El musical "Lo quiero ya", que se estrenó en 2017 en el El Galpón de Guevara, hizo cuatro temporadas en el off y tuvo versiones en México, Uruguay, Colombia y Perú, arranca mañana sus funciones al público en el Paseo La Plaza de la avenida Corrientes.
La obra, que retrata a ritmo de comedia el vertiginoso mundo actual de las urbes, las prisas, las ambiciones y los fracasos está planteada sobre un gran laberinto que se despliega a través de 12 personajes que están conectados a una aplicación en sus teléfonos celulares que los acompaña en el día a día y los ordena para que puedan alcanzar sus objetivos individuales.
"Ese es el conflicto -cuenta en charla con Télam Marcelo Caballero, coautor del libro, y responsable de la puesta y la dirección-, muchos individuos intentando cumplir con lo que un sistema les exige y dándose cuenta en ese camino que muchos de los objetivos que se impusieron, realmente no les pertenecen".
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Ganadora del premio Hugo al Mejor Musical Off y a la Mejor Dirección, "Lo quiero ya" se puede ver en ocho únicas funciones, los jueves a las 20.15 en la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza.
Télam: Hay una canción de Sumo que dice "no sé lo que quiero pero lo quiero ya", ¿algo de eso hay en el musical?
Marcelo Caballero: "Lo quiero ya" surge directamente de esa canción, no por una referencia exacta al contenido del tema que es otro, pero sí por su valor en nuestra cultura. Esa frase nos remite exactamente al tema del que habla la obra, ese mal que padecemos muchos llamado ansiedad. El titulo fue propuesto por Lucien Gilabert, parte del equipo creativo y del elenco y la respuesta fue un sí rotundo. A todos nos resonó de la misma manera.
T: En la intensidad y el vértigo, ¿qué músicas han elegido, qué ritmos para contar la historia?
MC: La música de la obra es completamente original. Juan Pablo Schapira fue trabajando la banda sonora de la obra junto con Martín Goldber (coautor del libro y director de actores), Marina Paiz (responsable de las coreografías) y conmigo a medida que se iban construyendo cada uno de los momentos que atraviesa. Fue un trabajo colaborativo en su máxima expresión. Las canciones fueron apareciendo sin que sepamos cómo iban a estar ordenadas y fuimos dejando que el mismo proceso nos diera esa respuesta.
T: ¿Han tomado alguna referencia a la hora de pensar la composición del musical?
MC: Las referencias surgían de las mismas escenas y del trabajo con los actores. La música ingresa como un actor más del relato y lo potencia y amplifica. Sabíamos qué "mood" tenía que atravesar a los personajes en cada momento, lo sabíamos porque, de alguna manera, todos estuvimos en esas situaciones y sentimos un pulso interno que nos marcaba el tiempo. La magia de Schapira hizo que eso, que estaba en nuestros interiores, cobrara forma de canción. Después de verla, cada una de las canciones de la obra te acompañan de alguna manera.
T: ¿Hay en Argentina una tradición consistente como para pensar en rasgos propios del musical local o la referencia siempre es externa?
MC: Nuestro país viene separándose cada vez más de las formas heredadas a la hora de crear un musical más allá de que sea un espectáculo 100% argentino o de que el libro y la partitura hayan venido de algún otro lado. Como comunidad estamos sintiendo cada vez más la necesidad de generar un teatro musical que nos hable a nosotros más directamente sin pasar por un tamiz extranjero o pensando en cómo se hace en los países que pueden ostentar haber generado una industria en torno del genero. Existe un imaginario en el que pareciera que le pertenece a alguien, pero si investigamos un poco, la realidad es bastante diferente. Incluso antes de que el teatro musical existiese como tal en Estados Unidos, en nuestro país ya existían muchas piezas que se encuadran perfectamente dentro de las características que posee, pero no se le llamaba así y pareciera que quienes acuñaron ese título se quedaron también como dueños exclusivos de su tradición. Pero como decía antes, no es más que una leyenda urbana.
T: ¿Cómo ha sido el pasaje de una sala independiente a una sala de la calle Corrientes?
MC: La obra fue evolucionando en cada una de sus temporadas. Nunca se presentó de la misma manera que el año anterior. Nosotros crecimos con la obra acompañándonos y eso nos permitió reinterpretarla una y otra vez. Este salto también es parte de esa evolución. La obra hoy se presenta, sin duda alguna, en su mejor versión. No por la dirección que ocupa la sala en la que se presenta sino porque todo fue creciendo y ese crecimiento también necesitó de una infraestructura que responda a las nuevas necesidades que nos iban apareciendo. Ver la obra en la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza es muy emocionante, toda la maquinaria funciona a la perfección y eso es gracias a todo ese recorrido que empezó en el 2016 cuando, café de por medio, pensábamos entre amigos en hacer una obra que hable de lo que pasa, que nos represente.
T: Ha habido versiones de la obra en otros países y ciudades del interior, ¿qué respuestas suscita el musical en los diferentes lugares donde va?
MC: Para nosotros es una sorpresa constante. En cada versión de la obra nosotros también la redescubrimos gracias a las diferentes lecturas que se hacen de ella. Por más similares que puedan parecer las diferentes ciudades donde fue estrenada, ninguna es igual a otra, no se respira de la misma manera, la ciudad no se impone de la misma manera y eso también impacta sobre la obra. Ninguna de las versiones es igual a otra y al mismo tiempo todas cuentan el mismo cuento.
"Lo quiero ya" presenta un elenco compuesto por Julián Pucheta, Elis García, Karina Barda, Federico Fedele, Victoria Condomi, Pablo Turturiello, Luana Pascual, Lucien Gilabert, Lala Rossi, Julián Rubino, Julieta Rapetta, Renzo Morelli y Camila Ballarini.
El libro es de Marcelo Caballero y Martín Goldber; la música y letras de Juan Pablo Schapira, las coreografías de Marina Paiz, la producción original de Lucien Gilabert y Nahuel Quimey y cuenta con una banda en vivo compuesta por Franco de Paoli en batería, Paula Solange Morales en bajo, Gabriel Mathus en guitarra. La producción ejecutiva es de Julia Marcovich.
Con información de Télam