Las fusiones y adquisidores entre empresas cayeron casi un tercio este año respecto al récord registrado en 2021, afectada por la alta inflación, el encarecimiento del financiamiento y la incertidumbre geopolítica.
En lo que va del año, se anunció un total de US$ 3,5 billones en acuerdos de compra y fusiones, según datos compilados por la agencia Bloomberg, un descenso frente a los US$ 5 billones de 2021.
Realmente hubo dos años; cuando comenzó 2022 la actividad comenzó fuertemente pero después el panorama cambió dramáticamente, analizó Melissa Sawler, jefa global de la consultora Sullivan & Cromwell's.
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El año comenzó con un fuerte movimiento en el mercado: la adquisición en enero de la distribuidora de videojuegos Activision Blizzard por parte de Microsoft en US$ 69.000 millones, la mayor operación registrada desde 2019 en valor.
Sin embargo, poco después los movimientos en el mercado comenzaron a mermar de la mano de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero, y la seguidilla de alzas en las tasas de interés de la Reserva Federal estadounidense (Fed) que dieron inicio en marzo, y que llevaron a las mismas al nivel más alto desde 2007.
Están sucediendo muchas cosas: inflación, la respuesta de la Fed con el incremento en las tasas de interés, problemas geopolíticos y en las cadenas de suministro, y una increíble volatilidad en el mercado de acciones, opinó Damien Zoubeck, de Freshfields Bruckhaus Deringer.
Otro grado de incertidumbre a la compra venta empresarial la sumó Elon Musk con sus idas y vueltas en su adquisición de Twitter, anunciada en abril pero recién cerrada a fines de octubre.
Además de la suba de las tasas, otra fuente de financiamiento cortada fue la de las salida en bolsas: este año se recaudaron US$ 24.000 millones en Ofertas Públicas Iniciales (IPO, por sus siglas en inglés), la menor cifra desde 2009.
Además, la inflación global redujo los márgenes empresariales y afectó los costos de operación de las empresas.
Sin embargo, la crisis podría traer oportunidades de compras mediante desinversiones, especialmente en la industria de productos de consumo.
Las desinversiones suelen suceder cuando las grandes corporaciones evalúan cuales de sus activos no son fundamentales. Esto suele suceder durante tiempos de volatilidad, como los que vemos ahora, explicó Marco De Benedetti, de Carlyle Group.
Una de las tendencias observadas -explica Andreas Lindh, co-jefe de la filial financiera de JPMorgan en Europa, Medio Oriente y África- fue la gran cantidad de bancos que se desprendieron de subsidiarias en el mundo, como los casos del del HSBC o el Citibank.
Una de las grandes incógnitas en 2023, además de las tendencias macroeconómicas, será cual será la postura que adoptarán los grandes reguladores frente a compras que pueden derivar en participaciones monopólicas en el mercado.
Por eso la compra de Activision por parte de Microsoft se encuentra frenada por parte de la Comisión Federal de Comercio estadounidense (FTC, por sus siglas en inglés).
Con información de Télam