Las desigualdades socioeconómicas que afectan a las mujeres y se manifiestan en trabajos más precarizados, con ingresos más bajos, con una menor tenencia de propiedades, y una mayor carga de tareas de cuidados no remuneradas, tienen también su correlato en el acceso diferencial a servicios financieros. De esta manera, según datos de un informe del Banco Central y la CEPAL, las mujeres representan en todas las entidades de financiamiento menos de la mitad del crédito total otorgado, con montos promedio por persona que están al menos 30% por debajo de los varones, en tanto que al mirar la participación de aquellas que están en edad laboral -30 a 60 años- las brechas de género se amplían.
La investigación mostró además el predominio de entidades no bancarias que, por sus características, conllevan condiciones financieras menos favorables para las mujeres, sumado a una mayor presencia en el financiamiento a través de tarjetas de crédito y préstamos personales, que se asocian en mayor medida al gasto doméstico, y un menor lugar en los adelantos en cuenta corriente y préstamos prendarios. Un dato no menor es que ellas tienen mayor cumplimiento en el pago de sus deudas.
En relación, de acuerdo al informe de Inclusión financiera del Banco Central, sin contar las cuentas sociales o previsionales, la brecha en el acceso a servicios financieros entre hombres y mujeres es de 19,4 puntos porcentuales. A esto se agrega que solo el 20,5% de las empresas lideradas por mujeres utiliza créditos bancarios para financiar su inversión (es del 42,9% en el caso de los hombres) y la tasa de créditos rechazados es de 42% para las mujeres y solo de 2,5% para los hombres, según se menciona en el informe del BCRA con CEPAL.
Financiamiento con sesgo de género
La brecha de género en el porcentaje de adultos con al menos una línea de financiamiento en el conjunto del sistema financiero ampliado (incluyendo entidades financieras y proveedores no financieros de crédito) es de 5,5 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, según datos del informe El crédito formal en la Argentina, un análisis con perspectiva de género realizado por Banco Central de la República Argentina (BCRA) y Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL).
El estudio hace hincapié en que “la pandemia de Covid-19 profundizó también problemas estructurales de las mujeres para alcanzar su autonomía económica, como la falta de acceso al sistema financiero formal y el exceso de endeudamiento, frecuentemente en circuitos informales y bajo condiciones abusivas”. En ese sentido se plantean los desafíos actuales en torno a la autonomía económica de las mujeres resaltando como punto central “el acceso a los sistemas financieros, que pueden ayudar a cubrir necesidades de financiamiento de distintos actores, en especial para hacer frente a las crisis e influir en la distribución del ingreso”.
De acuerdo a lo relevado, para fines del 2020 “el 49,9% de los hombres adultos (8,4 millones) poseían al menos un crédito, lo que superó el porcentaje de cobertura de las mujeres adultas, que alcanzó el 44,4% (8 millones)”. En relación la brecha se concentra, sobre todo, en el crédito otorgado por las entidades financieras, fundamentalmente los bancos privados, ya que en los mismos la diferencia de cobertura es de 3,8 puntos, en tanto que en los proveedores no financieros de crédito se ubicó por debajo de 1 punto. “La caída de la actividad económica a partir del segundo trimestre de 2018 y sus efectos sobre los ingresos y la capacidad de la población de acceder a financiamiento se reflejaron en una baja de la fracción de hombres y mujeres con al menos un crédito a su nombre”, analizó la investigación del BCRA y agregó que “la pandemia por COVID-19 introdujo nuevos elementos que profundizaron la reducción de este indicador de cobertura”.
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Si se mira por los montos promedios al los que accede cada género también resultó evidente que lo prestado a las mujeres es inferior a los hombres en todos los tipos de entidades financieras analizadas, aunque “las diferencias resultan superiores en el financiamiento provisto por los bancos y entre los créditos por adelantos en cuenta corriente”. Sobre este punto, la participación en el monto total de crédito es de 60,5% para los hombres y de 39,5% para las mujeres, a su vez, en los montos promedios por persona las mujeres se encuentran un 32,3% por debajo que los varones, siendo mayor la diferencia en banco privados (34,8%).
Diferencias por banco y tipo de crédito
Las mujeres representan, para todas las entidades de crédito, menos de la mitad del crédito total otorgado, y esa participación baja aún más en el crédito otorgado por los bancos (privados 36% y públicos 41%). “Se elevan los fondos prestados por las emisoras de tarjetas de crédito y/o compra no bancarias, y por otros proveedores no financieros de crédito a poco más del 45%, en ambos casos”, explicaron desde CEPAL y sumaron que esto implica una desventaja en la medida en que “acceden a créditos con condiciones financieras significativamente menos favorables en relación a los hombres”.
En cuanto a las diferentes líneas de financiamiento se observó que “el financiamiento mediante tarjetas de crédito prima, y en proporciones similares, sobre la cartera total de crédito de hombres y mujeres. Las mujeres registran mayor sesgo a financiarse a través de préstamos personales (30,4% frente al 24,9%), contrariamente a lo que sucede en los adelantos en cuenta corriente y las líneas prendarias”. En ese sentido, del total de los préstamos personales el 44,9% corresponde a mujeres, registrando la máxima participación, seguidos por saldos de tarjetas de crédito (40,6%) y la de los préstamos hipotecarios (39,2%) mientras que no alcanzan a acceder ni a un cuarto de los créditos prendarios y contabilizan menos del 20% de los adelantos en cuenta corriente.
Tomando el monto promedio por crédito y por líneas de asistencia “la participación de las mujeres no solo es baja en adelantos en cuenta corriente sino que también el importe asignado es significativamente inferior: por cada 100 pesos de crédito otorgado a los hombres, las mujeres perciben 32 pesos”. Las brechas se reducen para las tarjetas de crédito y los préstamos personales, siguiendo la comparación previa: 70 y 79 pesos por cada 100.
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Otro aspecto que destacaron los investigadores Cuccaro, Sangiácomo y Tumini tiene que ver con que las mujeres presentaron menores tasas de irregularidad en el cumplimiento en todos los tipos de financiamiento. Estas diferencias se asocian, según entienden, a diversas hipótesis, una de las cuales plantea que las mujeres podrían tener mayor responsabilidad frente al financiamiento” lo que a su vez tiene “una estrecha relación entre la responsabilidad en el pago de las deudas y el sostenimiento de las tareas de cuidado por parte de las mujeres. El pago de las deudas son parte del 'paquete' de obligaciones construidas socialmente como responsabilidad de las mujeres para sostener los cuidados en el hogar”.
Por otro lado, esta diferencia podría también ser resultado de que "las mismas desigualdades en el acceso y los costos de financiamiento que enfrentan las mujeres hacen que tengan que internalizar un mayor riesgo ante el sistema financiero y por ende a desplegar estrategias para minimizarlo, una de las cuales sería el pago regular de las obligaciones”, sumaron.
Brechas por edad y región
La participación de las mujeres en el monto del crédito por rango etario también muestra diferencias en la comparación con los hombres. Así, la brecha “es más marcada en las edades que van de los 35 a los 49 años (38,9%) y de los 50 a los 64 años (38,6%). Precisamente en las etapas de la vida donde cobran mayor relevancia los tiempos que las mujeres le destinan a la maternidad, al cuidado de las y los hijos y al trabajo no remunerado, es donde se amplían las brechas de ingresos por género”, destacó el informe mencionado. De acuerdo con el INDEC en las edades centrales (30-64 años) mientras que 8 de cada 10 hombres participan en el mercado laboral, solo 5 de cada 10 mujeres lo hacen. Además entre las personas con empleo asalariado formal, las mujeres obtienen entre 22,8 y 26,2 pesos menos por cada 100 pesos que perciben los hombres.
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A nivel de las diferentes jurisdicciones, “en todas las provincias el porcentaje de hombres con al menos un crédito supera al de las mujeres. La mayor cobertura de mujeres se observa en CABA, donde 6,8 de cada 10 mujeres poseen al menos un crédito formal. Pero en esa misma jurisdicción es en la que se detecta la mayor brecha, ya que esa proporción de hombres con crédito es del 86%”. En el panorama regional, “las regiones Centro y Patagonia son las que registran la mayor cobertura del crédito en la población de mujeres adultas, pero también son las que presentan las mayores brechas respecto de los hombres y, a diferencia, las regiones del NEA y del NOA muestran una menor proporción de mujeres adultas con al menos un crédito, pero también una menor diferencia respecto de la cobertura del crédito para los hombres”.
En todas las regiones, el crédito extendido a las mujeres representa menos de la mitad del total, “esta diferencia es más marcada en las regiones de la Patagonia (38,4% del total), seguida por la región Centro (39,1%) y Cuyo (39,6%). En el NEA y el NOA se eleva la fracción del financiamiento otorgado a las mujeres por el SFA a 40,6% y 43,3%, respectivamente”. Esto está vinculado a “las características productivas de las provincias y su vinculación con el empleo femenino. Las actividades de enseñanza, trabajo doméstico, salud y otros servicios sociales capturan aproximadamente el 42% de las mujeres ocupadas y menos del 10% de los hombres ocupados. Estas actividades representan en torno al 20% y 15% del producto bruto geográfico del NEA y NOA, respectivamente, mientras que para el resto de las regiones estos sectores contribuyen con aproximadamente el 10% del PBG”, concluyeron.