Recién nacido desplazado de Gaza muere congelado y gemelo lucha por su vida mientras lluvia inunda campamentos

30 de diciembre, 2024 | 10.32

Yahya Al-Batran se despertó en la madrugada del domingo y encontró a su esposa, Noura, intentando despertar a sus hijos gemelos recién nacidos, Jumaa y Ali, mientras yacían juntos en la tienda improvisada que la familia ocupaba en un campamento del centro de la Franja de Gaza.

El intenso frío invernal y las lluvias torrenciales que habían azotado el enclave costero en los días anteriores habían hecho de sus vidas un calvario, pero lo que oyó fue más grave.

"Me dijo que había estado intentando despertar a Jumaa, pero que no se despertaba, y le pregunté por Ali y me dijo que tampoco se levantaba", dijo a Reuters el domingo. "Levanté a Jumaa, estaba blanco y helado como la nieve, como el hielo, congelado".

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Jumaa, de un mes de edad, murió de hipotermia, uno de los seis palestinos que han muerto por exposición y frío en los últimos días en Gaza, según los médicos. Ali se encontraba el lunes en estado crítico en cuidados intensivos.

En el segundo invierno de la guerra en Gaza, el clima ha añadido un elemento extra de sufrimiento a cientos de miles de personas ya desplazadas, a menudo varias veces, mientras los esfuerzos por acordar un alto el fuego no llegan a ninguna parte.

La muerte de Jumaa al-Batran muestra lo grave que sigue siendo la situación a la que se enfrentan las familias vulnerables.

Las autoridades israelíes afirman que han permitido la entrada en Gaza de miles de camiones de ayuda con alimentos, agua, material médico y suministros para refugios. Las agencias internacionales de ayuda afirman que las fuerzas israelíes han obstaculizado la entrega de ayuda, agravando aún más la crisis humanitaria.

La familia de Yahya al-Batran, de la ciudad septentrional de Beit Lahiya, huyó de su hogar al principio de la guerra hacia al-Maghazi, una zona al aire libre de dunas y matorrales en el centro de Gaza que las autoridades israelíes decretaron zona humanitaria.

Más tarde, cuando al-Maghazi se volvió cada vez más inseguro, se trasladaron a otro campamento en la cercana ciudad de Deir al-Balah.

"Como soy adulta, puedo aguantar esto y soportarlo, pero ¿qué ha hecho el pequeño para merecer esto?", dijo la madre de Jumaa, Noura al-Batran. "No pudo soportarlo, no pudo soportar el frío ni el hambre ni esta desesperanza".

Alrededor de la zona, decenas de tiendas de campaña, muchas ya hechas jirones tras meses de uso, han sido arrastradas o inundadas por los fuertes vientos y la lluvia, dejando a las familias luchando por reparar los daños, remendando láminas de plástico rotas y amontonando arena para contener el agua.

Se trata de otro aspecto de la crisis humanitaria a la que se enfrentan los 2,3 millones de habitantes de Gaza, atrapados por la implacable campaña israelí contra los restos de Hamás y dependientes de un sistema de ayuda errático cada vez más vulnerable al saqueo a medida que se ha ido rompiendo el orden.

La campaña de Israel contra Hamás en Gaza ha matado a más de 45.500 palestinos, según los funcionarios de sanidad palestinos, y ha convertido el enclave en un páramo de escombros y edificios destruidos.

La guerra fue desencadenada por un ataque de Hamás contra el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.200 personas y 251 fueron llevadas a Gaza como rehenes, según los recuentos israelíes.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) afirmó el domingo que la ayuda no es ni de lejos suficiente y que se necesita desesperadamente un alto el fuego para suministrarla ante la inminencia de una hambruna.

Con información de Reuters