El debate sobre la legitimidad del resultado de las elecciones en Venezuela llegó hasta la otra punta del mundo, Kazán, Rusia. Allí se llevó adelante la Cumbre de los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, la alianza económica, política y social, creada en 2006 -que promueve la cooperación multilateral con eje en el sur global y busca hacerle frente al orden global dominado por Estados Unidos-. "Creemos que el Presidente Maduro ganó las elecciones formó su gobierno y le deseamos éxito a su gobierno y al pueblo de Venezuela”, dijo el anfitrión Vladimir Putin, en respuesta al veto que Brasil propuso para evitar el ingreso del país sudamericano.
Con esas palabras el presidente ruso dejó en evidencia su postura y dijo que confía en una futura adhesión del país en los BRICS. "La regla para admitir a cualquier candidato es que haya consenso", explicó en una conferencia de prensa. Venezuela no fue el único que quedó fuera a pedido del gigante sudamericano, también quedó a un lado Nicaragua, presidida por Daniel Ortega, otro de los presidentes que se enfrentó a Luiz Inácio Lula da Silva en los últimos meses luego que expulsaran al embajador brasileño y quedaran en vilo las relaciones bilaterales. Por otro lado, fueron admitidos en condición de "miembros asociados": Cuba, Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
"Se necesita que estén de acuerdo todos los miembros de la organización. Sin eso es imposible dar ese paso", sostuvo Putin al ser consultado sobre el tema y remarcó que "no coincide" con Brasil. "Lo digo abiertamente", enfatizó y contó que pasó para Maduro el recado que le dejó Lula, que no pudo asistir a la cumbre presencialmente por un accidente doméstico: “Lula me pidió dejar un mensaje al presidente de Venezuela durante nuestra conversación telefónica. Espero que la situación (entre los dos países) se alinee", dijo sin dar mayores detalles.
La posición de Brasil fue explicada al portal O'Globo por el asesor en materia de política exterior del país, Celso Amorim, que manifestó que "se rompió la confianza" con Venezuela: "Hasta la izquierda erra. La cuestión con Venezuela (en los BRICS) no tiene que ver con la democracia, tiene que ver con la quiebra de la confianza. Fue una cosa grave. Nos dijeron una cosa que no fue hecha", dijo sobre el hecho de que durante su estadía en el periodo de las elecciones las autoridades venezolanas le aseguraron que publicarían el escrutinio como se les era exigido, pero finalmente no lo hicieron.
Putin, por su parte, dijo también que "confía" en que "se aclare" la relación entre ambos países y consideró que "el presidente Lula es un presidente de honor y desde el punto de vista objetivo tratará esta situación como es debido”. El vínculo entre ambas naciones sudamericanas comenzó a tensionarse luego de las elecciones del 28 de julio en Venezuela, en las que el escrutinio definitivo nunca fue dado a conocer por el Tribunal Electoral, que aún así dio como ganador a Maduro.
Más allá de la diferencia expuesta, el portal brasileño G1 aseguró que durante el encuentro cerrado de los líderes del BRICS "nadie se levantó" en defensa de Venezuela, "ni siquiera Rusia", afirmó una fuente diplomática al portal. Antes de que se llevara a cabo ese encuentro se supo que la bajada de línea para la diplomacia brasileña era justamente esa: rechazar con firmeza el ingreso de Nicaragua, así como imponer restricciones para el país comandado por Maduro. Luego de ello, Putin dio a conocer la lista de los países que sí fueron admitidos en la alianza.
Premio para Machado y González
Mientras se llevaba a cabo la cumbre en Rusia, el Parlamento de la Unión Europea decidió otorgarle el Premio Sájarov a los líderes de la oposición venezolana, la exdiputada antichavista y excandidata a la presidencia María Corina Machado; y al excandidato a presidente -que fue en reemplazo de Machado-, Edmundo González.
Se trata del máximo galardón en materia de derechos humanos y es entregado desde 1988.