“Argentina tiene que garantizar la seguridad alimentaria antes de exportar”, postuló Warren Mosler. Excéntrico inversor de Wall Street, llegó a manejar US$ 3.500 millones a través de su fondo Illinois Income Investors. Se radicó en la paradisíaca Saint Croix, en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, desde donde hace décadas financia grupos de estudio de economistas monetaristas heterodoxos.
El estadounidense le explicó a El Destape que el Gobierno “podría aplicar, como en 2001, el Plan Jefes y Jefas de Hogar” para resolver el problema del poder adquisitivo. Además, propuso crear un impuesto del 3% a todas las exportaciones para pagar la deuda al FMI en 20 años.
En su vida, Mosler dio contadas entrevistas a medios argentinos, donde se incluye una conversación en 2004 con Maximiliano Montenegro en Página 12 y otra en 2008 con Marcelo Zlotogwiazda para el mismo diario. En estos dos casos, el pensador poskeynesiano que fabrica autos deportivos de lujo planteó posturas que patean el tablero de la teoría económica hegemónica.
Los trabajos del grupo denominado “Kansas City”, totalmente financiado por Mosler, funcionaba en la Universidad de Missouri at Kansas City. En su sitio web, Daniel Kostzer consiguió parte de los fundamentos con los que diseñó el programa Jefas en 2000, pero que por la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez no se aplicó. Cuando llego Eduardo Duhalde, Juan Pablo Cafiero, entonces vice jefe de gabinete y padre del actual Canciller, adaptó los primeros borradores para finalmente lanzarlo en 2002 para alcanzar a todos los desocupados en plena crisis.
Desde Bruselas, donde trabaja como economista de la Confederación Sindical Internacional, Kostzer le narró a El Destape cómo fue el proceso que derivó en la creación del emblemático plan que sacó de la indigencia a casi 2 millones y medio de argentinos y permitió que más de un millón obtengan empleo en el mercado formal. “El paper que me abrió los ojos fue de Liu y Wray sobre Hong Kong. Allí seguí la línea y vi el material de Warren, Jan Kregel, Mat Forstater y otros. Lo que consolidó la idea fue la experiencia de los Estados Unidos en los años 30”, explicó.
MÁS INFO
“Leí todo el acuerdo del FMI con Argentina y en ningún momento se refiere a las exportaciones brutas del país que son las que importan, sino a las netas”, lanzó. Tras esto, propuso “cobrarle un impuesto del 3% a todas las exportaciones brutas, de modo que en 20 años se pagaría el total de la deuda con el Fondo y no haría falta siquiera recurrir al mercado de divisas”.
“¿Qué es lo que más beneficiaría al FMI? Es lo que siempre hay que evaluar en las negociaciones”, planteó en frío el tiburón de Wall Street. “En este caso, pagarles la deuda. Sería tondo del Fondo no aceptar una propuesta así”, adelantó pese a estar al tanto de que el nuevo acuerdo lleva aún un semestre en aplicación.
Según Mosler, “Argentina no gasta lo suficiente para saciar la necesidad de todos de pagar impuestos y ahorrar, porque hay desempleo (y el Estado podría contratarlos a todos), pero sí bastante como para generar inflación”. Para el pensador heterodoxo, “la emisión monetaria para la creación de riqueza no es inflacionaria”. En cambio, criticó que “sí genera presión sobre el tipo de cambio si se destina al pago de intereses”, lo que implica la impresión de billetes para actividades no productivas.
El inversor estadounidense participó de un seminario organizado por la CTA Autónoma y Unidad Popular. Tras luego ser consultado por El Destape, resaltó que, en la realidad económica, “los desempleados se convierten en la variable de estabilización de la inflación. Para calmar el alza de precios se aumenta la desocupación; mientras que, para reducir la falta de empleo, se aumenta la inflación”.
“Para solucionar esto, Argentina podría aplicar, como en 2001, el Plan Jefes”, propuso. Recordó que a los integrantes de cada familia “les pagaban poco ($ 100) a más de dos millones de personas. En poco tiempo, un millón de ellos ingresaron al mercado laboral formal, porque la gente quería trabajar. El otro millón también se hubiera sumado si el plan se mantenía”.
“Este programa de salario mínimo, que se puede fijar en cualquier nivel políticamente aceptable, sirvió como una reserva de estabilización de personas ocupadas, en lugar de desocupadas, lo que contribuyó a generar más empleo e incrementar la riqueza del país”, aclaró. “De esta forma se garantiza la alimentación de la población, empezando por las bases, y lo que sobra recién después se exporta, ¡que no es poco!”, destacó. “Argentina tiene que, primero, garantizar la alimentación de su población”, repitió.
Al ser consultado por este medio, el economista y director del Banco Nación Claudio Lozano, quien también participó del seminario, ponderó la idea de ingresos garantizados. Sin embargo, aclaró que se precisa una integral adaptada a las particularidades de este país, puesto que el modelo de Mosler dejaría de lado la desocupación oculta que existe en la actualidad en el auto empleo o la economía popular, que en total involucra a cuatro millones de personas.
“Hay otra gente que hace distintos tipos de tareas de cuidado y otras actividades no reconocidas que merecerían un reconocimiento”, añadió. Es por eso que Unidad Popular propone que todos los que no cuenten con un trabajo formal reciban un salario universal que equivalga a lo que necesite un adulto para alimentarse ($ 13.000). Esto, al sumarse con la Asignación Universal por Hijo permitiría que ningún hogar se ubique debajo la línea de indigencia.
Además, Lozano postuló un programa de empleo garantizado con salario mínimo para incorporar a los cuatro millones de la economía popular al mercado formal. Para eso precisaría de un área de la economía pública y social, que involucre al Estado, los trabajadores y PYMES para definir estrategias de necesidades sociales (como de vivienda, salud, y otras estratégicas de desarrollo). “Así debería el Estado financiar a estas personas involucradas en actividades económicas pero que en la actualidad no completan un salario”, explicó.
Lozano destacó un concepto clave de las palabras de Mosler: “Decir que se puede emitir. Confronta con la idea neoliberal que dice que emitir es un cuco”. Va en contra de los que plantean que la moneda tiene que desaparecer, lo que confronta en debate con los Javier Milei y Martín Tetaz que propagandean la dolarización.
Mosler muestra una cara distinta de la teoría monetaria moderna y muestra que el Estado puede imprimir billetes sin que necesariamente genere inflación y que, en cambio, la tasa de interés sí tiene un efecto de suba de precios. Por lo tanto, se debe ir a la tasa cero y eliminar el endeudamiento público. “Son aportes importantes en el contexto de Argentina”, cerró Lozano.