Los abortos cayeron un 60% en Texas con su nueva ley restrictiva

En el primer mes desde que entró en vigor la norma, el número de intervenciones se redujo dramáticamente y confirmó lo que denunciaban dirigentes y activistas: se trata de la ley más restrictiva en Estados Unidos en décadas.

10 de febrero, 2022 | 19.34

La nueva ley que restringe el aborto en Texas, calificada por el movimiento feminista estadounidense como una de las más duras de las últimas décadas, ya demostró su eficacia en su primer mes de vigencia: las interrupciones voluntarias de embarazos cayeron un 60%, según cifras oficiales del propio estado. 

Por primera vez, la Comisión de Servicios de Salud y Humanos de Texas comunicó las cifras mensuales durante el cambio legal del año pasado y el resultado es contundente. El estado pasó de registrar más de 5.400 abortos legales en agosto pasado a casi 2.200 en septiembre, según publicó hoy la cadena de noticias ABC.

"Este es el principio del impacto devastador" de esta ley, alertó en un comunicado Planned Parenthood, una de las más reconocidas instituciones que defienden el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en Estados Unidos. 

En paralelo, medios de otros estados vecinos informan hace meses que mujeres de Texas viajan cientos de kilómetros y cruzan las fronteras estatales para poder abortar en condiciones legales y seguras. 

Pero las cifras de Texas y los festejos de las organizaciones conservadoras estadounidenses de esta semana confirmaron los peores miedos del movimiento feminista: El aborto legal está bajo ataque y, por primera vez, se ve una posibilidad concreta de que se elimine o limite al máximo el derecho a nivel de los estados e, incluso, del país entero.

El temor se volvió más visible cuando el ahora ex presidente Donald Trump logró nombrar a su tercer juez de la Corte Suprema en apenas cuatro años y con ella, una abierta anti abortista, consiguió la mayor mayoría conservadora del tribunal en casi un siglo. 

Con esa nueva conformación, muchos activistas temían, solo faltaba que un recurso contra el fallo Roe vs Wade, que legalizó la interrupción voluntaria del embarazo en los años 70s, llegara a la máxima corte. Pero aún antes de que esto suceda -se estima que sucederá a mediados de este año con un caso de otro estado conservador: Mississippi-, Texas, un estado donde viven alrededor del 10% de las mujeres en edad gestante de Estados Unidos, sorprendió con su propia ofensiva. 

El estado sureño y tradicionalmente republicano aprobó una ley que restringe el aborto sin excepciones a partir de la sexta semana de gestación -cuando muchas personas gestantes no saben que están embarazadas- y, además, no solo habilita, sino que recompensa a quienes denuncien a los que realicen o ayuden a realizar un aborto después del límite fijado. Los que denuncien y logren que la demanda prospere en la Justicia, deben ser recompesados con 10.000 dólares.

"Durante más de 150 días, nuestro trabajo ha salvado un estimado de 100 bebés por día. Nuestro impacto recién está empezando ya que más estados buscan replicar nuestro éxito. Mientras esperamos que el caso de Mississippi pueda revertir Roe (vs Wade) este verano (invierno argentino)", celebró esta semana la directora de Medios y Comunicación de la organización Texas Right to Life, Kimberlyn Schwartz, en un comunicado citado por el diario The Dallas Morning News.

La ley de Texas viola claramente Roe vs Wade, el fallo que garantiza desde hace 49 años la legalidad del aborto en todo el país durante el primer trimestre. Sin embargo, en tres ocasiones en los últimos seis meses la mayoría conservadora de la Corte Suprema se negó a suspender la norma.

La última vez que la corte falló sobre este caso, hace apenas unas semanas, una de las juezas que votó en disidencia, Sonia Sotomayor, sostuvo que "este caso es un desastre para el Estado de derecho y supone un grave perjuicio para las mujeres en Texas", y prometió: "No me quedaré callada mientras un estado sigue anulando la garantía constitucional".

Desde la Casa Blanca, el tema incomoda. El presidente Joe Biden prometió en campaña y ya en el gobierno que si la Corte Suprema anula Roe vs Wade, él enviará un proyecto de ley al Congreso para legalizar el aborto de manera definitiva. Sin embargo, en su primer año de mandato el presidente ha tenido muchas dificiultades para conseguir el apoyo incluso de sus propias bancadas para aprobar sus iniciativas más importantes.