Elecciones 2023: los datos que demuestran por qué las empresas no están "llenas de mujeres” como sostiene Milei

Relevamientos públicos y privados coinciden en que la brecha salarial se ubica en torno al 27%. Las mujeres representan solo un 19% del empleo industrial.

15 de noviembre, 2023 | 00.05

El candidato de la Libertad Avanza en estas elecciones 2023, Javier Milei, volvió a desconocer las brechas de género que ubican a las mujeres en posiciones desiguales tanto al momento de conseguir un trabajo como en la cantidad de horas dedicadas a una actividad remunerada. Sin embargo, tanto datos públicos como relevamientos privados coincidieron en señalar que la brecha salarial por género se ubica en torno al 27% en nuestro país, en tanto que las mujeres representan solamente un 19% del empleo registrado en la industria, con fuerte presencia (60%) en una rama como Confecciones pero por debajo del 10% en rubros como Automotores y Construcción. 

Estos últimos datos, relevados por la Unión Industrial Argentina (UIA), mostraron además que “sólo 1 de cada 4 empresas grandes y 1 de cada 3 PyMEs tiene más del 20% de mujeres en cargos directivos” lo que coincide con el relevamiento del Indicador de Participación de la Mujer en pymes realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que indicó que “solo el 9% de las empresas industriales del país son dirigidas únicamente por mujeres” a la vez que el porcentaje de trabajadoras en relación de dependencia en estas industrias se ubicó en 25% contra un 75% de varones.

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En este escenario, por su parte, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, que el candidato libertario aseguró que eliminará en un eventual gobierno, avanzó con la iniciativa Sello Igualar que incentiva a las empresas nacionales a implementar medidas en el ámbito laboral a través de capacitación y asesoramiento a más de una treintena de firmas del país. 

Qué es la brecha salarial y por sector de actividad

En medio de la vorágine del proceso electoral, la problemática de las desigualdades de género al momento de acceder y permanecer en el mercado de trabajo se metió de lleno -por la persistencia de los movimientos feministas y las políticas públicas de estos últimos años- entre las discusiones centrales de la agenda. No obstante, de cara al futuro preocupa que uno de los candidatos con chances de asumir el próximo 10 de diciembre, el libertario Javier Milei, niegue las brechas que son reconocidas mundialmente: hace menos un mes la Real Academia de las Ciencias Sueca le otorgó el Premio Nobel de Economía a la economista estadounidense Claudia Goldin, por su recorrido para entender científicamente la brecha laborales y de ingresos. 

De acuerdo con el último informe sobre mercado de trabajo del Indec, en el segundo trimestre del año la tasa de actividad de las mujeres se ubicó en 51,5%, lo que da cuenta que “desde mediados del año 2021, ha permanecido en valores superiores al 50%”, aunque aún persiste una brecha con los varones de 18,3 puntos en la participación laboral. En igual sentido, las mujeres registraron una tasa de desocupación del 6,9% (brecha de 1,2 puntos) y un nivel de informalidad laboral del 39%, lo que equivale a 4 puntos más que los varones, lo que implica que “las mujeres están más expuestas a trabajos precarios, sin acceso a la seguridad social (aportes jubilatorios, obra social, entre otros) ni al resto de los derechos laborales”. 

En directa vinculación, se agrega que las mujeres también ganan menos dinero en los mismos trabajos. La brecha salarial alcanzó en el 2022 el 27,7%, por lo que las mujeres ocupadas tuvieron que trabajar 8 días y 10 horas más que los varones ocupados para ganar lo mismo en un mes, según datos oficiales. A su vez, en el segundo trimestre del 2023, la brecha fue del 26,6%: el ingreso medio de varones fue de $161.252 y el de las mujeres se ubicó por debajo en $116.584 (Indec). Resulta importante aclarar que al hablar de brecha salarial se hace referencia al conjunto de la masa salarial que perciben los varones sobre el conjunto de la masa salarial que perciben las mujeres y se estima dividiendo entre la diferencia del salario promedio de varones y mujeres y el salario promedio de los varones.

Estas brechas, que muestran las desigualdades para acceder y las condiciones en las que se dan gran parte de los trabajos son, a su vez, un factor principal de la problemática de la feminización de la pobreza en nuestro país. Según el informe “Igualar: La participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción” del Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género “las mujeres están sobrerrepresentadas en los deciles de menores ingresos” ya que 6 de cada 10 mujeres se ubican en los estratos bajos (deciles del 1 al 4), cuando en el caso de los varones dicha proporción resulta de 4 de cada 10. Además, "si tomamos el decil de menores ingresos observamos que está compuesto casi en un 64% por mujeres, mientras que en cambio son minoría en el decil de mayores ingresos (36%)".

“Si las mujeres ganaran menos que los hombres, las empresas estarían llenas de empleadas, pero como no es así, se puede ver que en cualquier empresa hay mitad varones y mitad mujeres”, señaló el candidato de LLA, en el primer debate presidencial en Santiago del Estero. Siguiendo esa lógica, al mirar los diferentes sectores productivos y considerando las brechas salariales antes mencionadas, la cantidad de mujeres debería ser, como mínimo, igualar a la de los varones, sin embargo esto no es así. Lo que escapa al actual legislador y que explica por qué las empresas no están llenas de mujeres pese a que “son más baratas" abarca un conjunto de razones que desde la Subsecretaría de Políticas de Igualdad en el Ministerio de Géneros sintetizaron partir de cinco puntos centrales.

El primero tiene que ver con los estereotipos sociales, que hacen que se asocie a las mujeres con una mayor idoneidad para realizar ciertas tareas, más asociadas a cuidados, salud, educación, y que exista una mayor expulsión de actividades industriales (que tienen salarios más altos) por una supuesta falta de capacidad o de fuerzas suficientes. Si bien esto fue cambiando en el tiempo explica bastante por qué las mujeres son el 88% en servicios de cuidados de personas mayores donde el salario promedio es nueve veces menor que el del sector hidrocarburífero, y donde la participación de las mujeres es de apenas 22%, de acuerdo a datos oficiales. Los varones son mayoría en los sectores de la industria (64,5%), transporte (85,8%) o construcción (96,8%).

Un segundo punto se vincula con las tareas de cuidado, es decir, al ocuparse las mujeres en mucha mayor medida del cuidado de familiares, esto es visto por las empresas como algo "negativo" en tanto “faltan más” al trabajo, lo que sumado a las licencias por embarazo, generan una clara tendencia a contratar varones, los que todavía tienen sólo 2 días de licencia por paternidad y rara vez faltan cuando se enferma un niño o adulto del hogar: las mujeres dedican 6:31 horas al día al trabajo de doméstico y de cuidados, y los varones sólo 3:40 horas. Por esto, un tercer punto tiene que ver con el tiempo, ya que 2,5 millones de mujeres en Argentina destinan todo el día al cuidado de su familia, sin contar con apoyos extra y sin tienen tiempo para tener un trabajo remunerado, lo que se evidencia en la brecha de casi veinte puntos en la inserción laboral a favor de los varones. 

Un cuarto aspecto refleja que los sectores donde sí predominan mujeres son aquellos peor pagos. Las mujeres son mayoría en los sectores de servicio doméstico (97,2%), salud (72,3%) y educación (71,5%), actividades que se encuentran socialmente asociadas a trabajos de cuidado y, por ello, con convenios colectivos que suelen ser más bajos por la menor valorización social y económica. Un quinto punto en complemento refiere a que, además, las mujeres enfrentan mayores obstáculos para acceder a puestos de dirección y de toma de decisiones ya que “solo el 5,4% de las ocupadas están en cargos de jefatura mientras que en el caso de los varones dicho indicador alcanza el 8,5%.”. 

Qué pasa en las industrias de nuestro país

“Cuando vos corregís por tareas, esa diferencia desaparece, si vos alguna vez hubieras pisado una empresa en serio, no la de los amigos, si vos tuvieras razón, tendría que estar lleno de mujeres”, le respondió el candidato Milei a su oponente electoral, el candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, al ser interpelado por este último respecto de la necesidad de políticas que reduzcan brechas de género.
Además de los datos oficiales sobre las brechas en la economía, relevamientos realizados por las propias cámaras empresariales al interior de las pequeñas, medianas y grandes empresas de nuestro país muestran que la participación de las mujeres en el sector productivo es bastante desigual en cuanto a puestos, ingresos y dirección. 

Puntualmente, las mujeres representan solamente un 19% del empleo registrado en la industria del país. Los datos se desprenden de un informe de la Unión Industrial Argentina (UIA) donde se señaló que si bien “en las últimas tres décadas la participación de las mujeres en el mercado de trabajo creció significativamente, pasando la tasa de actividad del 35% a principios de 1990 al 50% en 2022, durante los últimos años registra un amesetamiento que dificulta el cierre de las brechas existentes”. Los varones, por su parte, alcanzaron una participación en torno al 70%. La encuesta realizada por la cámara industrial a 416 empresas de diversas actividades muestró además que existe una marcada heterogeneidad en cuanto a los sectores industriales donde se da esa participación.  Al interior de la industria un 57,5% de las mujeres se encuentra en la actividad de Confecciones, seguido por un 30,8% en Radio y TV y un 26,4% en textiles, entre los tres de mayor porcentaje. En otro extremo las mujeres son solo el 9,8% de la rama Automotores y Minerales y Metales, apenas llegan al 6% de participación, lo que da cuenta de una mayor feminización de ciertas actividades mientras que en otras es minoritaria y casi inexistente su presencia.

Otro aspecto que se destacó en el relevamiento a empresas es que las brechas se acentúan en los hogares con presencia de niños y niñas. “Mientras que en los hogares sin presencia de menores de 4 años la brecha es de 14 puntos, en los que sí hay menores la brecha de participación laboral alcanza los 34 puntos”. Se agregó que la participación en cargos directivos todavía es baja ya que “sólo 1 de cada 4 empresas grandes y 1 de cada 3 PyMEs tiene más del 20% de mujeres en cargos directivos”. Según la Red de Mujeres en la Industria solo el 22% de las empresas que cuentan entre 40 y 200 empleados pertenecen a una mujer, el 55% de las mujeres emprendedoras fueron trabajadoras en relación de dependencia anteriormente y 7% de las posiciones directivas en grandes empresas son ocupadas por mujeres. 

Por su parte, el último informe del 2023 del Indicador de Participación de la Mujer en las Pymes (IPAMUP) que mide de forma anual la evolución de las mujeres en la actividad pyme del país y es elaborado por el sector de Mujeres Empresarias de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), señaló que el 50,3% de las pymes del país están lideradas por mujeres, destacando que “la participación de la mujer en las pymes creció 7,4 puntos con respecto al año anterior (42,9% en 2022)”. No obstante, al desagregar por actividad se observó que en el caso de las mujeres en la industria pyme, “solo el 9% de las empresas industriales del país son dirigidas únicamente por mujeres, frente al 58% que son conducidas por hombres y al 33% que tiene al frente miembros de ambos sexos”, A su vez, en el 44,4% de las industrias encuestadas las decisiones son tomadas por una mujer o una mujer y un hombre. Los rubros donde relevaron mayor representación femenina fueron Textil e indumentaria (46,9%) y Alimentos y bebidas (48,7%). En cambio, la brecha se amplía en más baja participación en Madera y Muebles (38,2%) y Papel e Impresiones (34%). Un dato no menor, es que según CAME, el 45% de las encuestadas en el sector industrial indicó haber sufrido alguna discriminación por cuestiones de género.

Además, la encuesta indagó también en el porcentaje de trabajadoras en relación de dependencia en la industria. El resultado arrojó que el 25% de las empleadas son mujeres contra un 75% de varones. “La industria sigue siendo una actividad muy sexista, no sólo la participación promedio de la mujer es baja sino que en actividades como material de transporte o productos químicos y minerales no metálicos es prácticamente nula”, expresaron desde este sector.

En el caso de las pymes comerciales se reducen, en parte, las brechas ya que “el 28% de los locales comerciales son propiedad de mujeres, frente al 49% que pertenecen a hombres. En cuanto a la participación, el 56,3% de los comercios encuestados indicaron que las decisiones son tomadas por una mujer o una mujer y un hombre. Además, el 35% de las empresarias encuestadas en el sector comercial indicó haber sufrido alguna discriminación por cuestión de género”. En cuanto al porcentaje de empleadas en los comercios de las encuestadas, el 35% son mujeres y el 65% hombres. Respecto al financiamiento de las mujeres empresarias estudios recientes sobre inclusión financiera indican que solo el 20,5% de las empresas lideradas por mujeres utiliza créditos bancarios para financiar su inversión, mientras que la cifra asciende a 42,9% en el caso de los hombres.

Es en este escenario que el ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD) viene impulsando el llamado Sello Igualar al que ya adhirieron más de 35 empresas del país que a su vez conforman la Red de Empresas para la Igualdad. El Sello Igualar es un instrumento que busca reducir las desigualdades de género y también impulsar espacios laborales inclusivos y libres de violencias.

Dos ejemplos concretos de esta política son el caso de la empresa Nucleoeléctrica Argentina, a cargo de las tres centrales nucleares del país, que comenzó a trabajar a fines de 2020 con un convenio de asistencia técnica y ya incrementó al 3% el personal femenino en su nómina, así como en Aerolíneas Argentinas, se destacó haber incorporado la primera piloto transgénero de toda Latinoamérica y alcanzado un 30% de participación de mujeres trabajadoras y un 27% en cargos directivos. Se sumó recientemente la puesta en marcha de una nueva norma IRAM: el Sistema de Gestión en Equidad de Género (SIGEG 57001) que es aplicable a cualquier organización sin importar su tamaño, tipo o las actividades que realiza con el fin de promover la equidad de género mediante la reducción de las brechas.

Los cuidados: el sector que más aporta al PIB

Las tareas domésticas y de cuidado son la actividad que más aporta a la economía: representan un 16,8% del PBI. A su vez, estas son tareas realizadas, en su mayoría, por mujeres de manera gratuita. De esa manera, resultan el sector de mayor aporte en toda la economía, seguido por el comercio (16,7%) y la industria (15,3%). En total, se estima un aporte de $17.254.644 millones de pesos, según datos de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género.

Históricamente, las tareas como planchar, cocinar, hacer las compras, hacer trámites y pagar servicios, lavar, limpiar, ordenar, así como el cuidado de infancias, personas adultas mayores y de personas con discapacidad que requieren apoyos, no se reconocen como productivas y no se identifica su aporte a la economía. De allí la importancia de la decisión del Ministerio de Economía que comenzó a medir su peso en el PIB dando cuenta de que “estas tareas no sólo son costosas para las personas que las llevan a cabo, particularmente para las mujeres, sino que también generan un gran aporte a la economía. Además, permite dimensionar que el sector de los cuidados es un sector estratégico a la hora de pensar el desarrollo del país”. 

De acuerdo a lo revelado, en Argentina se dedican 146,1 millones de horas diarias de trabajo gratuitas a las tareas del hogar y los cuidados. El 70,2% de estas tareas son realizadas por mujeres y en términos de valorización monetaria, las mujeres aportan el 70% ($12.077.305 millones) y los varones, el 30% ($5.177.339 millones). Es decir, las mujeres aportan más del doble al PBI en el sector con mayor relevancia y más invisibilizado de toda la economía nacional. Si se considera exclusivamente la contribución de las mujeres a este sector, y a la economía en general, que equivale a $12.077.305 millones al año (para 2022, al valorizar el trabajo que realizan), el aporte equivale a más de dos veces el tamaño del sector de Transporte y Comunicaciones o casi cuatro veces lo que aporta el sector de la Construcción. 

El aporte de los cuidados al PBI fue similar a los años anteriores: en el 2019 fue del 15,9%, en el 2020 fue del 15,3% y en el 2021 fue del 17,7%.