Durante la tarde de Kabul, dos suicidas con explosivos y hombres armados atacaron a una multitud en la entrada del aeropuerto de Kabul. Allí murieron, al menos, 60 personas y 140 heridas. Más allá de este golpe, se vive una situación caótico en ese país.
Horas después de los atentados, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió tomar represalias: "Para los que cometieron este ataque, no perdonaremos, no olvidaremos, los cazaremos y los haremos pagar. Defenderé a mi gente y nuestros intereses con toda la fuerza que tengo (...) Responderemos en nuestro tiempo con la fuerza y en el lugar que decidamos".
Pese a la multiplicación de las criticas por la retirada, Biden ratificó que Estados Unidos abandonará Afganistán y que lo hará en la fecha prometida, el 31 de agosto: "Es tiempo de terminar una guerra de 20 años".
Por otro lado, los dos ataques suicidas de hoy llegaron en medio de un clima de advertencias de países occidentales que temían atentados en el aeropuerto internacional de la capital afgana por parte del grupo yihadista EI, que en Afganistán se ha nutrido de extalibanes con una visión del islam aún más extremista que la oficial del movimiento afgano.
En conferencia de prensa virtual, el general Kenneth F. McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, advirtió que esperan que "los ataques del EI continúen", aunque adelantó que no pedirá refuerzos ni suspenderá las evacuaciones, que según ratificó esta semana el presidente Joe Biden terminarán el 31 de agosto, el plazo máximo acordado con los talibanes durante el Gobierno anterior de Donald Trump.
Poco después, fuentes no oficiales del sistema de salud afgano y del Gobierno estadounidense dijeron a varios medio, entre ellos la cadena de noticias BBC, que el saldo de muertos ascendía a 60. En medio de los rumores sobre un saldo de víctimas que convertiría a este atentado en uno de los más letales de los últimos tiempos -sin dudas para Estados Unidos, el más sangriento de la última década en Afganistán-, el EI se adjudicó la responsabilidad de los dos atentados suicidas en un mensaje publicado en el canal de la milicia extremista en Telegram y precisó que un atacante, a quien identificaron, detonó un chaleco explosivo entre los afganos y las fuerzas estadounidenses cerca de una de las puertas del aeropuerto de Kabul, conocida como Abbey Gate.
Los ataques son los primeros de su tipo contra civiles afganos y ciudadanos extranjeros desde que los talibanes reconquistaron el poder en Afganistán al tomar Kabul el 15 de agosto pasado, coronando una vasta ofensiva lanzada en mayo en coincidencia con el inicio de la retirada militar de Estados Unidos, derrotado tras 20 años de guerra.
En la última semana, el aeropuerto de Kabul fue escenario de algunas de las imágenes más dramáticas del fin de la guerra más larga de Estados Unidos.