(Por Hugo F. Sánchez) En "Tres cosas básicas", el realizador cinematográfico Francisco Matiozzi Molinas cuenta la historia del militante montonero Tulio "Tucho" Valenzuela, que en 1978, mientras está detenido por el ejército junto a su pareja Raquel Negro, embarazada y con un pequeño hijo, recibe la propuesta del general Leopoldo Fortunato Galtieri para que entregue a la cúpula de la organización a cambio de la vida de su compañera, pero Valenzuela denuncia la operación en una conferencia de prensa y Raquel es asesinada.
El tercer largometraje de Matiozzi Molinas, luego de "Murales. El principio de las cosas" y su participación en el filme colectivo "Las fronteras del cuerpo", establece un relato documental en la senda del thriller que se esfuerza por contextualizar la época y las decisiones extremas que se tomaron, al compás de la violencia política de los setenta.
"En un principio la película iba a girar en torno a Sebastián Álvarez, el hijo de Tulio Valenzuela y Raquel Negro pero luego el guion se modificó centrándolo en la historia de Tucho y Raquel, teniendo como eje la conferencia de prensa que él realiza el 18 de enero de 1978 en Colonia Nápoles, Ciudad de México, junto con las cartas que escribe en el exilio", señala el realizador para contar el origen del filme.
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"Las historias de amor y militancia, las 'traiciones' incomprensibles hasta el día de hoy, tienen que ver con un contexto político y social que apuntaba al sacrificio -explica Matiozzi Molinas-, al 'Hombre Nuevo', a darlo todo por una causa", describe el realizador sobre el clima de época.
"Tres cosas básicas" se estrena hoy el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1.551) y repite el 18, 25, 26, y el 30 de marzo.
Télam: ¿Qué te llevó a abordar la trágica historia de Tulio "Tucho" Valenzuela y Raquel Negro?
Francisco Matiozzi Molinas: Venía del impacto de mi primera película, el mediometraje "Pochormiga", con todo lo que surgió a partir de un documental sobre un militante asesinado el 19 de diciembre de 2001 y lo que fue producir una obra de esas características y cómo se pudo difundir en Latinoamérica y Europa. En ese contexto y sin entender mucho, comencé a pensar "Tres cosas básicas", que surgió en principio como una idea en un bar de la ciudad de Santa Fe, en una reunión con Publio Molinas y mi amigo Dari, en donde hablamos de libros de Richard Gillespie y Miguel Bonasso y películas como la chilena "Mala Junta" y "Cazadores de Utopía", de David Blaustein.
Más adelante intenté profesionalizar algunas etapas, diseñar una estructura narrativa y buscar financiamiento para la película. En esa etapa conocí a Sebastián Álvarez, el hijo de Tulio Valenzuela y Raquel Negro. Y en un principio la película iba a girar en torno a él, pero luego el guion se modificó centrándolo en la historia de Tucho y Raquel, teniendo como eje la conferencia de prensa que realiza Tucho el 18 de enero de 1978 en Colonia Nápoles, Ciudad de México, junto con las cartas que escribe en el exilio.
T: -¿Cómo llegaste a ese ritmo del relato que tiene que ver con el thriller político?
FMM: "Tres cosas básicas" tiene una multiplicidad y variedad de decisiones, individuales y colectivas, en relación a la historia de Tucho y Raquel. Las historias de amor y militancia, las "traiciones" incomprensibles hasta el día de hoy, tienen que ver con un contexto político y social que apuntaba al sacrificio, al "Hombre nuevo", a darlo todo por una causa. Entonces, esa multiplicidad de situaciones hace que la propia historia lleve al thriller. Todo esto sumado a los distintos viajes que hace el protagonista, desde que lo secuestran en Mar del Plata hasta su viaje a México y Cuba y la conferencia de prensa, fue el ritmo de la propia historia política la que llevó todo al suspenso y tensión, más allá del género en sí mismo.
T: La película arma el relato a partir de los testimonios de algunos protagonistas de la época. ¿Cuál fue el criterio para la selección de los entrevistados?
FMM: El criterio que tiene que ver más con lo genuino, con lo singular y con lo que cada protagonista podía aportar. También hay un vínculo con la cámara y una energía que busco más allá del relato y que a su vez, conforme un relato colectivo de diferentes miradas en relación a los setenta. En ese camino, creo que como todo documental, hubo testimonios que no se incorporaron a la obra. También, obedece a una mirada fresca en relación con la historia y que se articule con la pregunta activa que inicia la película.
T: La decisión de Tulio Valenzuela abrió una serie cuestionamientos sobre su proceder y también el de la cúpula de Montoneros. ¿Desde el principio estuvo presente la decisión de contextualizar ese momento para no jugar desde la mirada del presente?
FMM: Es fundamental contextualizar la época para intentar narrar estos hechos. Más allá de que no está en forma explícita, hay una violencia que no nace en los setenta, viene de un bombardeo, de una proscripción, de persecuciones y torturas, que terminan con las más crueles de las dictaduras que fue la del 76. Es muy difícil entenderlo en el aquí y ahora, pero sí es posible tener una mirada en el presente y hacia el futuro.
Con información de Télam