Rusia informó el viernes de un cuarto récord diario consecutivo de muertes por COVID-19, cuando aún falta una semana para el inicio del cierre de lugares de trabajo en todo el país ordenado por el presidente Vladimir Putin para tratar de frenar el aumento de las infecciones.
Las autoridades dijeron que 1.064 personas habían muerto en las últimas 24 horas y que las nuevas infecciones alcanzaron un segundo récord diario consecutivo de 37.141.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que la decisión de Putin de declarar el período del 30 de octubre al 7 de noviembre como "días no laborables" brindaría una oportunidad para romper la cadena de infecciones, pero describió la situación como "extremadamente difícil".
Cuando se le preguntó si se podrían considerar medidas más drásticas, dijo: "En este momento, no ... No hay una sola persona que pueda predecir la trayectoria de la pandemia con un alto grado de confianza".
El portavoz no descartó la posibilidad de que se tomen más medidas después del 7 de noviembre si es necesario, y una vez más culpó de la situación a las actitudes negativas del público hacia la vacunación.
"Nuestro programa de vacunación va peor que en varios países europeos. Se vacuna a menos personas y se enferman más a medida que surgen nuevas cepas más agresivas. Esa es la realidad que está ocurriendo", dijo.
Putin ha dicho a las autoridades regionales que pueden introducir más restricciones a su discreción.
Moscú ha ordenado que los mayores de 60 años no vacunados se queden en casa durante cuatro meses a partir del lunes, y a partir del próximo jueves volverá a imponer las medidas de cierre más estrictas desde junio del año pasado, y solo podrán permanecer abiertas las tiendas esenciales como farmacias y supermercados.
Con información de Reuters