El guitarrista de jazz Román Ostrowski presenta mañana en Thelonious al frente de su cuarteto su segunda placa, grabada en vivo en septiembre pasado en el mismo reducto musical y en la que trabaja composiciones propias referenciadas en un sonido actual que rescata el hard bop de los 50 y 60.
Con Fernando Pugliese en piano, Damián Falcón en contrabajo y Bruno Varela en batería, el mismo combo con el que trabaja hace cuatro años y que registró también su primer álbum, "Horizontal", Ostrowski propone un jazz amable, melódico y de elaborado refinamiento.
"Busqué una formación en la que la guitarra asumiera las partes cantables y llevara el rol melódico apoyada por una sesión rítmica tradicional de contrabajo, piano acústico y batería", relata Ostrowski, docente de la escuela de música popular Leopoldo Marechal, del Oeste del Gran Buenos Aires.
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"Muchos de mis héroes musicales -cuenta Ostrowski- son tipos que tocan un instrumento melódico: trompeta o saxo como Dexter Gordon o John Coltrane; no soy fanático de las guitarras sino que siempre busco el rol melódico de los instrumentos y quería que la banda con mis composiciones fuera un poco para ese lado".
Respecto de sus intenciones compositivas, el músico de 38 años destaca que lo que más escucha y le gusta "es una música en general cantable, fácil, que tiene swing y no intrincada".
"Trato de hacer una música directa, que puedas escuchar el tema y reconocerlo, que no sea una música de laboratorio; uno escucha a los Jazz Messengers y todo es una fiesta, todo es cantable, todo es comunicación, expresión, trato de buscar eso", asegura en una afirmación de preferencias no tan común en estos tiempos.
El disco que el grupo toca mañana a las 20 en el espacio de Nicaragua 5549, de Palermo, se llama "En vivo en Thelonious Club" y lleva todas tomas únicas grabadas allí en un concierto de septiembre pasado.
Ostrowski habla también de "lenguaje" y dice que hace alusión a este término "en relación con las cosas que uno intenta decir musicalmente".
"Es algo que se relaciona con el material que uno toca, el estilo musical, el recurso que decide usar, hasta el sonido que busca lograr. Es la articulación, la forma de decir; en el lenguaje va el cómo decir, con qué acento, con qué voz, con qué timbre, la dinámica, los climas, los volúmenes, las texturas, lo que uno comunica", destaca el guitarrista, activo en varias formaciones de la escena de jazz actual y propulsor de un movimiento de conciertos y encuentros en Ramos Mejía, que luego de la pandemia arrancará en el Impulso Jazz Club.
"El jazz es la música con la que vivo todo el día, todo lo que hago musicalmente tiene que ver con ese género, estoy muy enfocado ahí, no es que mezclo otras músicas, me asocio más al sonido de jazz tradicional del hard bop. La guitarra es superplástica, depende cómo la toques, cuánto la intervengas, con distorsiones o pedales podés ir hacia un sonido mucho más vinculado al rock pero a mí el rock no me interesa ni reconozco tampoco influencias de la música argentina", subraya.
Sobre guitarristas de jazz, habla de Kenny Burrell, Wes Montgomery, Joe Pass más en el tiempo y Peter Bernstein, Mike Moreno y Kurt Rosenwinkel en la actualidad.
"Lo más rockero que escuché está ligado al blues: Jimi Hendrix, Steve Ray Vaughan, mi parte más rockera es blusera: BB King, Albert King, Albert Collins; esa fue mi etapa rockera, que asocio al volumen, a la intensidad, a la guitarra al frente, estirada. Después Los Beatles me encantan, son todas canciones perfectas, pero no tuve mucho vínculo tampoco con el rock nacional. Cuando entré de cabeza a la música lo primero que escuché fue blues a los 14, 15 años y el blues me llevó al jazz ya a los 17, 18", señala.
Al trazar una línea entre "Horizontal" -el debut discográfico de la banda en 2018- y el disco que presenta mañana en Thelonious, dice que el actual "es una continuación del anterior".
"No es que haya cambiado de rumbo, sino que entre uno y otro se ve la comunión que se pudo dar con los músicos después de recorrer tres años juntos. En el primero fuimos al estudio con una presentación en vivo, ahora se ve una madurez, una tranquilidad en la confianza de conocernos que favorece la espontaneidad; pensá que los registros del disco son tomas únicas hechas en vivo", apunta.
Respecto de su visión de la escena del jazz argentino, comenta: "Hay un montón de gente tocando, y tocando muy bien pero no hay tantos espacios, hay mucha gente para pocos espacios. Los últimos 10 años apareció mucha gente nueva que toca muy bien y donde conviven propuestas muy originales con otras que van más hacia lo tradicional, está lleno de cosas pero no es tan fácil tocar todo el tiempo".
Con información de Télam