Con el correr del tiempo, el tamaño de la tarjeta fue disminuyendo hasta llegar a ser prácticamente invisible como lo es la eSIM que se encuentra integrada en el mismo smartphone.
Al momento de hacer alguna llamada, enviar y recibir mensajes o para la navegación por internet, debe optarse por un chip SIM o eSIM, ya que no es necesario que los usuarios se limiten a una única opción de conectividad. Pero, para aquellos que no son expertos en el tema, la elección puede resultar algo compleja si no se conoce un poco más acerca de estos dos términos tan populares en la actualidad.
Tarjeta SIM y eSIM: nociones básicas
El concepto de SIM hace referencia a un chip físico que posee un número único de identificación que permite diferenciarlo de los demás. Esta tarjeta es la encargada de conectar un dispositivo a la red de telefonía móvil.
Por este motivo, uno de los objetivos principales de este chip es la identificación del usuario en la red, que el mismo pueda acceder a los servicios de voz y datos y facilitar la conectividad del mismo, además del almacenamiento de información importante.
La información almacenada por esta tarjeta es el número de teléfono, los datos sobre la red, los contactos y datos referidos a la seguridad.
Actualmente existen diferentes tipos de chip SIM: los usuarios se pueden encontrar con un miniSIM que es la primera versión lanzada al mercado hace más de 3 décadas, con un microSIM cuyo tamaño es menor y es de las más utilizas y, por último, con un nanoSIM que es la más chica de todas y está especialmente diseñada para los teléfonos compactos y de escaso espesor.
Por otro lado, el concepto de chip eSIM, hace referencia a la evolución de lo mencionado anteriormente. Es una tecnología que dio origen al chip virtual. En este caso, se encuentra integrada en la placa base del dispositivo y funciona de la misma manera que una tarjeta SIM tradicional pudiendo conectarse a las mismas redes, pero, la diferencia, es que no es necesaria la utilización de tarjeta física alguna.
El chip eSIM puede instalarse y activarse remotamente a través del escaneo de un código QR, lo que es valorado positivamente por los usuarios y, sobre todo, por aquellos que viajan y necesitan recargar el celular, ya que es algo sumamente práctico y que ofrece flexibilidad.
Algunas ventajas y desventajas: ¿cuál conviene más?
Conocer los aspectos clave, las diferencias más importantes y las ventajas y desventajas de estas tarjetas, es tan importante como recargar el celular para poder realizar todas las tareas necesarias en el día a día.
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Ventajas y desventajas respecto al SIM
La tarjeta es la que almacena el contenido de los usuarios y, como consecuencia, la información puede llevarse de un dispositivo a otro mediante el cambio de tarjeta, algo simple y rápido.
Además, si se pretende recargar celular, la tarjeta SIM prepaga permite el acceso a diferentes servicios sin importar el lugar del mundo en el que se encuentre el usuario. Esta opción es útil al momento de realizar un viaje a otro país y seguir comunicado.
Una de las desventajas que presenta este chip es que el almacenamiento es limitado y que, con el paso del tiempo, puede dañarse.
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Ventajas y desventajas respecto al eSIM
Uno de los puntos a favor de esta tarjeta es que la activación es sencilla y que puede hacerse en poco tiempo porque solamente basta escanear un código QR sin intercambio de tarjeta física.
Se trata de un chip seguro que no se puede perder porque se encuentra integrado al dispositivo y es poco probable que se rompa o se deteriore porque no se lo manipula manualmente.
Una desventaja respecto a esta tarjeta es que, si el dispositivo deja de funcionar, el traspaso de los datos a otro teléfono puede resultar tedioso y complejo porque depende de las copias de seguridad que haya realizado el usuario.
Respecto a qué tarjeta es mejor, eso depende de las preferencias y necesidades de cada usuario respecto al dispositivo. Lo importante es considerar los pros y los contras y analizarlo en cada situación puntual.