Los rebeldes de la región de Tigré, en conflicto desde hace 17 meses con el ejército etíope, se comprometieron hoy a respetar un alto el fuego horas después de que el Gobierno federal anunciara "una tregua humanitaria ilimitada".
"El Gobierno del Tigré se compromete a aplicar un cese de hostilidades, efectivo inmediatamente", indicaron hoy en un comunicado, pidiendo al Gobierno etíope "tomar medidas concretas para facilitar el acceso sin restricciones" a la región en el norte del país.
El Gobierno federal del primer ministro Abiy Ahmed decretó ayer una "tregua humanitaria indefinida" para permitir "la libre circulación de la ayuda humanitaria a los que necesitan asistencia" en esta región amenazada de hambruna y donde no ha entrado ninguna ayuda desde el 15 de diciembre.
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Los rebeldes señalaron que "vincular cuestiones políticas y humanitarias es inaceptable", pero aseguraron que "harán lo mejor para dar una oportunidad a la paz", informó la agencia de noticias AFP.
Las fuerzas progubernamentales y los rebeldes se enfrentan en el norte de Etiopía desde noviembre de 2020, cuando Abiy Ahmed envió allí al ejército federal para desalojar a las autoridades de la región, gobernada entonces por el Frente de Liberación del Pueblo Tigré (TPLF), que llevaba meses impugnando su autoridad.
Las tropas rebeldes del TPLF fueron rápidamente derrotadas. Pero en 2021 tomaron el control de la región y, desde entonces, se ha extendido a las regiones vecinas de Amhara y Afar.
Los casi 17 meses de conflicto han provocado una grave crisis humanitaria en el norte de Etiopía, donde más de nueve millones de personas necesitan ayuda alimentaria, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
En Tigré, el PMA estimaba en enero que 4,6 millones de personas, es decir 83% de los cerca de 6 millones de habitantes de la región, se encontraban en situación de "inseguridad alimentaria", mientras que 2 millones sufrían "escasez extrema de alimentos".
Desde mediados de febrero, las operaciones humanitarias en Tigré, donde más de 400.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares por el conflicto, están casi interrumpidas por la escasez de combustible y liquidez, según la ONU.
Los combates impiden el paso de camiones con ayuda humanitaria y de combustible por el único acceso terrestre operativo, que une Semera, capital de Afar, y Mekele, capital de Tigré.
La ONU ha denunciado durante mucho tiempo un "bloqueo humanitario" de Tigré, del cual el Gobierno y los rebeldes se responsabilizan mutuamente.
Los diplomáticos extranjeros encabezados por Olusegun Obasanjo, el enviado especial de la Unión Africana (UA) para el Cuerno de África, intentan desde hace meses conseguir negociaciones de paz, pero con pocos progresos visibles.
Washington, cuyo enviado especial para el Cuerno de África, David Satterfield, se encontraba en Etiopía esta semana, "exhorta a todas las partes" a basarse en el anuncio de una tregua "para hacer que progrese un alto el fuego negociado y duradero" informó hoy el departamento de Estado estadounidense.
"La Unión Europea saluda la tregua humanitaria decretada por el Gobierno de Etiopía y el cese de hostilidades decidido por las autoridades de Tigré", reaccionó la representación de la UE en Adís Abeba.
El Gobierno etíope ya había decretado un alto el fuego unilateral el 28 de junio, cuando las fuerzas del TPLF entraron en Mekele. Esta tregua solo era válida "hasta el final de la temporada de cultivos".
Luego los combates recomenzaron. Los rebeldes del TPLF avanzaron en Amhara y Afar y afirmaron en un momento encontrarse a 200 kilómetros de Adís Abeba.
A finales de diciembre, en tanto, se replegaron a Tigré, tras una contraofensiva del ejército etíope que indicó que no entraría en esa región.
Con información de Télam