"Terror familiar": Cuando el monstruo reside en casa

27 de octubre, 2022 | 14.04

El realizador Damián Galateo estrena hoy su ópera prima “Terror familiar”, un largometraje en el que aborda una historia de violencia doméstica que tiene como protagonista a su abuelo, Alberto Luis Galateo, un conocido futbolista de los años '30.

“Es una película de terror, de ese que a mí me da miedo. El terror real, el que puede estar en el pasado familiar esperando que le veas la cara en una foto vieja, o el que puede estar en la calle cuando cae el sol”, expresó Galateo en una entrevista con Télam, sobre la cinta en clave docu-ficción que puede verse en el porteño Cine Gaumont.

Basada en su propia historia familiar, la película le permite al cineasta hacer un recorrido por los hechos de violencia doméstica ejercidos por su abuelo, con una introducción sobre sus pasos en el fútbol, para pasar luego a través de testimonios y de escenas ficcionales a las situaciones de agresiones físicas y verbales sufridas por su abuela, su padre y sus tíos, hasta llegar a un trágico final que involucra al exdeportista y a su hijo mayor.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

“Quise hacer una película física, que no se entienda solamente la violencia familiar desde una forma intelectual o moral, sino también que pase por el cuerpo todo ese miedo que llevó a las decisiones que se tomaron. Por eso consideramos que el terror era el género cinematográfico que mejor podía expresarlo,” explicó el realizador nacido en 1980 en Sáenz Peña, provincia de Buenos Aires.

Télam: ¿Qué te llevó a retratar esta historia familiar?

Damián Galateo: Al principio fue una necesidad de ver de qué forma se podía salvar lo acontecido, de qué manera evitar la tragedia. Fue sin duda un deseo infantil de poder volver el tiempo atrás y evitar los hechos. Estaba ilusionado con alguna respuesta en el plano social que diga que con una sociedad más involucrada en lo que pasa en cada casa, la familia no hubiese vivido esa soledad y el horrible desenlace.

También mostrar que hay alternativas de cambio dentro de las familias violentas; siempre me pareció injusta esa idea de que por tener un padre golpeador el hijo sale golpeador y así sucesivamente. Creo que en la película se marca que hay otras formas de romper con eso.

T: ¿Cómo describís la forma en la que elegiste mostrar a tu familia?

DG: Me cuesta pensar en que uno elige la manera de mostrar una obra, muchas veces se impone. En este caso se impuso una forma que yo llamo “cocoliche”, una mezcla de formatos, de retazos fílmicos y personales para generar un relato que a veces parece fraccionado, pero que a lo largo de los 74 minutos del filme se va recomponiendo.

T: Para seleccionar qué contar de tu abuelo, ¿qué elementos tuviste en cuenta?

DG: En realidad, los elementos que fui encontrando. Sacando un poco todo su derrotero futbolístico, me interesaba que el espectador entienda que se trataba de un jugador muy considerado en los años 30 pero sin caer en un documental deportivo. También me basé en esa mitología que se fue armando en el relato de las personas que lo conocieron, en esa historia oral que uno no sabe hasta dónde creer pero que vuelve atractivas las anécdotas más pequeñas. Lo fui moldeando como una especie de Jason o de Freddy (Krueger), armando toda su historia como si fuera justamente un monstruo o en palabras de mi tío “un hijo de la mierda”, para después a través del personaje de mi abuelo reflexionar brevemente sobre el trabajo del propio director y preguntarme si está bien contar los muertos de los placares de cada casa.

T: ¿Cómo definís los vínculos familiares a partir de todo lo sucedido?

DG: Complicados. Con mi familia tengo una gran relación, tanto con mis padres como con mis hermanos y mi hermana, a los cuales los tengo como amigos. En cuanto a los vínculos de la familia “del pasado”, la de mis tíos y mi padre, que tomaron una decisión terrible, hoy en día creo que fue necesaria, aunque no la mejor. Por eso es esperable que la sociedad vaya por otro camino, que no sea el silencio una forma de vida, y que cada casa no sea más un mundo aislado.

T: ¿Qué quisieras que le quede al espectador luego de ver "Terror familiar"?

DG: Considero que la película con su forma y en su estilo no aburre, y eso para mí es un mérito. Al mismo tiempo, si el espectador busca una película parejita que lo lleve de la mano, “Terror familiar” no sería el caso, ya que va saltando de registro y de tonos. Pero si le gusta la experiencia, si tiene ganas de mirar por la cerradura de un infierno, es el filme adecuado. También, algo de la idea de que es posible salir de la oscuridad y que muchas veces los caminos que se toman no son los correctos, sino los que hay en el momento o los necesarios.

Con información de Télam