Zaporiyia, la central nuclear que está hoy en el centro de la invasión rusa en Ucrania, es la planta atómica más grande de Europa y la tercera en el mundo, detrás de la de Kashiwazaki-Kariwa, ubicada en Japón y la de Bruce, en el estado canadiense de Ontario.
Está localizada en la ciudad de Enerhodar, a 350 kilómetros de la frontera con Crimea, a orillas del río Dniéper que desemboca en el Mar Negro.
Construida en el año 1985 bajo el paraguas de la extinta Unión Soviética, tiene seis reactores con una potencia de 950 megavatio eléctrico (MWe) y una salida de energía de 5.700 MWe.
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Los primeros cinco reactores fueron puestos en línea exitosamente entre 1985 y 1989, y un sexto fue agregado en el año 1995.
Su importancia logística radica en que el complejo genera alrededor de la mitad de la energía eléctrica nuclear de Ucrania y más de una quinta parte del total de energía generada en el país.
Su importancia militar, en tanto, se fundamenta en que si el Ejército ruso cierra la salida al mar, controlan su mayor central nuclear y conquistan las grandes ciudades del sur como Odesa, Jerson o Mariupol, el efecto estratégico de esas conquistas sería muy importante para catalizar la victoria en el conflicto.
Un incendio desencadenado anoche en el marco de la invasión Rusia a Ucrania generó temores de una accidente nuclear y sembró gran zozobra en Europa.
Si esto ocurriera en la central de Zaporiyia, sería "diez veces peor que lo que sucedió en Chernóbil", según explicó el canciller ucraniano, Dmitri Kuleba, aludiendo al hasta ahora mayor accidente atómico de la historia.
Según una simulación realizada por el Instituto de Protección Radiológica y Seguridad Nacional, la radiación de Chernóbil alcanzó a la gran mayoría de países europeos en menos de dos semanas, con lo que un desastre en la de Zaporiyia tendría consecuencias gigantescas.
Con información de Télam