La inflación se mantuvo prácticamente sin cambios este mes en Alemania, bajando del 6,2% al 6,1% anual, mientras que en España se aceleró en tres décimas al 2,4%, informaron hoy sus respectivos organismos de estadística, lo cual alerta al Banco Central Europeo (BCE) de cara a su política de tasas de interés.
En el caso de Alemania, la inflación anualizada cayó en una décima al 6,1% y subió 0,3% respecto a julio, de acuerdo a la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
La cifra superó lo estimado por los economistas que esperaban que se situara en 6%, según indicaron las agencias de noticias AFP, DPA y Bloomberg.
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Entre los diversos componentes, los precios de los alimentos subieron en agosto 9%, tras el 11% de julio; mientras que los precios de la energía se elevaron 8,3% anual.
Gran parte de la inflación viene de los altos precios de importación de energía. Son buenas noticias de que los últimos reportes indican que estos precios cayeron e incluso podrían bajar aún más, manifestó hoy el canciller alemán, Olaf Scholz.
Mientras tanto, en España, los precios aumentaron 2,4% interanual y 0,5% mensual, de acuerdo con la estimación preliminar del Instituto Nacional de Estadística (INE), en línea con lo esperado.
Se trata del segundo mes consecutivo de aceleración en los precios, tras el 2,1% registrado en julio y el 1,6% de junio.
De acuerdo con el organismo español, el número de agosto se explica principalmente por la suba de precios de los combustibles.
La aceleración en el valor en el surtidor responde a un alza en los precios internacionales, frente a los recortes de los países productores árabes.
El Ministerio de Asuntos Económicos español destacó que los datos de hoy consolidan" a España "como uno de los países de la Eurozona con una menor inflación".
"Esto favorece la competitividad de las empresas españolas, la ganancia de cuota de mercado y el aumento del poder adquisitivo de los salarios", indicó la cartera.
Por su parte, la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los valores variables de la energía y los alimentos, retrocedió una décima a 6,1% anual, una cifra que sigue alta al igual que en el resto de Europa.
La inflación de España, que estuvo por debajo del promedio europeo, va a continuar subiendo y creemos que cerrará 2023 cerca del 4%, opinó la economista Ana Andrade.
Gran parte de la suba responde a que mermará el efecto comparativo respecto de hace un año atrás, cuando la inflación llegó en España al 10,5%.
Los datos ponen bajo presión al Banco Central Europeo (BCE) que aumentó sus tasas de interés en 4,25 puntos porcentuales desde julio de 2022, ante una inflación que llegó a quintuplicar su meta del 2% anual.
Mañana se publicarán los datos de inflación de Francia e Italia, al igual que el promedio de la Eurozona, el cual será uno de los últimos insumos con los que contará el BCE antes de su reunión del próximo 14 de septiembre, donde decidirá si realizar una nueva suba en sus tasas de interés la décima consecutiva- o hacer una pausa.
La entidad monetaria deberá hacer un equilibrio ante una inflación que sigue relativamente alta y una economía que está estancada, con países como Alemania con pronósticos de recesión.
De hecho, el indicador de confianza económica publicado mensualmente por la Comisión Europea cayó por cuarto mes consecutivo, mientras que los índices de gerentes de compra (PMI) presentaron una contracción en la actividad privada de la Eurozona.
Robert Holzmann, presidente del Banco de Austria y miembro del Consejo Gobernante del BCE, conocido por ser uno de los halcones de la entidad, se posicionó esta semana a favor de otra suba de tasas si no hay ninguna gran sorpresa.
En tanto su colega finlandés, Tuomas Valimaki, señaló que el consejo está abierto totalmente en como proseguir, y que toda decisión dependerá de los datos recabados.
Que haya subas de precios superiores al 6% en Alemania, que es la mayor economía europea, podría sumar motivos a que haya otra suba de tasas, analizó, por su parte, el economista Martin Ademmer.
Con información de Télam