El ministro israelí de línea dura Ben-Gvir causa indignación con su llamada a la oración en Jerusalén

13 de agosto, 2024 | 09.51

El ministro israelí de línea dura Itamar Ben-Gvir afirmó el martes que debería permitirse a los judíos rezar en el recinto de la mezquita de al-Aqsa, conocido por los judíos como Monte del Templo, lanzando un nuevo desafío a las normas que regulan uno de los lugares más sensibles de Oriente Próximo.

El primer ministro, Benjamin Netanyahu, se apresuró a negar que se vayan a modificar las normas que prohíben a los judíos rezar en el lugar, sagrado tanto para musulmanes como para judíos, y reprendió a Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional.

"No existe una política privada de ningún ministro sobre el Monte del Templo, ni del ministro de Seguridad Nacional ni de ningún otro ministro", dijo la oficina de Netanyahu en un comunicado, que se produjo un día después de que el primer ministro reprendiera por separado al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por diferencias de política.

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Las declaraciones, realizadas durante una visita al complejo para conmemorar el día de luto judío por la destrucción de los antiguos templos, se producen en un momento especialmente delicado, en el que la guerra de Gaza corre el riesgo de convertirse en un conflicto más amplio, que podría atraer a Irán y a sus aliados regionales.

El complejo de al-Aqsa, venerado por los judíos como vestigio de sus dos antiguos templos, está administrado por una fundación religiosa jordana y, en virtud de normas que datan de hace décadas, los judíos pueden visitarlo, pero no rezar en él.

"Nuestra política es permitir la oración", dijo Ben-Gvir al pasar junto a una fila de visitantes judíos que se postraban en el suelo, mientras otros cantaban y aplaudían en señal de celebración. El Waqf, la fundación que administra el lugar, dijo que unos 2.250 judíos entraron en el lugar el martes.

El portavoz de Mahmud Abás, el presidente palestino, denunció la visita de Ben-Gvir como una "provocación" y pidió a Estados Unidos que intervenga "si quiere evitar que la región estalle de forma incontrolable".

Ben-Gvir, jefe de uno de los partidos nacionalistas religiosos de la coalición de derechas de Netanyahu, ha chocado en repetidas ocasiones con otros ministros por sus llamamientos a permitir la oración en el complejo, que ha sido el detonante de repetidos conflictos con los palestinos a lo largo de los años.

Moshé Gafni, jefe de Judaísmo Unido de la Torá, uno de los partidos religiosos del Gobierno, criticó la visita de Ben-Gvir al complejo, que muchos judíos ortodoxos consideran un lugar demasiado sagrado para que entren judíos.

"El daño que causa al pueblo judío es insoportable, y además provoca un odio infundado en el día de la destrucción del Templo", dijo en un comunicado.

DIVISIONES EN EL GOBIERNO

El enfrentamiento entre los ministros puso de manifiesto una vez más las divisiones que han caracterizado a la coalición de Netanyahu desde que llegó al poder a finales de 2022.

El lunes, Netanyahu reprendió a Gallant después de que el ministro fuera citado en la prensa israelí tachando de "tontería" el objetivo tantas veces repetido por Netanyahu de lograr la "victoria total" en la guerra contra el movimiento islamista Hamás en Gaza, que ya va por su undécimo mes.

Ben-Gvir y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, jefe de otro partido nacionalista religioso, han chocado repetidamente con Gallant por cuestiones que van desde el desarrollo de la guerra en Gaza hasta la política respecto a Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel, y las medidas para frenar el poder de los tribunales.

Hasta ahora, sin embargo, los cálculos electorales han mantenido unida a la coalición, mientras que Gallant se ha mostrado decidido a permanecer en el Gobierno para actuar como contrapeso del bloque religioso nacionalista.

El martes, Ben-Gvir reiteró su llamamiento a la victoria final en Gaza, afirmando que el objetivo de la guerra debe ser derrotar a Hamás y "ponerle de rodillas".

Con información de Reuters