Hace casi cuatro meses anunció que volverá a ser candidato presidencial y este fin de semana, cuando aún falta casi un año para que arranque el calendario electoral en Estados Unidos, el ex mandatario Donald Trump intentó relanzar su incipiente campaña con un enardecido discurso en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), una de las principales citas anuales del movimiento conservador norteamericano.
Entre ovaciones y aplausos, Trump se despachó con promesas grandilocuentes y ataques, tanto al Gobierno demócrata de Joe Biden como a sus correligionarios republicanos, con un invitado especial en primera fila: el ex presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien elude en ese país los llamados del Gobierno y la Justicia brasileños mientras espera que el Departamento de Estado defina si le otorga una visa para quedarse más tiempo allí.
Como candidato a la nominación presidencial republicana para las elecciones de 2024, Trump no dejó títere con cabeza. Estimó que Estados Unidos está de rodillas y que los estadounidenses deben librar "una lucha épica para rescatar" al "país de las personas que lo odian y quieren destruirlo por completo", informó la agencia de noticias AFP.
"Teníamos un Partido Republicano que estaba gobernado por raros, neoconservadores, globalistas, fanáticos de una frontera abierta y tontos", afirmó, mencionando por sus nombres a algunas personalidades republicanas. En su opinión, los estadounidenses estaban cansados de "dinastías políticas arraigadas en ambos partidos, de intereses especiales podridos, de políticos amantes de China" y de partidarios de "guerras extranjeras interminables".
"Vamos a tener una Tercera Guerra Mundial si algo no ocurre pronto", advirtió Trump, quien desaprueba la ayuda militar estadounidense a Ucrania. "Soy el único candidato que puede hacer esta promesa: evitaré la Tercera Guerra Mundial. La evitaré y será muy fácil", sentenció.
En casi dos horas de discurso hizo un repaso de sus temas recurrentes, como el resultado de las presidenciales de 2020 que perdió ante Biden, y que él considera fraudulento. Arremetió contra los fiscales de "izquierda radical" en un momento en el que podría ser llevado ante la justicia por las víctimas del asalto al Capitolio cometido por sus simpatizantes en enero de 2021.
El ex presidente se vanaglorió de haber deportado a decenas de miles de migrantes y de haber empezado a construir un muro en la frontera con México (aunque fue el demócrata Bill Clinton quien realmente lo inició), parado por Biden, y que él promete ampliar si vuelve a la Casa Blanca. Además, denunció "un caos total" en la frontera y acusó a varios países de "vaciar sus prisiones, manicomios e instituciones mentales y de enviar todos sus problemas directamente al vertedero: Estados Unidos".
Lejos de la descripción que hizo Trump, cientos de miles de migrantes, en su inmensa mayoría latinoamericanos pobres, intentan cruzar todos los meses la frontera con Estados Unidos en busca de una vida mejor o para huir de la violencia en sus países.
Mientras la presencia de Trump fue central en la convención conservadora, llamó la atención las ausencias de otros posibles presidenciables en 2024 como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el ex vicepresidente Mike Pence.
Y la explicación parecía evidente cuando se vio cómo el público interrumpió una y otra vez a la única rival declarada por ahora del ex presidente en las internas, Nikki Haley. El movimiento de Trump "Make America Great Again" (MAGA, Haz a Estados Unidos Grande De Nuevo") se adueñó de la CPAC. Prueba de ello es que durante la convención la sala estuvo semivacía pero se llenó cuando Bolsonaro y Trump subieron al escenario.
"En este momento doy gracias a Dios por mi segunda vida y también a él por la misión de ser presidente de la República por un mandato, pero siento, en el fondo, que esta misión aún no ha terminado", afirmó Bolsonaro cuando le tocó hablar. Su "segunda vida" empezó tras el apuñalamiento de 2018 que le dejó secuelas por las que tuvo que ser hospitalizado varias veces, una de ellas en Florida, en el sur de Estados Unidos, adonde llegó en diciembre, antes de la investidura de su sucesor izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro, de 67 años, volvió a quejarse de los resultados electorales. "Tuve mucho más apoyo en 2022 que en 2018. No sé por qué los números mostraron lo contrario", repitió Bolsonaro, que en febrero anunció su intención de volver "en las próximas semanas" a su país, donde las autoridades brasileñas investigan si instigó o no los asaltos de sus simpatizantes contra el palacio presidencial, el Congreso y la Corte Suprema el 8 de enero.
En un discurso salpicado por referencias a Dios y a la Biblia, Bolsonaro reiteró que cree haber hecho "un buen trabajo". "Continúo fiel a nuestros principios, a nuestro lema, Dios, patria, familia y libertad".
Con información de Télam