que muestra el momento del disparo y que desmiente las explicaciones del policía-, el mismo se encuentra actualmente imputado por "homicidio voluntario" y en detención provisoria. 

La derecha y la extrema derecha piden más represión y dos sindicatos de policías (Aliance et Unsa que organizan a 49% de los sindicalizados) afirman en un comunicado que "están en guerra" contra las "hordas salvajes", llaman abiertamente a la sedición y a la "resistencia" amenazando al Gobierno que consideran débil frente a la revuelta.

Frente a este panorama, el gobierno de Macron intenta un equilibrio inestable entre represión a ultranza y declaraciones de apaciguamiento, expresando su pesar por la muerte de Nahuel y llamando a los padres a controlar a sus hijos, echando la culpa de los desmanes a los video-juegos. En estos tres días, los destrozos, incendios y saqueos han sido más importantes que otros años, comprobándose la participación masiva de jóvenes entre 13 y 17 años. Las medidas impuestas, sin llegar al toque de queda, consistieron en aumentar los efectivos policiales con blindados y cuerpos especiales, prohibir la circulación de buses y tranvías a partir de las 21 horas y suspender la realización de grandes eventos musicales y deportivos.

¿Y a izquierda?

Militantes y dirigentes de los partidos de izquierda estuvieron presentes en la “Marcha blanca” organizada el jueves 29 por la familia y amigos del joven asesinado. Según la prefectura hubo 6200 personas pidiendo “justicia por Nahel”.

Dirigentes de los cuatro partidos que conforman la NUPES (Nueva Unión Popular, Ecologista y Social) se solidarizaron con la revuelta, aunque con matices. Si bien no lo dicen de la misma manera, Jean-Luc Mélenchon, Marine Tondelier (líder de Europe Écologie-Les Verts) y Olivier Faure (primer secretario del PS) piden que se escuche la cólera. "Hay muchos problemas, la relación policía-población se ha deteriorado demasiado, la situación económica y social es muy especial: todo se ha vuelto explosivo, y eso es lo que se expresa hoy. No veo ningún mensaje que podamos enviar para calmar los ánimos", afirmó Olivier Faure.

En cambio, el dirigente del Partido Comunista, Fabien Roussel, sostuvo que “la violencia no sirve de nada en nuestro combate por la verdad y la justicia..” pide calma y llama a una manifestación pacífica que pida justicia por que se haga justicia y se sepa la verdad sobre el asesinato de Nahel”.

El viernes 30, La Francia insumisa publicó el siguiente comunicado que analiza la situación y propone una salida a la crisis actual.

“Por un plan de urgencia para salir de la crisis": 

La muerte del joven Nahel en Nanterre la mañana del 27 de junio desencadenó una ola de emoción y rabia en todo el país. También actuó como una chispa, encendiendo un movimiento de revuelta en muchas ciudades de todo el país, que requiere urgentemente una respuesta política.

Frente a esta situación, el gobierno está encerrado en una escalada verbal de medidas de seguridad que no hace más que empeorar la situación.

Aunque no apoyamos ninguna estrategia de violencia, queremos que se aborden las causas de la situación, porque los problemas no son nuevos. En los barrios populares, el racismo, la violencia policial y la discriminación en el acceso al empleo y a la vivienda son el cotidiano de los residentes. Las políticas neoliberales de austeridad llevan décadas socavando los servicios públicos, la protección social y la solidaridad comunitaria. Para que haya concordia, el gobierno debe intervenir sobre estas cuestiones, y hoy, como en el pasado, no lo está haciendo. Desde las revueltas de 2005, no se ha hecho nada.

Pedimos un debate en la Asamblea Nacional en virtud del artículo 50-1 de la Constitución para proponer un plan de emergencia que incluya:

➤ La derogación inmediata de las disposiciones de "licencia para matar" de la ley Cazeneuve de 2017, responsable de la explosión de muertes de jóvenes tras negarse a obedecer órdenes.

➤ La creación de una comisión "Verdad y Justicia" sobre la violencia policial que provoca la muerte o mutilaciones de ciudadanos para establecer todos los responsables.

➤ El traslado judicial de competencia inmediato de todos los casos de violencia policial, la reforma completa de la IGPN (Inspección general de la policía nacional) y la creación de un servicio de investigación independiente.

➤ Que el Estado se haga cargo de las reparaciones de comercios, viviendas y lugares públicos dañados en los últimos días.

➤ Una reforma en profundidad de la policía nacional para reconstruir una policía republicana, mejor formada y libre de toda forma de racismo, que incluya en particular la disolución de la BAC (Brigada anti-criminal), el restablecimiento del código deontológico de 1986, la mejora de la formación, la instauración de una verdadera policía de proximidad y el fin de las técnicas letales de inmovilización. Hay que poner fin al periodo abierto por Sarkozy en 2002 de tratar a los jóvenes de los barrios populares como un enemigo interno.

➤ Un programa de acción global contra la discriminación que incluya la creación de una Comisión de Igualdad, centros especializados en los tribunales de apelación y la introducción de un recibo de control de identidad para luchar contra los controles de identidad por motivos de raza.

➤ Un plan de inversión pública en los barrios populares para restablecer los servicios públicos, la vivienda, las escuelas públicas, el acceso a la sanidad y la cultura, y la financiación de asociaciones y centros sociales.”

Difícilmente el presidente Macron se inspire en este comunicado de la Francia Insumisa puesto que considera a esta izquierda su principal enemigo. Su ministro del interior, Gérald Darmanin acusa a Mélenchon de “terrorista intelectual”.

Macron acaba de suspender su viaje de tres días a Alemania “debido a la situación interna”. Toda manifestación callejera está prohibida a partir de las 14hs y se siguen extremando las medidas de seguridad en todo el país. En todo caso le será difícil al gobierno aplacar la ira acumulada con más represión sin tomar medidas de fondo.