La mejor distribución del ingreso en una sociedad se alcanza cuando se dan dos factores claves: la presencia de sindicatos fuertes, con poder de negociación y respaldados por la estructura del Estado, y trabajadores mejores calificados, según una investigación del Instituto de Política Económica (EPI, por las siglas en inglés) de los Estados Unidos. El trabajo tiene una conclusión clave para analizar desde el mercado argentino: las causas fundamentales del atraso salarial es el desequilibrio de poder entre los empleadores y los trabajadores.
La política de la administración de Javier Milei avanza precisamente en los dos frentes que más retrasan las mejoras en la distribución del ingreso: ejerce violencia social sobre la dirigencia sindical y cuestiona los resultados de las negociaciones colectivas al no homologar los acuerdos y desfinancia las universidades, donde se forman los profesionales con aspiraciones de obtener puestos de mejores remuneraciones.
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El trabajo de los investigadores Josh Bivens y Ben Zipperer se centró en el efecto de las nuevas tecnologías sobre el mercado laboral, en especial el impacto que tendrá la Inteligencia Artificial en la precarización de los puestos de trabajo.
La conclusión principal es que no son los avances tecnológicos, como puede ser la Inteligencia Artificial, lo que afecta la calidad y remuneración del trabajo sino las decisiones de política económica ejercida por los gobiernos que llevaron a un desequilibrio extremo de poder entre los empleadores y los trabajadores. Los avances tecnológicos tienen poco que ver con esto y se invocan con demasiada frecuencia como una distracción de estos problemas más profundos”, advirtieron.
Las conclusiones se pueden fácilmente traspolar a la situación argentina, en especial cuando identifica a los cambios institucionales como el declive de los sindicatos, la erosión del salario mínimo federal (en Argentina el Salario Mínimo Vital y Móvil) y un cambio en las prioridades de política macroeconómica, agravadas en el país con la llegada de Milei, los que “socavan el apalancamiento y el poder de negociación típicos de los trabajadores en los mercados laborales”.
Un trabajo de CP Consultora que se conoció esta semana mostró que la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos en Argentina fue de 28,1% para el Salario Mínimo Vital y Móvil, como una forma de presionar a la baja al resto de los salarios.
Los gremios y el salario
Entre los trabajadores sindicalizados, la caída del salario fue de 22% en el sector público y de 6% en el sector privado, lo que muestra a la vez el efecto del mayor poder sindical en uno y otro sector de la economía argentina.
Corroborando también lo que plantean los investigadores del EPI, cuando marcan como uno de los motivos el cambio en las prioridades de política macroeconómica, en el sector privado el sindicato de camioneros llevaba un atraso de 21% por la falta de homologación del acuerdo alcanzado con la patronal.
En el caso de Estados Unidos, donde se analizó el impacto de la Inteligencia Artificial, la conclusión es que para minimizar el impacto sobre el mercado de trabajo la mejor política “es aumentar el poder de los trabajadores mejorando los sistemas de seguro social, eliminando las barreras para organizar sindicatos y manteniendo tasas más bajas de desempleo”.
Uno de los reclamos empresarios en Argentina asociado a la reforma laboral es la eliminación de la ultraactividad de los Convenios Colectivos de Trabajo, que básicamente implica que mantiene vigencia el último aún cuando hayan vencido los plazos, en la medida que no se acuerda un nuevo convenio. El cuestionamiento tiene eje en que los viejos convenios no incluyen el uso de nuevas tecnologías y la polifuncionalidad de los empleados.
“A pesar de la crisis de la actividad y las dificultades que genera esta situación a la recuperación de los ingresos, los sindicatos pudieron sostener hasta el momento el modelo de negociación colectiva. Varios sectores, de manera heterogénea, pudieron recuperar parte de la pérdida. Esto habla de la resiliencia (hasta ahora) de las negociaciones, así como del impacto desigual de la crisis: impacta más en los sectores más dependientes del mercado interno y del gasto público”, destacó Federico Pastrana, Director de CP Consultora
“La paradoja es que en países como España, se están efectuando modificaciones de la legislación laboral en sentido contrario, con el concepto precisamente que las normas deben garantizar la estabilidad del trabajador, dado los constantes abusos de las empresas, especialmente con el sistema de contratos temporarios. Luego de la reforma de 2022, la conclusión es que todavía se debe regular aún más el mercado laboral, para generar condiciones adecuadas de empleo”, evaluó el abogado laboralista Leandro Alonso.
Este trabajo de Josh Bivens y Ben Zipperer explica que los empresarios usan el pretexto de la tecnología para bajar salarios. “En los modelos del mercado laboral que permiten el poder del empleador, el cambio tecnológico en sí mismo es en gran medida neutral en su efecto sobre la distribución del crecimiento económico. Pero cuando los empleadores ejercen un poder desequilibrado en la fijación de salarios, a menudo pueden usar nuevas formas de tecnología para reclamar más de la producción de una empresa a expensas de los trabajadores típicos”, señalaron.
Y advierten: “es el poder desequilibrado la raíz de este problema y no el cambio tecnológico per se, lo que podría aumentar fácilmente los salarios de los trabajadores si se despliegan en mercados laborales más equilibrados”.