(Por Virginia Solana).- Las decisiones de la Conferencia de las Partes (COP27) sobre cambio climático a simple vista parecen responder a los reclamos de la sociedad civil y los países en vías de desarrollo, pero, en un análisis más minucioso, siguen promoviendo los intereses corporativos en lugar de acelerar la carrera para frenar el calentamiento global.
El texto de la resolución final de la COP27 de Egipto, publicado más de 24 horas después de lo previsto y tras intensas negociaciones, da un paso fundamental al crear un fondo a través del cual los países ricos ayudarán a los más pobres a pagar las pérdidas y daños provocadas por el cambio climático.
Ese era uno de los puntos que más se debatieron en la conferencia en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij y en el que el los países del Sur Global trabajaron y presionaron como nunca antes para conseguirlo.
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Además, los 200 países participantes de la COP27 mantuvieron el compromiso del Acuerdo de París de 2015 de tratar de mantener el calentamiento global del planeta entre 2º y 1,5º para fines de silgo en relación a la era preindustrial, aunque no contempla nuevas medidas concretas para conseguir esa meta.
Los dos puntos -reparaciones por daños y emisiones de gases del efecto invernadero-son clave y "uno sin el otro no tiene sentido, porque de lo contrario estaremos aceptando la catástrofe y no avanzando para evitar lo peor del cambio climático", aseguró en la conferencia la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad.
Mantener la meta de calentamiento global, luego de los desalentadores informes del IPCC (Panel de Cambio Climático) que advierten que a este paso llegará a entre 2,4º y 2,6º para fin de siglo, es importante porque pone presión para que los países actualicen y hagan efectivos sus compromisos de descarbonización.
Sin embargo, el texto no avanza en la necesidad de eliminar todos los combustibles fósiles sino que replica el de la COP del año pasado, la COP26, celebrada en Glasgow, Reino Unido, que apunta a reducir "gradualmente" las emisiones de carbón sin mencionar otros combustibles fósiles como el petróleo y el gas.
"Peor, habla de energía limpia y fuentes de energía diversificadoras", usando las mismas palabras que usa la industria energética para promover el uso de combustibles fósiles, alertó en Twitter Sebastien Duyck, gerente de Campaña del Programa de Derechos Humanos y Clima de la ONG Justicia Climática.
En el apartado de mitigación, es decir las medidas que se pueden tomar para reducir las emisiones contaminantes, el texto propone que los países lleguen a la COP28, que se celebrará el año próximo en Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, con sus metas de reducción actualizadas.
Ya el año pasado se había acordado que los países actualizaran sus metas para Egipto, pero solo 20 de los casi 200 participantes de la conferencia cumplieron con ese punto.
No solo eso, el texto llama a adoptar soluciones para mitigación basadas en la ciencia pero sin mencionar al sector energético, clave para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Es probable que la fuerte presencia de lobbistas del sector energético promoviendo sus intereses, algo que fue denunciado al inicio de la COP27 por varias ONG, haya influido en la toma de decisiones.
En contraste, los movimientos sociales locales, los que más presencia suelen marcar en este tipo de eventos, estuvieron ausentes debido a la política autoritaria del país anfitrión, Egipto, que impidió cualquier actividad fuera del predio de la conferencia.
"Tener de anfitrión a un país que no garantiza los derechos humanos, hace que sea muy propicio para la gran captura de estos espacios por parte de grandes corporaciones", dijo a Télam el activista chileno Eduardo Giesen, coordinador regional de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática.
Estos lobbys empresariales ejercen la presión que deberían estar ejerciendo los movimientos sociales a los que no se les permitió ir, explicó Giesen, también miembro del colectivo Viento Sur de Chile.
"Los países industrializados, con Estados Unidos a la cabeza, están dispuestos a abrir el debate, pero siempre sobre la base del fortalecimiento de mecanismos de mercado que, desde nuestra perspectiva, han demostrado ser una falacia, una falsa solución que solo posterga las responsabilidades", agregó Giesen, profesor de Ecología Política en la Universidad de Chile.
En ese sentido, el apartado sobre pérdidas y daños sirve como ejemplo.
El texto establece la creación de un fondo específico al que puedan recurrir en caso de catástrofes ambientales los países en vías de desarrollo que sufran los embates del cambio climático, algo ampliamente celebrado por los países subdesarrollados.
Pero también incluye la creación de otras iniciativas por fuera de ese fondo, como la de Global Shields, un seguro que se activaría, por ejemplo, en caso de sequías, pero no serviría frente al derretimiento de los glaciares y el avance de los mares.
"Global Shield no es una solución definitiva. Es una medida que viene de los países más desarrollados, del G7, que no está pensada para reemplazar a lo que es la acción o los fondos necesarios de los mecanismos financieros para daños y pérdidas", afirmó, en declaraciones a Télam el consultor senior de política climática Enrique Maurtua.
A lo largo de estas dos semanas, los expertos han resaltado que en la conferencia del clima se sigue hablando de dinero y alentando soluciones basadas en los intereses corporativos cuando lo que en verdad se necesita es un cambio de paradigma.
Esta semana, en una asamblea de ONG de América Latina, medio centenar de activistas se juntaron a debatir sobre el estado de las negociaciones en la COP27 y, en vista de los procesos políticos que se han dado en la región (entre ellos la llegada al poder de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil, y de Gustavo Petro en Colombia), surgió un llamado a sembrar esperanzas.
"Algo que no se ha visto todavía, pero que creemos que puede darse con el tiempo, es la unidad de América Latina en un sentido de cambio paradigmático", expresó Giesen.
Es decir, que la solución vaya más allá de pedir dinero orientado a financiar falsas soluciones sino más hacia "un cambio paradigmático que saque a nuestros países del ultra neoliberalismo capitalista y del crecimiento económico desenfrenado", agregó.
"Empezó a haber algunos lineamientos que van en línea con que justamente América Latina tenga posiciones unificadas", admitió a Télam Mijael Kaufman Falchuk, militante de Consciente Colectivo, quien sin embargo, puso la lupa sobre el bajo número de representantes de los gobiernos de la región en la cumbre de líderes de los primeros dos días de la COP27.
"Vinieron solamente seis máximas autoridades. Y eso claramente marca una pauta de la poca prioridad que se le da a la agenda climática", subrayó el activista y lamentó que cuando los líderes del mundo "se aviven" de lo importante que es esta agenda ya "va a ser tarde".
"Entonces ahí es donde las juventudes ya no tenemos paciencia. No queremos aplaudir discursos, por más bonitos que sean, porque muchas veces pasa y ya nos pasó demasiado, que se quedan en un discurso y pocos pasan a la acción real", aseveró el abogado ambientalista y admitió que desde las organizaciones ya no saben "qué más decir para que se den cuenta de lo importante y lo urgente que es pasar a la acción".
Con información de Télam