A 80 años del sorpresivo ataque de Japón a Pearl Harbor, que metió a EEUU en la Guerra Mundial

06 de diciembre, 2021 | 12.34

El ataque japonés a Pearl Harbor, donde se encontraba la flota estadounidense en el Pacífico, cambió hace 80 años el curso de la Segunda Guerra Mundial con el ingreso de Estados Unidos como aliado de Gran Bretaña y de la exUnión Soviética, lo que marcó el principio del fin de la derrota del eje nazi-fascista.

Aquella mañana del domingo 7 de diciembre de 1941, en un ataque sorpresa, iniciado a las 7.48 hora local, los japoneses causaron 2.403 muertos norteamericanos, incluidos 68 civiles, la mitad de ellos marineros que fallecieron al estallar el depósito de municiones del acorazado Arizona.

En tanto, el Imperio del Sol Naciente, como se llamaba a Japón en aquellos años, perdió 29 aviones y cinco minisubmarinos, con un total de 129 fallecidos, tras bombardear Pearl Harbor en la isla de Oahu, Estado de Hawai.

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Según el Museo Nacional estadounidense sobre la Segunda Guerra Mundial, citado por la cadena CNN, un total de 353 aviones japoneses participaron del ataque: 234 bombarderos, 79 cazas y 40 torpederos.

A raíz de la agresión japonesa, Estados Unidos y Gran Bretaña le declararon la guerra a Tokio, mientras que la Alemania nazi se la declararía luego al país norteamericano, que hasta ese momento había sido neutral.

En su celebrado libro "La Segunda Guerra Mundial", el premier británico Winston Churchill escribe: "Ningún estadounidense pensará mal de mí si proclamo que el hecho de tener a Estados Unidos de nuestra parte me produjo una gran satisfacción".

"El destino de (Adolf) Hitler estaba escrito; el destino de (Benito) Mussolini estaba escrito. En cuanto a los japoneses, quedarían reducidos a polvo. (...) El imperio británico, la Unión Soviética y ahora Estados Unidos, compartiendo la vida y las fuerzas que les quedaban eran, a mi entender, dos o incluso tres veces más fuertes que sus adversarios", opina Churchill.

Si bien el ataque a Pearl Harbor duró 90 minutos, los japoneses hundieron cuatro de los ocho acorazados norteamericanos que había en la base, aunque todos fueron reparados posteriormente y regresados al servicio activo.

Sin embargo, los tres portaviones de EEUU (el gran objetivo del Japón imperial) no se hallaban en el lugar en el momento del bombardeo, mientras que otros diez buques de menor tamaño fueron hundidos o averiados.

Paralelamente, durante siete horas, las fuerzas japonesas lanzaron ataques coordinados contra las bases estadounidenses, británicas y holandesas en Filipinas, Indonesia, Malasia y Singapur, que cayeron en manos de los nipones sin siquiera ofrecer resistencia.

Además, Japón atacó la base aérea de Hickam, situada también en Hawai, destruyendo cerca de 200 aviones norteamericanos.

Conmocionado por la noticia, el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, se dirigió al pueblo al día siguiente: "Ayer, 7 de diciembre de 1941, una fecha que vivirá en la infamia, los Estados Unidos fueron súbita y deliberadamente atacados por fuerzas aéreas y navales del Imperio de Japón".

Si bien Washington sospechaba que Japón podría atacar sus bases en el Pacífico, la historia oficial afirma que los estadounidenses no pudieron descubrir cuándo y dónde se produciría la agresión de su entonces aliado.

En aquellos días, parecía claro que Japón no buscaba una solución pacífica luego de invadir China en 1937, a la que apoyaba el Gobierno estadounidense.

Pearl Harbor, sin embargo, era un objetivo casi imposible para los japoneses, ya que se encontraba a unas 4.000 millas (alrededor de 6.440 kilómetros) de Japón, lo que implicaba que debían movilizar una flota numerosa.

Según algunos historiadores, los tres portaviones que no se encontraban en el momento del ataque japonés cambiaron luego el curso de la guerra en 1942, al frenar a los japoneses en las batallas del Mar del Coral y la isla Midway.

Casi cuatro años después del ataque japonés a Pearl Harbor, Estados Unidos puso un dramático punto final a la contienda bélica con el imperio japonés con el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, matando alrededor de entre 100.000 y 49.000 personas, respectivamente, el día de la explosión.

Sin embargo, las víctimas fatales se fueron incrementando con los años, tras sufrir de cáncer y de otras enfermedades, debido a la radiación atómica.

Con información de Télam