Javier Milei garantizó que la bicicleta financiera siga un par de meses más

La tasa de retorno en dólares mantiene la calma cambiaria en un contexto de falta de divisas genuinas y con el Congreso que mantiene en jaque la gobernabilidad.

13 de noviembre, 2024 | 00.05

La inflación de octubre finalmente fue 2,7% y la presión política de la oposición en el Congreso se mantiene como el principal factor de volatilidad que complica los planes del equipo económico de Javier Milei y Luis Caputo para avanzar en la reducción del ritmo devaluatorio que fija el Banco Central y cortar con la bicicleta financiera que sostuvo el veranito cambiario en los últimos meses.

Por ahora, Milei garantizó que el carry trade siga por un par de meses, aunque lo más probable es por lo menos lo haga hasta después del verano, lo que también posterga cualquier intención de levantar el cepo y liberar el flujo de capitales, condición que mantiene el Fondo Monetario Internacional para cerrar un nuevo acuerdo.

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“De confirmarse dos meses más esta inflación se bajará la devaluación mensual al 1%”, anunció Milei por la red social “X” después de evaluar que si a la variación del IPC informado por el Indec se descuenta la tasa de devaluación y la inflación internacional “la inflación monetaria (sic) viene viajando al 0,2% mensual, esto es, 2,4% anual”. La baja de la inflación de octubre fue inducida por decisiones oficiales, como postergar incrementos de tarifas, forzar a la petrolera estatal a bajar el precio de los combustibles y reducir sustancialmente los aranceles de importación de 89 productos de alto impacto en la formación de precios internos.

En septiembre se había bajado diez puntos la tasa del impuesto PAIS, de 17,5% a 7,5%. En noviembre, en cambio, volvieron a subir los combustibles y se registraron otros incrementos de impacto en el IPC y consultoras como Equilibria midieron en la primera semana un incremento de 0,8%, el ritmo más alto de las últimas cuatro semanas. En el último Relevamiento de Expectativa de Mercado (REM) también se espera una aceleración en diciembre, por el mayor consumo asociado a las fiestas y por el aumento estacional del turismo.

Sin embargo, en los informes que llegan a los inversores, todavía se mensura el factor político como más determinante incluso que las señales de solvencia para afrontar los pagos de la deuda que vence en enero y del resto de los compromisos que tiene que afrontar el Gobierno a lo largo del año, por un monto global de unos US$ 20.000 millones.

Al factor de política interna se suma también la incertidumbre sobre el impacto que tendrá en los mercados las primeras medidas que tome la administración electa de Donald Trump, que podría generar una suba de la inflación interna en Estados Unidos y obligar a la Reserva Federal a cortar el proceso de reducción de la tasa de interés e incluso revertirlo, lo que generaría una aspiradora de fondos de los mercados emergentes, entre ellos Argentina.

“La contienda política continúa siendo el principal driver de volatilidad que vemos en los próximos meses”, advirtió en un informe el banco de inversión CMF, el de mayor afinidad a la política económica del presidente Milei. Los dos momentos de mayor tensión económica se registraron a partir de la sanción de leyes a impulso de la oposición, que fueron después vetadas por el Poder Ejecutivo. La primera fue el incremento de los haberes previsionales y después el aumento del financiamiento para las universidades.

El Congreso propulsó el veranito

El triunfo del Gobierno en sostener esos vetos en el Congreso fue lo que inició la etapa actual de estabilidad financiera, construida con el aporte de los dólares del blanqueo y de la emisión de deuda de las empresas pero a partir de la convicción de que Milei podía sostener su ajuste.

Los mercados están ahora a la expectativa de dos iniciativas que se tramitan en el Congreso, la aprobación de una nueva ley que modifique la sanción de los DNU y la derogación del DNU que habilitó el canje de deuda en condiciones no ventajosas para el país. La oposición tiene poco tiempo para lograr esas sanciones antes del fin de las sesiones ordinarias, esta semana no lo logró, por lo que el tiempo juega a favor del oficialismo. 

Mientras, el Gobierno seguirá apostando a mostrar mejores índices de inflación incluso con los retoques que el Indec está preparando en la canasta que utiliza para la medición, para hacer subir ahora la ponderación de los servicios, una vez que termine el proceso de actualización tarifaria, para dar lugar a subas de precios no regulados que pasarán a tener menos ponderación.

La desaceleración esperada en la inflación mensual se dará en un contexto en el que el organismo estadístico todavía trabaja en pruebas técnicas para lanzar un nuevo índice de precios. Si bien el director del Indec había anticipado en septiembre que la presentación era esperada para “los próximos dos meses”, la puesta en marcha del indicador actualizado no tiene fecha estipulada oficialmente, según aseguraron desde el organismo”, describió un informe de Arpenta. 

“Se espera que la nueva ponderación de la canasta oficial le dé más peso a los servicios que en la medición actual”, advirtió. A lo largo de 2024, cuando los precios de los servicios subieron por encima de la media de la inflación, la ponderación dentro del Indec fue baja. En 2025, cuando se las tarifas estén ya actualizadas y solo registren la variación estacional, la ponderación será más alta.  Esa forma creativa de construir la inflación es el centro de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios que, aunque siguen de cerca al IPC, no dejan ingresos disponibles para recuperar el consumo.

A lo largo de 2024, cuando los precios de los servicios subieron por encima de la media de la inflación, la ponderación dentro del Indec fue baja. En 2025, cuando se las tarifas estén ya actualizadas y solo registren la variación estacional, la ponderación será más alta.  El Índice de Precios al Consumidor acumula este año una suba de 107%, como producto de incrementos de 92,3% en los estacionales, de 93,9% en la Núcleo y de 185,8% (en el GBA fue de 199,3%) en los regulados donde se miden las tarifas.

Esa forma creativa de construir la inflación es el centro de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios que, aunque siguen de cerca al IPC, no dejan ingresos disponibles para recuperar el consumo.