Desde enero 2020 el Ministerio de Desarrollo Social puso en marcha la Tarjeta Alimentar como paliativo al incremento sostenido de los precios de los alimentos por sobre la inflación general, el deterioro del poder adquisitivo y la destrucción de empleo, producto de la crisis iniciada hace casi 3 años.
El antecedente macrista, sumado a que los alimentos superaron a la inflación promedio (36,4%) por casi seis puntos (42,1%), generaron un combo explosivo que derivó en esta política destinada a personas que cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH) y tengan hijas e hijos de hasta 6 años, embarazadas que cobren la Asignación por Embarazo (AUE) y personas con discapacidad que cobren la AUH, sin límite de edad. Un informe especial del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) despliega el fuerte impacto del programa a nivel nacional y las proyecciones del año entrante, aunque advierte que para 2021 el presupuesto destinado podría no ser suficiente.
¿Habrá Tarjeta Alimentar hasta fin de año?
Previo a la reciente actualización del 50%, la tarjeta Alimentar mantenía dos montos: $4000 y $6000. Con los nuevos valores, según el CESO, el 74,53% de las tarjetas otorgadas son por montos mensuales de $6.000 y el 25,47% son por montos de $9.000. Renovadas las cifras, la transferencia mensual asciende a $10.604 millones, de acuerdo a la entidad, que, a su vez, detecta: “el monto presupuestado por $90.000 millones para 2021 puede estar por debajo de las necesidades durante este año”
Por otro lado, en una evaluación del desempeño de la tarjeta en 2020, Nicolás Pertierra, economista y jefe del CESO, opinó: “Lo vemos como una política importante que sostiene la demanda de alimentos en un sector que lo necesita específicamente y eso lo hace una mejor política que otras, como la disminución del IVA, que alcanza a todos por igual, sin considerar las necesidades.” Sin embargo, aseguró que las políticas para resolver problemas de los precios “no sobran, todas son necesarias y complementarias”, como el acuerdo de Precios Cuidados y Precios Máximos o la conformación de un Consejo Económico y Social.
Además, el integrante del CESO entiende que mantener el tipo de cambio y reducir la brecha cambiaria “disminuye la incertidumbre” pero que hay “un margen estrecho” para combinar ambos objetivos. “Esta vez no se habrá un ‘ancla cambiaria’ con el tipo de cambio retrasándose al estilo 2011-2015, pero tampoco devaluaciones intempestivas como 2016-2019”, explicó Pertierra.
Con los montos actualizados, el CESO asegura que la canasta básica alimentaria, considerada en $7340 a diciembre, está garantizada para 2.257.390 niñes de seis años, el equivalente a 467.550 hogares.
Además, los últimos datos de indigencia relevados por el INDEC muestran una incidencia del 15,6% en personas de 0 a 14 años, es decir, 1.585.645 jóvenes por lo que “el impacto del programa es significativo”, determina el informe.
El hambre tiene rostro de mujer
La Tarjeta Alimentar no solo tuvo una incidencia marcada en lxs niñxs de seis años, sino también en las mujeres. Pensada como una herramienta atravesada por la perspectiva de género -entendiendo que la feminización de la pobreza hace que las crisis económicas impacten más en las mujeres-, el 94,2% de quienes la percibieron son beneficiarias. No es casual que también representen una proporción mayoritaria entre quienes reciben la AUH (90%). Tampoco que haya sucedido lo mismo con el IFE (55,7%), contra los varones que representaban un 44,3%.
Sobre el uso real de la Tarjeta Alimentar, Liliana Ruiz, coordinadora de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) en zona norte de GBA, contó: “El balance de la Tarjeta Alimentar es más que positivo. Las mamás van a los comercios de cercanía y se dividen la compra de alimentos, así ahora los chicos comen carne y yogurt, lo que antes era imposible. Antes solo comíamos alitas de pollo.” Además, recordó las paupérrimas condiciones de alimentación que lxs niñxs padecían: “Antes los chicos buscaban tuppers que hayan sobrado de comedores, que suelen tener preparados con mucha harina. En los últimos años del macrismo no alimentábamos, sólo llenábamos panzas con torta fritas y mate cocido.” Sin embargo, a la dirigente le preocupa que la inflación “le coma” el monto de la tarjeta y, a su vez, reflexionó: “No sé qué hubiese pasado en medio de esta pandemia sin la Tarjeta Alimentar, porque así y todo fue muy duro, se armaron muchísimas ollas, los comedores no pararon de funcionar.”
La vulnerabilidad de la pobreza feminizada no es patrimonio nacional. Según ONU Mujeres, sobre el total del empleo en América Latina y el Caribe, el 54% lo realizan las mujeres de manera informal. Al trabajar en la economía no formal, las mujeres carecen de la protección que ofrecen las leyes laborales y las prestaciones sociales, los seguros de salud, coberturas por enfermedad o accidentes. Trabajan a diario por salarios más bajos y en condiciones inseguras. “En todo el mundo hay menos mujeres que hombres que reciben pensiones, lo que redunda en un mayor número de mujeres mayores que viven en la pobreza. Incluso en economías desarrolladas, como en Francia, Alemania, Grecia e Italia, la pensión media de las mujeres es un 30 por ciento más baja que la de los hombres”, concluye la entidad.
Distribución territorial
El gasto de la Tarjeta Alimentar se centraliza en las provincias del NEA y NOA al condensar el 16,87% y 11,88% de los fondos del programa. En tanto, a lo que población respecta, representan el 13,68% y 10,15% respectivamente. Por otro lado, las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y C.A.B.A. representan el 63,68% de la población y contienen el 58,9% de las transferencias.
El trasfondo de la Tarjeta Alimentar: precios altos de los alimentos, salarios bajos
Para el estudio de Abeceb, Ecolatina, EcoGo y Orlando Ferreres y Asociados, la inflación se ubicaría entre el 3% y 4% en enero. Sin embargo, las principales consultoras calculan para todo el mes un alza del 4,4% de los alimentos, por encima del nivel general. Sobre los principales incrementos, la cooperativa Consumidores Libres determinó que la canasta básica aumentó un 4,08% y las carnes lideraron los precios con un 6,05%, seguido de los productos de almacén con un 4,30% (yerba, fideos, harina de trigo, y leche, principalmente)
En paralelo, el dato más reciente que se obtuvo de la evolución de los salarios es de noviembre, provino del Índice de Salarios del INDEC e indicó que el aumento de las remuneraciones -sector privado, público e informal- a nivel interanual fue del 34,1%, casi dos puntos por debajo de la inflación del mismo mes, 35,8%. Los datos correspondientes a diciembre se conocerán el 26 de febrero.
Por último, también en base al INDEC, entre el tercer trimestre 2020 y el mismo período pero en 2019 se perdieron 1.907.000 puestos de trabajo, entre el sector registrado e informal. Del total, 900 mil corresponden a puestos informales. El Ministerio de Trabajo asegura en un informe técnico que entre abril y diciembre 390 mil personas lograron reinsertarse al empleo privado.