Por Oscar Alpa, secretario de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, rector de la Universidad Nacional de La Pampa (2018-2022) en uso de licencia.
Desde la recuperación de la democracia, en 1983, la población argentina no llegó a duplicarse; sin embargo, la cantidad de estudiantes universitarios se multiplicó por siete.
Hoy estamos frente a la oportunidad de continuar ampliando nuestro sistema universitario con la creación de las universidades de Pilar, de Río Cuarto y del Delta, de la Universidad Nacional de Ezeiza sobre la base de la actual universidad provincial y la transformación en Universidad Nacional del actual Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo.
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La universidad pública creció y maduró al calor de los procesos democráticos: el cogobierno, el establecimiento de la gratuidad universitaria, el compromiso gubernamental para su financiamiento, la creación de universidades en todo el territorio nacional y la consolidación del ingreso irrestricto son sólo algunos de los hitos que consolidan un sistema reconocido en todo el mundo.
Tanto la universidad argentina como la latinoamericana se posicionan hoy en un lugar de reconocimiento de la educación superior como un derecho humano y un bien social. Y podemos ver que hoy en día el contexto internacional avanza hacia esa concepción. Eso, para nosotros, es una conquista histórica que reafirmamos con más de dos millones y medio de estudiantes en las aulas de todo el país y con la expansión de nuestro sistema.
Los más de cuatrocientos años de historia de la universidad argentina dan cuenta de que ha sido históricamente un factor para la movilidad social ascendente y una clave para el desarrollo del país. Para que esto se sostenga es fundamental que los estados se comprometan con su financiamiento, porque sabemos que la política sin financiamiento sólo consiste en manifestar buenas intenciones. Esto se debe traducir en más becas, más aulas, más y mejores edificios y por supuesto, es con más universidades.
Las casas de estudio que están próximas a crearse serán universidades comprometidas con el desarrollo local, regional y del país, con docentes que habitarán las aulas para formar a las y los mejores profesionales y ciudadanos, con investigadores e investigadoras que se sumarán a la generación de conocimiento que se realizan en la universidad argentina, y que lo harán pensando en el aporte que pueden hacer al progreso social, y las y los estudiantes que se sumarán a un sistema que las y los espera para formarse como profesionales y ciudadanos.
La única manera de concebir un país más inclusivo y con más oportunidades es con más y mejor conocimiento, y eso se logra con más y mejores universidades. Cuando en nuestras universidades se están sucediendo investigaciones de ciencia básica, conocimiento aplicado, desarrollo tecnológico y producción cultural, estamos frente a un compromiso que asumimos como Estado y que queremos que crezca día a día.
En la universidad pública se construye el presente y el futuro de nuestra sociedad, por eso estamos trabajando para expandir nuestro sistema universitario y para mejorar día a día las carreras, pensando en las y los estudiantes y graduados.
Con información de Télam