A contramano de la campaña de desfinanciamiento y desprestigio del Gobierno contra las universidades, economistas de la fundación FUNDAR elaboraron un estudio en el que cruzaban variables del acceso a los distintos niveles de educación y la respectiva movilidad entre ellos con los ingresos económicos de los habitantes de distintos países del mundo. El resultado fue revelador: a mayor niveles de estudio, mayor ingreso. Pero no sólo eso, no conformes con lo arrojado decidieron cruzar los datos con niveles de igualdad y la respuesta fue la misma: más estudios, más igualdad.
Según el documento, la situación de Argentina en materia de igualdad de oportunidades es intermedia: mejor que la observada en las partes menos favorecidas del planeta, pero todavía lejos de los estándares registrados en países desarrollados. A contramano del discurso oficial que lidera el presidente Javier Milei, aumentar la movilidad social es un objetivo fundamental para la política pública.
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Si bien Argentina se caracteriza por un importante despliegue de políticas destinadas a la igualación de oportunidades -en particular, un amplio sistema público de provisión gratuita de educación y salud- "la evidencia empírica señala que todavía es mucho lo que la política pública puede hacer para allanar el camino hacia una sociedad más equitativa", señaló el informe. Según FUNDAR, Argentina registra niveles de inequidad mucho más bajos que los de casi todos sus vecinos, aunque todavía lejos de los de las economías desarrolladas. A la vez, su nivel de movilidad social también es reducido cuando se lo compara con el observado en los países más prósperos, lo que supone un obstáculo potencialmente grande en el proceso de reducción de esas desigualdades.
Si se divide al mundo por cuartiles, el primer cuartil reúne a los países de mayor movilidad: un grupo compuesto principalmente por países desarrollados tales como Canadá, Australia, Suecia y Finlandia. En el extremo opuesto, el cuarto cuartil reúne a los países con menor movilidad, como Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Portugal, Turquía, India. Argentina se ubica en el tercer cuartil junto a todos los países limítrofes (excepto Bolivia) y también a México, Italia, España, Grecia, Croacia e Indonesia, entre otros.
El coeficiente de persistencia intergeneracional (CPI) es un indicador que mide la intensidad de la relación entre un cierto atributo medido en hijos y en sus padres. Un valor mayor de CPI implica que los resultados de padres e hijos están más relacionados, lo cual implica menor movilidad social (o menor independencia del origen social), y viceversa. El atributo elegido en ese caso es el total de años de educación formal cursados por el individuo, una medida habitual de nivel educativo.
Al evaluar la relación entre persistencia educativa intergeneracional y el nivel de ingresos, los países más prósperos registran mayores niveles de movilidad intergeneracional (menor persistencia). El nivel de persistencia educativa de Argentina es algo más alto que el que predice su PIB. Esto quiere decir que, "dado su nivel de bienestar material, nuestro país podría aspirar a una movilidad educativa mayor, lo que otorga sustento a la idea de que existen oportunidades de intervención pública", remarcó el informe.
En Argentina, los individuos nacidos antes de 1950 tienen una persistencia de nivel educativo entre generaciones mayor a la de los nacidos entre 1980 y 1990. Esto indica que la movilidad educativa en Argentina ha crecido de manera considerable a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Este resultado "está determinado, en parte, por la expansión educativa del último medio siglo, que a su vez responde en buena medida a políticas públicas, especialmente la extensión de la obligatoriedad escolar", concluyó.
La universidad favorece la movilidad social
Una encuesta reveló que más del 80% de los argentinos está de acuerdo en la importancia de la universidad pública, y que la mayoría de los votantes de Milei no están de acuerdo con los argumentos del libertario contra la educación universitaria.
La consultora Zubán Córdoba publicó un nuevo informe en el que reveló que el 80,7% de los argentinos considera que la universidad pública ayuda a la movilidad social, contra apenas un 13,2% que considera lo contrario. Según la encuestadora, incluso el 64,7% de los votantes de Milei está de acuerdo en que la educación pública contribuye a la movilidad social ascendente. En cuanto a los votantes de Sergio Massa, el número asciende al 96,5%.
En un discurso, Milei aseguró que las universidades son “un subsidio de los pobres hacia los ricos” y agregó que “la universidad pública nacional no le sirve a nadie más que a los hijos de los ricos y de la clase alta y media alta, en un país donde la gran mayoría de los niños son pobres”. A contramano de lo que piensa la amplia mayoría de los argentinos, sostuvo que la universidad dejó de ser una herramienta de movilidad social y pasó a ser “un obstáculo” para la misma. Sin embargo, cuando Zubán Córdoba consultó al grupo encuestado su opinión sobre la frase “los pobres no llegan a la universidad pública“, el 76,2% manifestó no estar de acuerdo, mientras que apenas el 21,8% dijo estar de acuerdo.