El ministro de Economía, Martín Guzmán, publicó este miércoles una columna de opinión en la que apunta contra el accionar de los fondos buitre y subrayó el rol central del Fondo Monetario en el éxito o fracaso de las restructuraciones de deuda de los países. El funcionario publicó en Project Syndicate una columna en la que analizó la situación de la deuda y los efectos de la pandemia en la economía global.
En 2018, ante las expectativas del mercado sobre sus perspectivas cambiaron, desencadenando una crisis cambiaria profunda y prolongada que hizo insostenible la deuda pública denominada en moneda extranjera del país. "Argentina recurrió al Fondo Monetario Internacional, que otorgó un préstamo sin precedentes de 57 mil millones de pesos, posiblemente basándose en la creencia de que el país solo atravesaba una crisis de liquidez temporal", criticó. "Sin embargo, estaba claro que Argentina se enfrentaba a un problema más fundamental de inconsistencia macroeconómica e insostenibilidad de la deuda", agregó.
En un racconto del proceso de canje que encaró el equipo económico a su cargo, reconoció las dificultades que se encuentran en estos procesos ante la "intensa presión de lobby" que los acreedores de deudas soberanas ejercen "para promover sus intereses" en detrimento de los países que están en rojo y al borde de la cesación de pagos. "En ese contexto, comenzamos y finalizamos una reestructuración de la deuda soberana que, por primera vez, puso a prueba las cláusulas de acción colectiva (CAC) que se convirtieron en el nuevo estándar del mercado en 2014", señaló Guzmán.
Esas cláusulas permitieron un alto nivel de adhesión. Pero también el apoyo explícito de organismos como el Fondo sirvió para llevar a buen puerto esa operación. "Uno de los primeros pasos en este proceso fue trabajar con el FMI para definir los términos de sostenibilidad de la deuda, es decir, cuánta deuda podría permitirse razonablemente pagar el país sin incurrir en costos inaceptables, como podría ser un marcado aumento de la pobreza o el desempleo", explicó.
En este sentido, consideró vital el apoyo del FMI. "El papel del FMI, ya sea positivo o negativo, es de una notable importancia. Los analistas reconocen ampliamente que el Fondo a menudo ha retrasado y socavado reestructuraciones durante las últimas cuatro décadas; esta vez, su rol contribuyó positivamente al proceso de restauración de la sostenibilidad de la deuda", sentenció el titular del Palacio de Hacienda. Además del FMI, 150 académicos de renombre internacional (incluidos varios premios Nobel), miembros del G20 y el Papa Francisco respaldaron el proceso.
De todos modos, el funcionario insistió en que se mejoren las cláusulas de acción colectiva para evitar que den lugar a procesos de resolución prolongados y, por tanto, a nocivas consecuencias económicas y sociales. "Para complementar las nuevas CAC, debemos mejorar la arquitectura internacional para la reestructuración de la deuda soberana (una tarea que ha asumido, aunque aún de forma algo tímida, el G20 en el contexto de la pandemia)", concluyó Guzmán.