Crisis del sector yerbatero: productores locales en riesgo por la desregulación de precios, apertura importadora e intervención del INYM

Este martes familias productoras de Misiones, más de 13 mil, llegan a Buenos Aires para hacer oír sus reclamos. La caída del precio de la hoja verde pone en jaque la cosecha mientras los Molinos importan de países limítrofes. El Destape habló con productores, tareferos y especialistas del sector.

03 de junio, 2024 | 00.05

Este martes los productores de yerba mate de Misiones llegan a Buenos Aires con el objetivo de visibilizar la situación que está padeciendo un sector clave de la economía provincial debido a la desregulación de precios y la desarticulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), promovido por el DNU 70/2023 del gobierno nacional. Tras la entrada en vigencia del decreto, los pequeños y medianos productores, cerca del 90% del total, se enfrentan a un juego desigual donde apenas 10 grandes molinos -que compran el 75% de la producción- determinan el valor de la materia prima, llevando a que en solo seis meses cayera más de 20% lo que cobran por su producción.  

Si bien antes existía un organismo estatal que fijaba un precio mínimo a pagar, así como estándares a cumplir buscando garantizar la calidad de la principal infusión nacional, la ausencia de designación de autoridades en el INYM, deja sin demasiadas herramientas a la producción local que desde hace días realiza jornada de protesta en una provincia atravesada por diferentes focos de conflicto con otras actividades y sectores del trabajo. En Misiones, unas 13.500 familias productoras y pequeñas cooperativas dependen del sector yerbatero a lo que se suman unos 15.000 tareferos -quienes cosechan la hoja a mano- que viven de la actividad. Su destino hoy está sujeto a un mercado que, concentrado en pocos actores, amenaza con volver a las condiciones de hace veinte años atrás, cuando tras las políticas de desregulación del menemismo y la crítica situación del sector por los bajos precios de los productos, la organización y lucha conjunta -con un emblemático tractorazo en mayo de 2001- había dado paso al instituto regulador. 

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El Destape habló con productores, tareferos y especialistas del sector para conocer qué está pasando en el sector y por qué la desregulación económica podría -según advirtieron- no solo afectar las economías familiares con impacto en la calidad de vida de la población local, sino dar paso también a un modelo productivo cada vez más concentrado y con mayor presencia extranjera en esas tierras

La situación del sector

La actividad yerbatera se enfrenta a un contexto de serias dificultades que tiene como epicentro el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 que el gobierno nacional de Javier Milei puso en vigencia desde diciembre pasado y sobre el que, pese a que ya pasaron cinco meses, aún no se expidió la Cámara de Diputados Nacional ni el Poder Judicial .El efecto principal del DNU es la desregulación total de la economía nacional, sumado a las políticas que promueven la apertura indiscriminada de importaciones, y el cierre o desarticulación de organismos e institutos estatales que tenían un rol central en el desarrollo de las diferentes economías regionales del país. Al respecto, todo ello viene perjudicando a productores y cooperativas de yerba mate de Misiones y a diferentes eslabones de la cadena productiva de una jurisdicción que abarca el 80% de la producción total del país. En lo concreto, bajó considerablemente el precio que se paga por la materia prima -por la desregulación y fuerte concentración del sector, y la importación de países limítrofes- afectando a la producción local y el empleo.

“Teníamos un precio regulado por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) que llegaba a 370 pesos. Ese precio en secadero está compuesto por el gasto del operario -lo que llamamos tarefero- que está entre 40 y 50 pesos por kilogramo, después el costo de flete que también está entre 35 y 50 pesos, es decir suman entre 80 y 100 pesos, y lo restante queda al productor. Sin embargo, hace semanas luego de la desregulación del INYM, el precio de la yerba mate puesto en secadero bajó de 370 pesos a entre 290 y 310 pesos, afectando principalmente al productor, porque mientras cayó el precio de la yerba no pasó lo mismo, por ejemplo, con el costo del combustible, sumado a que le tiene que quedar un porcentaje para comprar insumos y volver a producir este año. Por esto, la situación es bastante crítica como pasa cada vez que hay pocos que manejan cualquier mercado, que es lo que ocurre con los molinos acá”, detalló en diálogo con El Destape, Horario, de familia productora yerbatera de San Vicente, Misiones, y asesor de productores en la zona. 

Cabe destacar que en un 90% se trata de pequeños productores (entre una y 15 hectáreas de extensión), siendo más de 13.000 familias involucradas en la parte productiva que -según precisaron productores a este medio- realizan la cosecha de forma manual, a diferencia de lo que ocurre en Corrientes, la otra provincia donde existen plantaciones, con mayor mecanización de la actividad y mayor predominio de grandes empresas que acaparan diferentes eslabones. La gran cantidad de productores genera una producción anual de hoja verde que ronda las 800.000 toneladas anuales según un informe del Centro de Estudios Agrarios (CEA), no obstante el mercado está totalmente concentrado. Según la misma fuente, 10 grandes empresas industriales concentran casi el 75% de las compras primarias, al punto de que la dos primeras -Establecimiento Las Marías (marca Taragüí y otras) y Liebig (marca Playadito) concentran el 34% del mercado, y junto a  CBSe (misma marca) y La Cachuera (marca Amanda) llegan a casi la mitad del total de participación, con ventas por más de 130 millones de kilos. Le siguen, Molinos (marca Nobleza Gaucha) con 5,5%, Hreñuk (marca Rosamonte) con 5,5%, Grupo Cordeiro (marca Verdeflor) con 4,2%, Andresito (misma marca) con 3,7%, Cachamai (igual marca) con 3,4% y J. Llorente y Cía.. (marca La Tranquera) con el 2,8%. 

La fuerte baja en el precio mínimo que los molinos pagan alos productores por la hoja verde los afecta en particular en estos meses donde ocurre el mayor flujo de cosecha de yerba mate. “Entre mediados de mayo y mediados de julio es el mayor flujo, porque se cumple el ciclo por una cuestión fisiológica y también del suelo, por eso se baja el precio en estos 60 días. Es decir, el productor no puede aguantar un mes más, si no se cosecha empieza a caer la hoja y se pierden kilos, y va a seguir perjudicándose. Entonces el molino se aprovecha para comprar muy barato y tener capacidad de stock, y en el final del ciclo productivo entre la última semana de julio donde hay poco flujo van a aumentar”, agregó Horacio, estudiante avanzado de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ciencias Forestales (UNaM). Otro aspecto mencionado tiene que ver con que los productores reciben pagos a 30 y 60 días, lo que los afecta en un contexto de suba de precios generalizada. 

El DNU 70/2023 desarticuló el INYM -vigente desde hace 22 años- que quedó acéfalo y sin actividades al momento, afectando a la mayoría de pequeños productores misioneros frente a diez molinos que compran la materia prima, facilitando que eso pocos actores del mercado impongan -sin regulación del Estado – precios a casi la mitad del valor de seis meses atrás. A su vez, el organismo también cumplía un rol vinculado a promover capacitaciones, financiar investigaciones, buscar financiamiento para inversiones y garantizaba la calidad de un producto que se consumo en todo el país. Desde la Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones (APAM) señalaron al respecto que “es necesario mantener, sostener y proteger al INYM, con todas sus facultades según la ley 25.564, que fuera desregulado quitando sus atribuciones que posibilitan el sostenimiento de los productores, afectan la sustentabilidad del sector y desconocen una necesidad para miles de persona de la actividad yerbatera”. Asimismo, alertaron que “llevará a una mayor concentración del sector” y perjudicará a “13.500 familias productoras y 15.000 familias de trabajadores rurales, con un nefasto impacto social y económico para esta parte del país”. 

El contexto actual remite a lo ya sucedido en esta provincia cuando en la década del ’90, también por decreto, se eliminó la entonces Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM), predecesora el INYM, que fue resultado de largos reclamos de las familias productoras que ahora ven volver el tiempo atrás, y comienzan a manifestarse -lo hicieron recientemente frente a la sede del organismo en Posadas- en reclamo por la propia subsistencia. “Es un retroceso terrible, se volvió a la desregulación de Menem del 91, donde producto de ello la producción se concentró bastante. Después, desde el 2002 con el INYM, se empezó a actuar de manera efectiva y racional y eso mantuvo la producción a muy buenos niveles y garantizó una redistribución real de los ingresos, ahora se corre peligro nuevamente”, analizó al ser consultado Víctor Rosenfeld, agrónomo, especialista en desarrollo rural, y quien fuera docente de Economía agraria en la Universidad Nacional del Nordeste en Misiones. El especialista indicó “se suma que está abierta la importación de yerba canchada -antes de moler- por lo que los siete u ocho grandes molinos están manejando todo y creando otra vez una situación oligopólica muy similar al momento que se vivía antes de la creación del Instituto, que llevó una larga lucha”. 

Sobre este punto, por la apertura de importaciones también favorecida por el DNU libertario que de hecho eliminó impuestos a la importación de alimentos, la producción misionera debe competir con materia prima que ingresa de Paraguay y de Brasil. Silvia Do Santos, es productora de yerba mate de la localidad de Comandante Andresito, y en diálogo con este portal remarcó “el gobierno actual abrió las importaciones y está entrando yerba de Paraguay y Brasil a bajos precios, por lo que los pequeños productores no podemos vender o nos pagan a un menor precio y con cheques a plazo de 60 a 90 días, lo que nos deja sin salida porque no podemos retener más tiempo la cosecha, son cinco o seis meses, y con eso después vivimos todo el año vivir todo el año. La mercadería, el combustible están muy caros, tenemos también que limpiar la chacra, y con lo que nos pagan no nos alcanza para producir y vivir.” En igual sentido Iván Sand, productor de la cooperativa Yerbal Viejo, expresó “como familia de productores de yerba, como cooperativa, exigimos que se retroceda en el DNU, que se vuelva a poner en plena vigencia el Instituto Nacional de la Yerba Mate, como está en la ley original que durante 20 años ha funcionado correctamente y ha generado previsibilidad en los precios y en la actividad. Exigimos también que se designe a un presidente al frente del instituto y que se vuelva nuevamente a trabajar como se venía trabajando antes del DNU del presidente de la Nación”. Un punto que agregan los productores es la “mala calidad” de los productos importados que podría afectar el consumo interno -más de 300 millones de kilos- así como lo que se envía al exterior, en torno al 10% de la producción. 

Irene Escalada es tarefera de la localidad de Montercalo, y contó a este medio la difícil situación que atraviesan las y los trabajadores misioneros.El pago no es bueno, 100 kilos se pagan 3.150 pesos y se estaba tratando de arreglar para subir el precio pero hasta ahora no pasó, debería llegar a los 5.000, pero en julio/agosto ya para la cosecha o sea que quedaría para el año que viene. El pago es por quincena y con la situación de este gobierno es muy difícil soportar quince días sin cobrar. No hay respuestas, además los tareferos teníamos una tarjea social en la provincia que nos habilitaba para comprar mercadería, pero tampoco funciona. Está difícil, los colonos no pueden cosechar porque no cierra lo que se les paga, pero a su vez no pueden esperar porque se cae toda la hoja, y estando así los tareferos no ganamos lo suficiente para llegar a fin de mes”. La trabajadora remarcó que el panorama es cada vez más complicado por el alza en alimentos y tarifas: “un tarefero que a veces trabaja tres días a la semana apenas gana para harina, aceite y algo de carne, además nuestro trabajo es temporario empezamos en abril y en agosto paramos si no hay mas yerba”. 

Unos 15 mil tareferos trabajan en la cosecha a mano. Se estima que, considerando a quienes se desempeñan en los secaderos, en los molinos y el transporte, el sector abarca a cerca de 40 mil personas que dependen de la actividad, sumado a las familias de productores.

Marcha a Buenos Aires y reclamo de escucha

Los reclamos del sector yerbatero continúan, y esta semana tendrán como epicentro la Capital Federal ya que los productores se movilizarán el martes frente a Casa Rosada para “visibilizar la situación ante los medios de prensa”. Realizarán también a las 14hs un abrazo “mateando al Obelisco” donde entregarán yerba mate a la población. 

“Si no se hace algo vamos a un modelo productivo y a un proyecto del país, muy concentrado, donde se impone la producción en pocas manos en grandes superficies con alta tecnología, se disminuye la mano de obra, y eso produce además la migración de la población. Misiones puede llegar a producir mucho más, pero estas condiciones que se promueven no son favorables para el desarrollo local. No podemos ir a un modelo como el caso del litio, que vienen de afuera y lo sacan y se van, porque a su vez en este caso particular se trata de una actividad anclada en el consumo del mercado interno, por eso se necesita de una regulación que sea favorable a la producción de la región y al empleo local”, evaluó Víctor Rosenfeld.

En este esquema, los productores ponen la mira también en lo que suceda en el Senado en el marco del debate de la llamada “Ley Bases” que refuerza la desregulación del propio DNU y respecto de la que, al momento, los senadores de Misiones manifestaron su apoyo al dictamen del oficialismo, mientras se sostienen conflictos con diferentes actores de la provincia que exigen ser escuchados a nivel local y nacional. 

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